La Universidad ayuda a combatir el envejecimiento

La Universidad ayuda a combatir el envejecimiento

Medio centenar de adultos han vuelto a las aulas en el campus turolense para tener la mente activa. En sus clases no hay exámenes, solo deben preocuparse de aprender.

M. A. MORENO

Puntuales, aplicados, participativos, respetuosos y entusiastas. Así describe el profesor Rafael Bardají a sus pupilos. Este perfil, que ya quisieran en sus aulas muchos docentes de la ESO, corresponde a los alumnos de la Universidad de la Experiencia de Teruel, una institución vinculada a la Universidad de Zaragoza que cumple 15 años enseñando a discípulos cuya edad supera los 55 años o están jubilados.

Los motivos por los que estos adultos han decidido volver a clase cuando su pelo empieza a blanquear son variopintos, pero todos ellos coinciden en que tienen mucho tiempo libre y quieren envejecer de una forma activa. «A mí no me gusta el guiñote, así que decidí ocupar el rato que me sobra en aprender cosas nuevas o refrescar la memoria», explica Luis Navarro, quien, tras 7 años en la Universidad de la Experiencia, se muestra encantado con esta actividad. De joven, solo pudo hacer hasta el bachillerato y esta vuelta a las aulas es «una revancha».

El número de alumnos ha crecido de 30 a 50 en los últimos años, pero, como explica el jefe de estudios, Pedro Ciria, aún debería aumentar más para que Teruel estuviera en sintonía con otras ciudades. Municipios con menor población registran más inscritos. Es el caso de Barbastro, con 97, y Jaca, con 70. En total, la Universidad de la Experiencia llega en Aragón a 14 localidades y 1.600 alumnos.

«Queremos llegar a 60 personas», destacó Ciria. La ubicación de las aulas en el campus turolense, distante del Centro Histórico, podría ser uno de los motivos que disuaden a los jubilados de embarcarse en esta iniciativa.

Hacer amigos

Entre los alumnos hay amas de casa, transportistas, catedráticos o administrativos. Cristina de Miguel, pediatra ya jubilada, se apuntó para evitar la tentación de quedarse en el sofá de casa. «Hay que moverse y tener la mente activa para no envejecer», afirma. Otro estudiante, José García, valora la amistad con sus compañeros. «El hecho de conocer las vivencias de otros, ya enriquece», dice.

Historia de Teruel, periodismo, arte, derecho o lenguaje son algunas de las asignaturas. «Los profesores utilizamos a menudo medios audiovisuales para hacer las clases más amenas», explica Bardají, mientras prepara la proyección de secuencias de conocidas películas alusivas al tema del día. Es una universidad para disfrutar del aprendizaje. No hay exámenes. De hecho, como destaca el coordinador de la sede turolense, Javier Uría, la única evaluación es la que hacen los alumnos al profesor, puntuando su disposición, el interés del tema que expone, cómo profundiza en él y qué medios emplea para dar las clases.

www.heraldo.es/noticias/aragon/teruel_provincia/2015/11/01/la_universidad_ayuda_combatir_envejecimie



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