02 May «Para envejecer bien hay que prepararse desde la infancia»
José Manuel Ribera es uno de los pioneros de la especialidad de Geriatría en España
INÉS GALLASTEGUI | GRANADA
El doctor José Manuel Ribera Casado (Valladolid, 1940) creó en 1984 en el Hospital Clínico de Madrid el primer servicio de Geriatría en un gran centro sanitario en España. Ha sido presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, es académico de la Real Academia Nacional de Medicina y creador del programa de doctorado en esta especialidad en la Universidad Complutense. Este jueves participa en el Foro Salud y Tercera Edad, organizado por IDEAL y patrocinado por Hefagra, que se celebra a partir de las 20.00 horas en el salón de actos de la Caja Rural (Don Bosco, s/n).
-¿Cómo es la salud de las personas mayores?
-La salud tiene dos vertientes: la subjetiva -cómo me encuentro-, y la objetiva -cómo estoy-. En general, la salud subjetiva de la gente mayor es buena. En la Encuesta Nacional de Salud, sorprendentemente, la mayor parte dice que su salud es buena o muy buena, con dos matices: uno, que a medida que uno se hace más viejo se van igualando las proporciones, aunque incluso por encima de los 80 las respuestas positivas ganan a las negativas, y dos, que las mujeres dan respuestas menos positivas que los hombres, lo cual es curioso porque ellas viven más. ¿Por qué? La explicación más verosímil es que las mujeres tienen enfermedades que matan menos pero molestan más: mucha patología articular, osteoporosis, artrosis, diabetes… La salud objetiva es más difícil de medir porque, cuando se le pregunta, la gente dice lo que sabe; hay gente que es hipertensa o diabética y no lo sabe, y tampoco dice lo que no considera enfermedad. Hemos maleducado a la gente mayor con frases absolutamente ofensivas, como ‘bastante bien está usted para los años que tiene’; la gente no considera una enfermedad no tener dientes o no ver, cosas que atribuye a la edad. Con todo, la salud objetiva es regular tirando a mala: más de tres cuartas partes de la gente mayor tiene problemas cardiovasculares; más de la mitad tienen problemas osteoarticulares; el 25% tiene diabetes o enfermedad pulmonar obstructiva crónica; la demencia alcanza hasta el 10% de la población mayor y a partir de los 90 años uno de cada tres tiene deterioro cognitivo; pérdidas en los órganos de los sentidos tiene casi el 100%…
-¿Cuándo y cómo hay que empezar a prepararse para una vejez sana?
-Sobre la prevención hay dos ideas muy importantes. Una, que cuanto antes, mejor: todo el mundo tiene claro que a los niños hay que educarles en que se laven las manos y los dientes, hagan dietas adecuadas… Pero no todo el mundo tiene tan clara la segunda norma: no hay edad límite para la prevención, a cualquier edad se puede prevenir. El señor que deja de fumar a los 90 años se hace un favor a sí mismo, aunque sería mejor que no hubiera fumado nunca… A los estudiantes les pregunto qué es ser viejo y no saben contestar: el envejecimiento es un proceso que se inicia cuando uno nace o, en todo caso, cuando las pérdidas empiezan a superar a las ganancias, en torno a los 30 años. Uno debería prepararse para envejecer desde el primer día y las medidas higiénicas son la mejor manera de prepararse. Mantenerse físicamente activo durante toda la vida es muy, muy importante, y eso no es muy difícil ni cuesta dinero. A la alimentación se le ha dado poca importancia hasta hace un par de décadas y es fundamental desde pequeño: la dieta mediterránea, mantenerse en un peso que no sea excesivo ni tampoco insuficiente; a esta edad es más problemática la desnutrición que la obesidad. Y la tercera pata son los hábitos tóxicos: el tabaco, el alcohol…
Envejecimiento activo
-¿Qué es envejecimiento activo?
