05 Feb Un remedio contra el envejecimiento
El envejecimiento es algo que le ocurre a las personas que han perdido la pasión por la vida, que no tratan de mejorar cada día.
ROBERTO DÍAZ Y DÍAZ (Médico Pediatra, conferenciante)
Existe un remedio contra el envejecimiento del que nadie habla. Se llama “aprender”. Mientras seas capaz de aprender algo nuevo todos los días, de ampliar tus conocimientos personales, y de mejorar tu forma de pensar, no podrás envejecer.
El envejecimiento es algo que le ocurre a las personas que han perdido la pasión por la vida, que no tratan de mejorar cada día, y se han apartado de sus sueños, ilusiones y aspiraciones.
Si le preguntas a cualquier psicólogo ¿cuál es una de las mayores necesidades del ser humano? Te va a responder “la de pertenecer”. Y pertenecemos cuando servimos, cuando ayudamos o cuando somos útiles a nuestra sociedad.
“Pertenecemos”, cuando estamos contentos, eso es “cuando estamos contenidos”. Contenidos de algo que hacer, de algo que amar y de algo que esperar. Y pertenecemos, cuando trabajamos en nuestras relaciones humanas.
Pero ¿Cómo podemos fortalecer nuestras relaciones humanas, y ayudarnos a pertenecer? Parecerá complicado pero lo podemos hacer simple. Primero “sé la persona mas positiva que conozcas”. Eso te va a generar alegría física y espiritual y te va a llenar de un sentido increíble de pertenencia.
Segundo: “sé abierto y habla con franqueza”. La sinceridad y la congruencia entre lo que decimos y hacemos es básico y elemental en nuestras relaciones humanas. Ser abierto de mente y franco en nuestras relaciones, nos dará salud mental.
Un tercer punto muy importante es: di “por favor” y “gracias”. Asimismo, “sé puntal”. El ser agradecidos de todo lo que Dios nos regala, el saber agradecer y adornarlo con nuestra puntualidad, será un tripie increíble para triunfar en la vida, y aprender a relacionarnos con nuestros semejantes.
El quinto punto es sencillo y muy eficaz: “promete menos y cumple más”. Nunca hay que prometer lo que de antemano sabemos que no vamos a cumplir. No olvidemos que las promesas se las lleva el viento, y las acciones edifican nuestro carácter y fortalecen nuestros valores.
El sexto punto es: “deja a la gente mejor de lo que la encontraste” y “sé amistoso y afectuoso”. Trata que cuando llegues a una reunión lleves la música y la alegría, y al quitarte las personas te extrañen. El ser amistoso y afectuoso es una credencial para tu éxito personal y tu realización laboral y social.
“Sé un formidable oyente que sabe escuchar”. Es el séptimo punto para pertenecer y crecer en tus relaciones humanas. Dios nos dio una boca para hablar y dos oídos para escuchar. No olvidemos que el necio sólo habla y el sabio sabe escuchar.
El octavo punto, siento que es el mejor: “Conviértete en alguien apasionado por las personas”. Ser apasionado por nuestro prójimo, en servirlo, ayudarlo, estimularlo y serles útiles en su crecimiento como seres humanos. Hay que pensar que nosotros somos los regalos de Dios a nuestro prójimo, y por medio de nosotros Dios va actuar.
Y el noveno y décimo puntos son: “Sonríe mucho”, y “trata a las personas siempre con respeto”. Tu sonrisa adorna tu cara, y el respeto a tus semejantes te hace una persona respetable y respetuosa.
Sí, estos conceptos son un remedio para no envejecer, y te van a llenar de un sentido increíble de pertenencia. Harán que empieces de nuevo a nacer en un hombre nuevo, joven y jovial.
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