27 Ene Un estudio sugiere que las personas que beben té tres veces por semana viven más tiempo.
Una investigación observa menor incidencia de enfermedades cardiovasculares en personas que consumen esta sustancia.
Agathe Cortes
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y lideran el 31% de las muertes registradas. En China, el derrame cerebral y la cardiopatía coronaria ocupan ahora los dos primeros puestos de mortalidad. Frente a ello, unos investigadores pertenecientes a diferentes instituciones chinas han analizado las propiedades del té y sus beneficios sobre la salud. La conclusión es que consumir esta infusión de manera habitual, y en especial el té verde, reduce los fallecimientos por estas enfermedades y los riesgos de padecerlas. Las personas que beben té tres veces por semana tienen una esperanza de vida 1,26 años más larga, según los resultados del estudio que se publicó recientemente en The European Journal of Preventive Cardiology.
Los científicos han utilizado los datos de 100.902 adultos chinos de los cuales el 31,6% tomaba té al menos tres veces por semana. La mayoría de los consumidores habituales eran hombres, fumadores y bebían alcohol. Lo que han constatado a lo largo de más de siete años de seguimiento es que la cantidad de episodios de enfermedades cardiovasculares relacionadas con la aterosclerosis es menor en ese porcentaje de participantes y la mortalidad se reduce hasta un 30% de media.
Dongfeng Gu, coordinador del estudio e investigador del departamento de epidemiología de la Academia de Ciencias Médicas china, precisa que «los riesgos de enfermedades cardiovasculares se reducen en un 39% si se mantiene el hábito durante al menos ocho años». Según los resultados del estudio, los efectos fueron más notables con el té verde, aunque la proporción de consumidores habituales de té negro fue relativamente pequeña (8% de los participantes). El té negro pasa por un proceso de aireación por lo que sus polifenoles se oxidan, degradan y pierden su actividad. El té verde tiende por lo tanto a ser la mejor alternativa por su capacidad de retardar las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
Francisco J. Plou, científico del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), piensa que este estudio es exhaustivo y completo, pero algo le sorprende. «Lo que más me llama la atención de este trabajo es que califican de consumidor habitual al que bebe té tres veces por semana. Me esperaba un listón más alto», explica. «En una taza de té verde hay unos 80 miligramos de flavonoides, lo que implica que un consumidor habitual, según el estudio, ingiere 240 miligramos por semana de estos compuestos antioxidantes», puntualiza el investigador del CSIC.
De China a Occidente
Gu previene que estos beneficios del té sobre la población asiática no pueden extrapolarse a la de Occidente. En primer lugar, las personas occidentales suelen beber té agregando azúcar o leche, lo que podría anular los efectos saludables del consumo. Luego, beber té es parte de una herencia cultural y sus efectos pueden verse afectados por otros hábitos alimenticios o estilos de vida. El autor del estudio añade que otros alimentos o bebidas que tienen componentes parecidos, como los pimientos, las cebollas y las moras por ejemplo, también pueden ser opciones saludables. “Aunque la frecuencia exacta de consumo para otras alternativas necesita más estudios, es cierto que la adhesión a largo plazo a un patrón dietético saludable resulta beneficioso”, concluye.
El doctor Vicente Arrarte de la Sociedad Española de Cardiología asevera que el comportamiento de un alimento es complejo y es difícil evitar sesgos. El médico no receta beber té verde a sus pacientes pero es consciente de que tiene beneficios sobre la prevención de enfermedades cardiovasculares, como el café. «Hubiese sido muy importante analizar además el comportamiento y las rutinas de la persona, como por ejemplo si práctica ejercicio y lo que come», precisa. Arrarte insiste en que no tenemos la misma cultura que los asiáticos y que aunque la gente es más conocedora de los hábitos saludables, no se llevan a cabo. «No tenemos una cultura saludable y creo que, antes de aumentar las dosis de té, tendríamos que comer mejor», opina en armonía con el discurso de Gu.
El aceite de oliva: una posible alternativa
Los flavonoides del té protegen de las inflamaciones y reducen el estrés oxidativo en nuestro organismo, que es el causante de muchos procesos degenerativos para la salud. En España las únicas plantaciones de té se dan en Galicia porque las condiciones de clima y suelo son propicias para el cultivo de Camellia sinensis, según asegura Plou. Pese a la escasa producción, el experto está convencido de que es posible adaptar en Occidente un régimen parecido a los chinos adaptado a nuestras rutinas y tradiciones. España, por ejemplo, es el segundo país del mundo, después de Grecia y junto a Italia, que más aceite de oliva consume, con unos 0,8 litros por persona al mes, según datos de Aceitel. El científico español compara sus beneficios sobre la salud con los del té verde.
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