Menchu, a punto de cumplir 104 años: “Bailar y cantar me hace feliz”.

Menchu, a punto de cumplir 104 años: “Bailar y cantar me hace feliz”.

Nacida en 1918, reconoce que la alegría lleva a la plenitud de la vida.

Gerard Guerrero

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Todos quisieran saber el secreto de una vida longeva, como si de una poción mágica se tratara. “Ser muy feliz”, responde Menchu Sorolla de Cisneros, que cumplirá 104 años dentro de pocas semanas. Nacida el 28 de marzo de 1918, en plena Primera Guerra Mundial, vivió la Segunda, la Guerra Civil española, la dictadura y una pandemia. Durante el transcurso de su vida ha tenido que lidiar con grandes adversidades que ha afrontado siempre con una sonrisa que se contagia y llena cuanto la rodea.

El primer recuerdo que le viene a la mente es el de su marido junto a sus hijos. “Ellos han sido mi maravilla más grande”, relata emocionada. Sostiene Menchu que ahora lo único que le queda es disfrutar de su familia y espera “no dar demasiado la lata”, pues anhela cualquier minuto que pueda pasar junto a ellos. Por este motivo pone toda su ilusión en reunirlos por su cumpleaños año tras año.

Con 5 hijos, 27 nietos y 21 bisnietos, esta mujer dice que todavía tiene ganas de vivir “por verlos crecer y conseguir todo lo que se propongan”. Enviudó cuando era muy joven, con apenas 40 años. “Me arrebataron a mi marido demasiado pronto, pero él me dejó el mayor regalo que se puede tener: unos hijos extraordinarios”. Salió adelante sola y logró que todos ellos pudieran cursar unos estudios y les aseguró una vida tan feliz como la que ella tenía.

“Viví un mundo en el que dejábamos las puertas abiertas y todos eran bienvenidos”

Con 103 años todavía no sabe resistirse a sus clásicos pasos de baile cuando suena la música. “Bailar y cantar me hacen muy feliz, me parece la máxima expresión de la alegría”. Y es esta energía la que la lleva cada mañana a hacer gimnasia, leer La Vanguardia junto a sus tostadas y sentarse de vez en cuando a tomar el sol mientras mira el mar.

Vivió en Barcelona durante mucho tiempo, pero el ajetreo de la ciudad no era compatible con su deseo de envejecer tranquila. Decidió trasladar su vida a la localidad de Sant Feliu de Guíxols, en la Costa Brava, donde la brisa, la calma y el sol le aportan “la vitalidad que necesita”, cuenta.

De entre sus viajes que tanto ha disfrutado recuerda una divertida historieta que le ocurrió en París junto a su grupo de amigas. “Estábamos paseando por Montmartre y hacía mucho frío. Yo llevaba un visón largo para abrigarme y pasé por delante de un cuadro recién pintado. Sin darme cuenta me llevé toda la pintura pegada a la chaqueta. No entendí nada de los chillidos de aquel pintor francés, pero estoy segura de que me maldijo”, explica entre risas.

La población centenaria se ha duplicado en diez años

La población centenaria estimada de Catalunya en 2019 era de 2.100 personas, cerca del doble que en 2009, cuando los mayores de cien años eran 1.105. Esto representa 275 personas centenarias por cada millón de habitantes, una de las cifras más altas del mundo, tras Japón, EE.UU., Francia y Canadá.
La estimación de población centenaria hecha por el Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat) revela que en el territorio catalán hay 800 personas con 100 años, 500 con 101, 285 personas con 102, 180 con 103, 110 personas con 104 y 120 personas con 105 años o más. Otro de los datos destacados es que la población centenaria está muy feminizada, ya que las mujeres representan el 82,7 % del total, mientras que los hombres son el 17,3 %. Es decir, hay cinco mujeres centenarias por cada hombre centenario. María Branyas es la mujer más longeva de España, nacida en 1907, cumplió 115 años este viernes.

Las noticias la ponen de malhumor porque ve reflejada en ellas una realidad que no le gusta. “Yo viví un mundo en el que dejábamos las puertas abiertas y todos eran bienvenidos. Ahora todo se ha vuelto más frío, sales a la calle y solo hay desconocidos y el egoísmo se ha apoderado de todos”.

Pese a tantas decepciones, sigue atenta de “todo lo que pasa”. Ante la guerra, el comedor se llena de silencios. Entre sus mayores disgustos están precisamente la invasión militar de Rusia y, cómo no siendo culé, la marcha de Messi del Barça. No se le escapa nada. La lectura diaria forma parte de su rutina y es uno de sus mayores placeres ahora que ya no puede reunirse para tomar un café matutino con sus amigas. Siempre sin abandonar el buen humor asegura resignada que “ya no me queda ninguna, se han muerto todas… Así que yo soy la próxima”.

Dice no arrepentirse de nada y haberlo tenido todo. “Siempre he sido feliz. De joven tuve una madre que me mimaba mucho, de adulta tenía un marido admirable y unos hijos excepcionales y ya de mayor tengo unos nietos y bisnietos preciosos que me quieren y me cuidan. ¡Qué más puedo pedir!”.



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