25 May Modelos sénior reivindican su lugar en la moda: «Representamos a muchas mujeres.
Modelos como Merel Krielaart y Pino Montesdeoca empiezan a ser imprescindibles sobre las pasarelas.
María Bonillo
En la última edición de la Madrid Fashion Week (MBFWMadrid), el evento de referencia de la moda española y gran exponente de la moda de autor en nuestro país que se celebró el pasado mes de febrero, las modelos sénior se convirtieron en las protagonistas del desfile por la seguridad con la que desfilaron por la pasarela, demostrando que no solo las modas están cambiando, también la idea de que se debe vestir de una forma determinada según la edad y que cada vez son más las firmas que apuestan por modelos que ofrecen una visión auténtica de la moda.
Merel Krielaart es una de las modelos que más llamó la atención en esta pasarela, y es que aunque empezó como modelo a la tierna edad de 2 años, trabajando como tal durante tres etapas de su vida (de los 2 a los 12 años, de los 16 a los 25 y desde los 52), asegura que esta etapa es la que más le gusta de sus tres épocas como modelo, porque “ahora sé quién soy, no me comparo con nadie y lo disfruto un montón”, asegura en una entrevista a 65YMÁS.
Merel nació en Holanda hace 56 años, tiene 6 hijos y una familia “un poco peculiar”, con la que vive y trabaja disfrutando de lo mejor de cada parte. Todos juntos comenzaron una fiesta en Ibiza, donde reside actualmente, llamada Namasté, con la que querían “conocer gente y bailar en un entorno más amable para la familia. A día de hoy, es una de las fiestas más emblemáticas de la isla, y lo más bonito es que es muy real, viene gente de muchas partes del mundo, con diferentes formas de vida, diferentes edades y estilos, y todo se mezcla. Es divino”.
También comenzaron hace 23 años a hacer bolsos en un mercado hippie con cuero, bordados y adornos exóticos, lo cual resultó todo un éxito. “Fue el principio del bohemian bag. En ese momento no había de esas cosas, hacían cola para comprarlas, salimos en todas las revistas, fue increíble. La marca se llama World Family Ibiza, y aún seguimos con ello con mucha ilusión”, cuenta. Por si fuera poco, a todos sus proyectos se suma también un restaurante que lleva con sus seis hijos, con los que vive. “Hace un año éramos cuatro generaciones en casa: mi madre, mi marido y yo, nuestros hijos y nuestros nietos. Pero mi madre falleció, así que ahora somos tres”, explica.
Con modelos como Merel, la representación de las personas mayores en la moda aumenta, una representación que considera “muy bonita, porque es real, es una realidad, y hoy en día hay algo que antes no había, porque no había opción”. Explica que, aunque “hay más miedo o se nota más el miedo a envejecer, con gente arreglándose o incluso operándose para no parecer mayores”, la edad que ella está viviendo ahora “es maravillosa”.
“Tenemos la edad que tenemos, porque aunque te hagas cualquier cosa, seguirás teniendo esa edad. Y es algo muy bonito que toca, y toca aceptarte a ti misma tal y como eres. Esto no quiere decir que no te cuides, pero las arrugas son parte de mí y me hacen como soy, muestran mi carácter y mi personalidad, la vida que he vivido, las risas y las lágrimas que he tenido”, explica. Por eso, considera que “es muy bonito que las marcas escojan a mujeres que realmente tienen arrugas y caras mayores” para representar a este colectivo, “me parece absolutamente maravilloso”.
La visibilización de los mayores aumenta «como una ola muy grande»
Mientras que muchas empresas siguen viendo a las personas mayores como meros consumidores de servicios y productos principalmente ligados a la dependencia, la realidad es que el consumidor sénior goza de buena salud, cuenta con poder adquisitivo y con necesidades específicas que busca cubrir. De hecho, su contribución a la economía es evidente, según reflejaba el estudio La Economía de la Longevidad en España, elaborado por Oxford Economics, en colaboración con la Universidad de Salamanca y el CENIE, que mostraba que los mayores de 50 años generaron en 2019 una contribución a la economía española equivalente al 26% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que convierte a este grupo de edad en un «segmento de mercado atractivo por su poder adquisitivo».
