Solidaridad Intergeneracional reclama a las instituciones planes específicos para garantizar la salud mental, sobre todo en el medio rural

Solidaridad Intergeneracional reclama a las instituciones planes específicos para garantizar la salud mental, sobre todo en el medio rural

  • Alertamos sobre la grave carencia de recursos y atención psicológica en los servicios dirigidos a las personas mayores y con discapacidad mayores, que se agrava en el medio rural.

  • Exigimos respuestas públicas firmes, que garanticen acompañamiento, prevención y apoyo integral a lo largo de la última etapa de la vida.

  • Instamos a las administraciones públicas a incorporar de manera urgente sus demandas en los próximos presupuestos y planes de salud, recordando que el bienestar emocional es esencial para un envejecimiento digno.

Madrid, 9 de octubre de 2025.- Con motivo de la conmemoración, el 10 de octubre, del Día Mundial de la Salud Mental, Solidaridad Intergeneracional se suma a la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) para alertar sobre la grave carencia de recursos y atención psicológica en los servicios dirigidos a las personas mayores y con discapacidad mayores. Por este motivo, ha lanzado un llamamiento urgente a las autoridades sanitarias, sociales y políticas, para que consideren la salud mental de este grupo de población como una prioridad en la agenda pública.

En dicho llamamiento, ha puesto de manifiesto que, en un contexto de envejecimiento demográfico acelerado y múltiples factores de riesgo psicosocial, resulta imprescindible reforzar las políticas integradas que garanticen atención, prevención y apoyo real a quienes viven esta etapa vital.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Ministerio de Sanidad, los problemas de salud mental afectan a un porcentaje creciente de la población conforme avanza la edad, siendo especialmente prevalentes en el grupo de mayores de 85 años. Por otro lado, la Encuesta de Salud de España (ESdE) de 2023 revela que el 14,6% de los adultos presenta un cuadro depresivo y el 8% uno severo, aunque estas cifras tienden a agravarse en función de la edad y el género.

Este malestar emocional no surge de manera aislada, sino que se ve agravado por factores sociales como el aislamiento social y la soledad creciente, a lo que se suman el envejecimiento acompañado de enfermedades crónicas, dependencia, discapacidad, la pérdida de seres queridos, los cambios vitales que conlleva la jubilación y la persistencia del edadismo, que margina y resta valor a las personas que envejecen.

"Instamos a las administraciones públicas a incorporar una serie de demandas en los próximos presupuestos y planes de salud, recordando que el bienestar emocional es esencial para un envejecimiento digno".

Estas circunstancias incrementan la vulnerabilidad psicológica y exige respuestas públicas firmes que garanticen acompañamiento, prevención y apoyo integral a lo largo de esta etapa de la vida.  Porque “el bienestar psicológico está afectado por factores sociales, económicos y culturales a los que se suman pérdidas que se viven en esta etapa de la vida, como  puede ser la salud, la movilidad, las redes sociales, la falta de recursos y de servicios, especialmente en el medio rural.

La atención primaria en el medio rural es el punto acceso para las personas mayores, y han de ser palanca para alcanzar activamente el objetivo de una buena salud mental, detectando precozmente y facilitando el tratamiento en transtornos mentales. Por ello, insiste en que deben ser sistemas orientados a la comunidad e incluir equipos multidisciplinares, además de mecanismos para la coordinación de la atención social y los cuidados de la salud mental.

La OMS, y sociedades científicas interdisciplinares vienen insistiendo en la necesidad de abordar de forma específica la salud mental en la última etapa de la vida, al igual que ocurre en las primeras (infancia y adolescencia). La necesidad de esta especificidad se hace urgente por la complejidad de los problemas físicos, mentales y sociales que acumulan simultáneamente las personas mayores, especialmente las octogenarias y nonagenarias, que concentran la mayor cifra de pacientes “psicogeriátricos”.

Reivindicaciones que compartimos con otras entidades

Instamos a las administraciones públicas a incorporar una serie de demandas en los próximos presupuestos y planes de salud, recordando que el bienestar emocional es esencial para un envejecimiento digno:

  • Planes de salud mental específicos para personas mayores a nivel estatal y autonómico, que incluyan objetivos medibles para reducir suicidios, mejorar diagnósticos y ampliar la cobertura de atención psicológica, con presupuestos suficientes garantizados y con perspectiva rural.
  • Detección precoz y seguimiento sistemático mediante cribados rutinarios para depresión, ansiedad y deterioro cognitivo, con rutas claras de derivación y seguimiento para quienes presentan riesgo.
  • Refuerzo de profesionales especializados en psicogeriatría con el aumento del número de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales formados en geriatría y salud mental, especialmente en Atención Primaria, residencias y servicios comunitarios.
  • Atención psicológica accesible, de manera que se garantice que las personas mayores con síntomas de depresión, ansiedad o aislamiento reciban tratamiento psicológico sin barreras, reduciendo listas de espera y asegurando que el abordaje no se limite a la medicación.
  • Programas, desde las administraciones locales, contra la soledad, el aislamiento y el edadismo, con la financiación de iniciativas comunitarias, culturales y de voluntariado, así como campañas de sensibilización para eliminar prejuicios hacia la vejez.
  • Políticas de prevención del suicidio que incluyan manera explícita y específica a las personas mayores, con acciones adaptadas a sus condiciones particulares.

Finalmente, junto a la PMP ha concluimos que la salud mental en la vejez no puede seguir siendo la gran olvidada y es un derecho básico que debe estar garantizado en todas las edades de la vida, y requiere un esfuerzo multisectorial donde la salud, incluida la atención a la salud mental, sea un eje transversal de todas las políticas para lograr calidad de vida.

Solidaridad Intergeneracional

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