09 May La corresponsabilidad de los cuidados: una tarea pendiente
El barómetro del CIS de mayo de 2017 es revelador: sólo dos de cada diez hombres comparten en igualdad las tareas del hogar, como limpiar y cocinar, y un 60% de las mujeres las realizan solas siempre o casi siempre, mientras que la principal ocupación doméstica de los hombres es la de realizar «pequeñas reparaciones» en casa.
Son las mujeres las que mayoritariamente se encargan de los cuidados familiares y de otras tareas domésticas. Una tarea no remunerada sobre la que se sustenta el sistema y que, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se podría cuantificar por un valor cercano al 50% del PIB de España.
El cuidado equivale a todo el tiempo que se dedica en el hogar a la familia, incluido el autocuidado. «Si no se cocina, no se limpia, no se compra, las personas no van a tener bienestar», apunta la catedrática Mª Ángeles Durán, que señala la definición mínima de los cuidados, la que ofrece los «servicios necesarios para la supervivencia de las personas que no pueden proporcionárselos por si mismas ni pagarlos».
Multitud de investigaciones apuntan que la corresponsabilidad en el hogar sigue siendo una tarea pendiente y que esa feminización de los cuidados repercute en la vida laboral de las mujeres.
Por ejemplo, el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Navarra y la Universidad de Harvard que refleja que en una familia tradicional, tras la maternidad, las mujeres reducen unas 10 horas semanales su dedicación profesional y dedican seis horas más a las tareas del hogar, sin contar el tiempo dedicado al cuidado del bebé, y los hombres solo una.
Además, la investigación señala que cuando los hombres dedican más tiempo a las tareas del hogar no necesariamente reducen la carga de la mujer, sino que son tareas que realizan ambos juntos.
La brecha salarial entre géneros en España es del 14,5% según el Eurostat, que señala como una de las principales causas de esa igual precisamente el hecho de que las mujeres se encarguen de importantes tareas no remuneradas, como las tareas domésticas y el cuidado de niños y familiares, con mayor frecuencia que los hombres.
Según sus datos, los hombres trabajadores dedican una media de 9 horas semanales a actividades no remuneradas domésticas y de cuidado de otras personas, mientras que en el caso de las mujeres trabajadoras, el tiempo dedicado a los cuidados es de 22 horas a la semana. En el mercado laboral se traduce en que un tercio de las mujeres trabajadoras reduce el número de horas remuneradas hasta una jornada parcial, algo que sólo hace uno de cada diez hombres.
El cuidado de niños, familiares mayores y dependientes y otras obligaciones personales y familiares repercuten también en la precariedad laboral e influye en la temporalidad de los trabajos de las mujeres en un alto porcentajes, algo que apenas sucede en el caso de los hombres. La población no activa es mayoritariamente femenina (58% frente al 41,8% que representan los hombres) precisamente por esa responsabilidad en las tareas de cuidado.
«El cuidado consume un tiempo que es incompatible con la generación de rentas», asegura la catedrática Mª Ángeles Durán, que analiza una situación que afecta mayoritariamente a las mujeres, quienes representan el 90% del «cuidatoriado» sobre el que se sostiene el sistema.