Del mismo modo, el informe Los sénior, un colectivo injustamente olvidado por las marcas, realizado conjuntamente por 65YMÁS y Comscore (@Comscore_ES), en colaboración con Comunicas, consultora de comunicación especializada en Economía de la longevidad, refleja la importancia social y económica de los sénior.
En concreto, algunas de las conclusiones que saca es que el poder adquisitivo promedio de los sénior les convierte en el nuevo target comercial, líder en afinidad en Automoción, Belleza/Moda, Deportes, Estilo de vida, Noticias/Información, Retail, Telecomunicaciones y Viajes; que existe un desequilibrio entre cómo son los mayores y cómo los ve la sociedad de consumo, lo que deriva en una imagen estereotipada de ellos en la comunicación comercial; y que las mujeres sénior se consolidan como el perfil comercial por excelencia.
Frente a esto, Merel considera que la conciencia por visibilizar a este colectivo de la sociedad está aumentando “como una ola muy grande”, lo cual es “maravilloso, porque representamos a muchas personas fuera”. “Es una realidad, y con muchas marcas pasa igual; no son los jóvenes los que gastan el dinero, son las mujeres mayores que lo tienen. Entonces, tener una modelo que representa la edad que tú tienes me parece fantástico y realista”, añade.
Sin embargo, el interés por los modelos mayores en las pasarelas no se ve siempre reflejado en que las marcas piensen en este colectivo al hacer la ropa, aunque, desde su experiencia, asegura que “las cosas que yo he llevado las puede llevar todo el mundo”. “He llevado cosas transparentes, con mucho escote y muy ajustadas, y me queda genial. Y quedaría genial en una persona de 25 años”. Así, considera que, más que solo marketing, a pesar de que todavía hay ropa que se hace “mirando a una cierta edad”, lo que predomina es “un despertar a la realidad y darse cuenta de que mola tener una mujer real en tus fotos o desfiles, y se ve que al público también le encanta”. Y esto “se ve reflejado en las tiendas”.
En cualquier caso, considera que las cosas “ya no son como antes, cuando una mujer mayor se vestía de una manera y una joven de otra, sino que hoy en día la ropa es ropa que puedes llevar a todas las edades”. Así, la idea de que hay que vestir de una determinada forma según la edad está acabando. “Se nota en las redes sociales y en la calle. Los tiempos han cambiado con Internet, por lo que está más unificado que antes, cuando tenías diferentes etapas en tu vida. Y aunque aún las tienes, con la moda y el cuidado estético ya no hay tantas fronteras ni líneas de edad. Es todo uno ahora. Y es todo mucho más atrevido también para mujeres de mi edad y mayores”, comenta.
Así, aunque la moda todavía necesita adaptarse en ocasiones a las necesidades de las personas mayores, Merel considera que “el cambio está más en la mujer que en la moda, porque hoy en día hay muchas opciones”, por lo que ya no es necesario vestirse de una forma determinada llegada a una edad. “Ves mujeres mayores vestidas con cualquier cosa de moda, por lo que se dan un poco las dos cosas: los diseñadores y los consumidores se están dando cuenta de que no hace falta cambiar, que hay opciones de sobra”.
La moda es «libertad total» y la edad «solo lo hace mejor»
Es algo en lo que coincide Pino Montesdeoca, modelo sénior también quien, a sus 60 años, consigue destacar igualmente en las pasarelas que pisa. Según cuenta a 65YMÁS, actualmente está inmersa en otros proyectos más allá de la moda y la publicidad, como el cine. “Es básicamente lo que es nuevo, la moda la tengo bastante cogidita”, explica.
Aunque no es algo que planeó, “en absoluto”, y es que “en publicidad comencé con 53 años, después llegaron los fotógrafos que querían fotografiarme, y luego los diseñadores a quienes les empecé a interesar. Es decir, que poquito a poco empezó a entrar una cosa detrás de otra”.
Canaria de nacimiento, Pino es una de las cada vez más modelos sénior que contribuyen a que la representación de las personas mayores en la moda esté creciendo, algo por lo que se muestra “súper feliz”. “Está aumentando la concienciación, sobre todo de mujeres mayores. Ha empezado poquito a poco, pero ya se va viendo que la mujer sigue siendo mujer y empieza a estar ahí también en cosmética y la moda en general. Esto se está viendo cada día, no lo hemos inventado, pero al menos ahora empieza a salir más”, explica.