-La Organización Mundial de la Salud, cuando habla de las personas mayores, lanza lemas que a veces van más allá de la medicina, porque es difícil disociar el componente sanitario del social. Un señor que vive solo en un cuarto piso sin ascensor y se mueve mal, salvo que alguien le lleve comida, se muere de hambre… El año 2012 fue el año del envejecimiento activo, que tiene que ver con la inserción del mayor en la sociedad. Con 65 años le jubilan a uno del trabajo, pero no de la vida: le quedan 20 o más años de esperanza de vida, un tercio o un cuarto de su vida, y puede hacer muchas cosas. Hay cinco retos que hay que superar para conseguir el envejecimiento activo y que, en la práctica, suponen un esfuerzo para el individuo y deben comprometer a toda la sociedad. El primero, superar las pérdidas derivadas del proceso de envejecer: cuando envejecemos hay una pérdida de los mecanismos de reserva y eso va unido a un aumento de la vulnerabilidad. Un niño de un año se cae de la litera y sigue durmiendo en el suelo; ochenta años después, tropieza con la esquina de una mesa y se rompe la cadera. ¿Por qué? Porque los huesos van perdiendo capacidad de resistencia, es más fácil hacerse heridas y que cicatricen peor, las infecciones curan peor… El segundo reto es superar las inercias: ‘Bastante he vivido ya’, ‘Que me quiten lo bailao’, ‘A verlas venir’… El tercero es asumir situaciones nuevas: empieza a tener influencia el entorno. El cuarto, superar entornos hostiles: cuando te jubilas, te marginan de lo que ha sido tu vida durante los 30 o 40 años anteriores. El quinto reto son las trabas administrativas y económicas: la nómina se convierte en pensión y empiezas a cobrar mucho menos, te ponen copagos, te limitan el acceso a ciertos fármacos, te obligan a recorrer dependencias administrativas para solicitar una prótesis o un fármaco…
-El envejecimiento activo es un bien social…
-Aparte de las ventajas para el individuo que se ha hecho viejo, tiene ventajas para el colectivo. Una persona que se mantiene activa puede aportar su experiencia en el terreno económico y en el social, puede hacer tareas de voluntariado, educativas y culturales con niños y gente joven… Es un valor al que la sociedad no debería renunciar y mejora la salud porque contribuye a que esa persona se sienta anímicamente bien.
-Usted creó el primer gran servicio hospitalario de Geriatría en España y ha visto crecer esta especialidad. ¿Cómo ha evolucionado?
-Ha evolucionado bastante pero menos de lo que debería porque la proporción de personas mayores ha crecido de una manera tremenda; ofertar una atención especializada es básico. Eso en unos sitios lo han entendido muy bien y en otros, no. En Andalucía la cartera de servicios del SAS no incluye la Geriatría: se hace de tapadillo, en centros como los hospitales de San Juan de Dios, en hospitales públicos a través de otros servicios… Es una contradicción, porque el Estatuto de Autonomía reconoce el derecho a una atención geriátrica especializada, algo que no existe en ningún otro sitio.
-¿A qué edad debería un paciente ser atendido por un geriatra?
-La edad es un parámetro pero no el único. Un señor de 80 años que está básicamente bien, se mueve, juega al golf y a las cartas, va al cine y de vez en cuando cuida de sus nietos, si un día tiene una infección respiratoria le puede ver el médico de familia, el internista o el especialista del aparato respiratorio. Pero si un señor de 80 años vive solo, está cojo, no ve, la cabeza se le va de vez en cuando, es diabético y necesita controlarse la tensión, probablemente nosotros ofrecemos mejores respuestas: tenemos una visión más amplia, conocemos los recursos disponibles, sabemos mejor cómo se manejan los fármacos en los viejos, a qué servicios del Ayuntamiento hay que llamar para que vayan a su casa a ayudarle… El envejecimiento determina cambios con una variabilidad individual muy importante; algunos necesitan atención especializada con 60 y otros con 80.
Trabajo en equipo
-En la salud de los mayores son muy importantes los factores sociales, familiares, económicos…
-En Geriatría aspiramos a que la gente viva más, pero sobre todo a que viva mejor, con menos limitaciones funcionales. Y nos preocupamos mucho de la atención continuada. El cardiólogo ve a un señor con infarto, se lo arregla y se olvida de él. Nosotros creemos que hay que hacer un seguimiento. Eso está en la base de la medicina, pero no es la norma. Otro elemento consustancial de la Geriatría es el trabajo en equipo: tenemos una relación muy fuerte con otros profesionales, sanitarios y no sanitarios, y eso es menos habitual en otras especialidades. Tenemos mucho trato con enfermería, terapia ocupacional, trabajadores sociales, psicología… incluso con los conductores del programa de ayuda a domicilio.
-¿Como influye la crisis en la salud de los ancianos?
-Mal. La crisis la pagan los pobres y entre ellos están los viejos: las pensiones, ya de por sí bajas, se congelan, el gasto de farmacia se reduce. Cuando toda la familia está en paro, el abuelo tiene que apoyar a los hijos, cargar con los nietos por obligación… Y son víctimas de los timos, como ha ocurrido con las preferentes…
-Desde su punto de vista, ¿cuál es el modelo que España debería seguir?
-Es difícil generalizar, pero los referentes han sido Reino Unido -aunque Thatcher lo estropeó bastante- y los países nórdicos, que han dedicado más recursos al bienestar social.
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