La complejidad de educar a un niño de voluntad firme: poner límites claros en lugar de castigos y trabajar la paciencia y empatía.
Las familias no pueden caer en el estigma de pensar que un menor con mucho carácter, que lo vive todo con elevada intensidad y siempre quiere salirse con la suya es un niño malo o mal educado, porque es su carácter quien le hace actuar...