Ver a las personas mayores como algo separado en el mundo de la moda es algo que, por su parte, quiere evitar. Así, considera que “no tendría que haber ninguna moda para las personas mayores como había antes”. “Hay tendencias”, aclara, “se respeta ahora un montón de gustos y cada uno se expresa a través de lo que se pone. Todo son formas de expresarse, qué es lo que va contigo y qué muestra al exterior quien tú eres”.
Las transparencias es algo que ha destacado en la última edición de la Fashion Week de Madrid, en este sentido, Pino señala que se las puede poner “cualquier persona”, y “una persona mayor es una persona, si encima puedes llevarlo porque te encuentras a gusto, pues no hay más que hablar”. “Es cuestión de aceptarlo, que es así y ya está. Se trata de sentirse a gusto. Es una realidad, la diversidad está en la calle, la diversidad es la vida, la vida es diversidad. La moda es una expresión, te da todas las herramientas para usarla, combinar una cosa con otra y otra y que, cuando te mires al espejo, digas: esta soy yo. A cualquier edad”, explica.
En este sentido, Pino asegura que, a la hora de vestir, ella misma es su inspiración. “Me inspiro yo, que cuando me miro al espejo, me reconozca. Yo soy muchos estilos al mismo tiempo, por lo tanto, mezclo y al final resulta que todo el potaje eres tú”. Por su parte, Merel explica que su estilo es “muy marcado” y que lo que a ella le inspira es “la vida”. “No sigo mucho las tendencias porque yo creo mis tendencias. Me inspiro en mi armario, viajando, de cosas bonitas que compramos y coleccionamos durante muchos años. Veo qué me apetece en cada momento”.
Y es que, para Merel, la moda significa “libertad total” para “hacer y expresar cómo tú te sientas, momento que toca en la vida, diferentes épocas por las que pasas en las que estás de una forma u otra”. “Y la edad solo lo hace todo mejor”, añade, “porque con la edad también viene la seguridad y ese sentimiento como que te da igual lo que la gente piense, te has liberado de esto, porque te queda poco por vivir, relativamente, así que decides disfrutarlo y hacer lo que te dé la gana sin hacer daño a nadie. Eso también se nota mucho en la moda, en mi caso, porque me expreso sin miedo”, asegura Merel, quien espera poder seguir trabajando como modelo, “porque me encanta, ha sido algo de toda mi vida y lo disfruto”, aunque “no lo busco; es parte de mi vida y lo hago cuando me viene encantadísima”.
Algo en lo que coincide con Pino, quien no planea “ni tres meses más allá”, sino que “me dejo llevar por lo que vaya ocurriendo en mi vida, disfrutando lo máximo y sabiendo coger los trenes cuando vienen sin miedo”.
Aunque no lleva tanto tiempo en el mundo de la moda, tal y como recuerda, destaca el aumento de diversidad que se está dando, donde “casi todo está admitido y la gente quiere romper para explorarse un poco más”. Es por ello que considera que “tiene que haber todavía más opciones para que la gente se explore aún más. En eso sí estamos cambiando, cada vez todo es más flexible”.
Modelos sénior como ellas ayudan a que otros grupos de personas se sientan más identificadas, algo que las hace sentirse orgullosas y motivadas. “Cuando yo salgo a la pasarela entre el resto de modelos que cumplen con todos los requisitos de la altura y demás, yo lo hago, evidentemente, de otra manera”, explica Pino. “Yo salgo representando a una mujer que está muy contenta con su edad, con cómo la vida la está tratando y cómo el paso de los años va marcando el cuerpo. Yo salgo con los colgajos en los brazos, la flacidez y todo eso, y no creo que me convierta en un adefesio. Creo que me convierto en una mujer muy tranquila y contenta con su cuerpo, su cara y su edad. Creo que muchas mujeres se identifican con eso y se animan a decir, bueno, si esta mujer lo puede hacer, pues yo también. Es como coger ese camino que una vez estuvo cerrado y abrirlo, hasta que todos puedan pasar por él”, concluye.