29 Jun Secuelas psicológicas del coronavirus: cómo combatir los pensamientos negativos y el miedo al mañana.
«¿Y si hay un rebrote? ¿Y si nos vuelven a confinar? ¿Qué va a pasar con el trabajo? ¿Y con los colegios?».
Redacción Zen
Estos y otros pensamientos recurrentes disparan la ansiedad, el miedo y la incertidumbre. «Es preciso cambiar el pensamiento condicional e intentar mantenernos en el momento presente, en lo que ocurre aquí y ahora, sin pronosticar ni anticipar nada sobre el futuro», recomienda Tamara Navas, psicóloga del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, que ha impartido una sesión clínica sobre la afectación emocional de la desescalada en ‘Star al Día’.
Pese a la mejora epidemiológica de la pandemia, hay muchos problemas de salud mental que se han generado en estas semanas, que aún persisten y, incluso, pueden hacerse aún más agudos con la llegada de la ‘nueva normalidad’: «Seguimos instalados en esa montaña rusa de emociones, que nos ha llevado desde la negación hasta la culpabilidad, pasando por el miedo, la incertidumbre, la angustia, la ansiedad, etc. Pero hay que seguir insistiendo en que todos, no importan nuestras circunstancias personales, tenemos derecho a quejarnos, a tener miedo, en definitiva, a sentir«.
Ante la inevitabilidad del sufrimiento, que forma parte intrínseca de la vida, Navas asegura que es recomendable normalizar las emociones y nunca negarlas, porque son en el fondo una valiosa fuente de información que nos permite saber más sobre nuestro estado de ánimo y, en última instancia, sobre nuestra salud mental.
GESTIÓN EMOCIONAL
La vía para conseguir normalizar las emociones es aprender a gestionarlas Para ello, hay diversas técnicas, divididas en tres grupos: emocionales, cognitivas y fisiológicas.
Las primeras parten de la necesidad de la emoción y del valor de su función: «Si las normalizamos en exceso, viéndolas como algo habitual, no las podremos trabajar para sacar partido de su significado. Hay que aprender a no reprimirlas, a conectar con ellas y a tomar su manifestación física como una alerta«. Entre las técnicas emocionales recomendables, Navas cita la elaboración de un diario, en el que poder anotar nuestras sensaciones del día a día y que nos ayude en el autoconocimiento.
Las herramientas cognitivas constituyen el segundo gran grupo de opciones para mejorar la salud mental y se dirigen, sobre todo, a reducir el alcance de estados como la exageración, la generalización o la personalización, que por lo general agravan los estados de ansiedad e incertidumbre. «Nos van a ayudar a cambiar pensamientos, no solo los condicionales como hemos visto. Por ejemplo, la confrontación de pareceres, que nos ayuda a generar otras opiniones y alternativas que oponer a los que ya tenemos y que nos están dañando».
También podemos recurrir las fisiológicas (relajación, respiración…): «Por ejemplo, la respiración diafragmática es ideal para reducir el estrés porque reduce la hiperventilación». Navas cita también otras opciones como la visualización de imágenes que nos hagan sentir bien, a modo de estímulo, y lógicamente cita una de las más nombradas en los últimos tiempos: el mindfulness. «Nuestro cerebro es experto en anticipar y esta técnica precisa de mucha atención al presente. Requiere mucha práctica y entrenamiento concienzudo. Eso sí, si logras empatizar con la emoción que te ha llevado hasta ahí, podrás obtener grandes mejoras en tu salud mental».
https://www.elmundo.es/vida-sana/mente/2020/06/24/5ef1a508fdddffbf618b4637.html