01 May El neurocientífico que ayuda a los pacientes paralíticos a volver a caminar.
Grégoire Courtine ha desarrollado un puente electrónico que conecta las señales del cerebro con la médula espinal para devolver la movilidad en casos de lesiones de columna. Su hallazgo le ha valido ser uno de los laureados de los Premios Rolex a la Iniciativa 2019.
El País
El movimiento siempre ha sido muy importante para mí debido a mi pasión por el deporte”, explica el neurocientífico francés Grégoire Courtine, amante de la escalada y de los deportes extremos. Mientras se formaba en su campo de especialidad, un encuentro con un joven en Zúrich que había perdido la capacidad de caminar debido a una grave lesión le hizo decantarse por estudiar la relación entre el cerebro y la médula espinal. “Me sentí realmente identificado con él porque teníamos la misma edad y también practicaba mucho deporte, así que fue desolador verle perder esta capacidad que era tan importante en mi vida. Ese momento, esa confrontación con una persona en silla de ruedas me impulsó a invertir el resto de mi carrera científica en intentar encontrar un tratamiento para las personas con lesión en la médula espinal. Por eso decidí estudiar cómo el cerebro controla el movimiento”.
Tras obtener el Chancellor’s Award por su investigación posdoctoral en la University of California Los Ángeles (UCLA), Courtine creó su propio laboratorio en la Universidad de Zúrich en 2008. Allí es donde sus investigaciones para crear un novedoso tratamiento para reparar la médula espinal han obtenido algunos resultados tremendamente alentadores. Courtine ha desarrollado un dispositivo que actúa como un puente electrónico que se implanta entre el cerebro y la médula espinal lumbar del paciente. A través de la tecnología inalámbrica, este sistema conecta las señales del cerebro que controlan el movimiento voluntario con una estimulación eléctrica de la parte inferior de la médula espinal.
La estimulación eléctrica que se produce en la médula espinal lumbar utiliza pulsaciones programadas para coincidir con las señales naturales del movimiento del cerebro, de manera que suple esa conexión natural que las lesiones graves impiden. El dispositivo de Courtine está además reforzado con un sistema robótico de soporte de peso para pacientes cuya parálisis ha sido causada por una lesión parcial en la médula espinal. Este puente “neuroprotésico” busca devolver el control voluntario sobre los músculos de las piernas, algo que, combinado con un trabajo de rehabilitación, favorece la regeneración de los nervios espinales. El objetivo final es que los pacientes recuperen la movilidad en la parte inferior de su cuerpo gradualmente, hasta no necesitar la asistencia del puente. Un tratamiento revolucionario que le valió a Courtine ser uno de los laureados de los Premios Rolex a la Iniciativa 2019.
El sistema de Courtine ya ha obtenido resultados visibles, ayudando a siete pacientes a levantarse y caminar distancias cortas con muletas. Los pacientes pueden encender o apagar el puente utilizando un sistema de control de voz personalizado. Sin embargo, hasta el momento no tienen control voluntario sobre las señales que envía. Por esa razón, la investigación del neurocientífico ahora se encamina a su siguiente paso, en el que llevará a cabo un ensayo clínico con tres pacientes con parálisis desde hace un año para comprender mejor la relación entre las señales del cerebro y la estimulación de la médula espinal. Su puente se implantará quirúrgicamente en estos tres pacientes y los patrones de estimulación eléctrica se adaptarán a cada uno de ellos, con el objetivo de que aprendan a caminar progresivamente, ayudados de un arnés suspendido que les ayude a soportar su peso corporal.
Los avances de Courtine no solo están ayudando a varios pacientes, sino que también están estableciendo un marco tecnológico para el desarrollo de un enlace implantable entre el cerebro y la columna. Un tratamiento que, en el futuro, podría llegar a ser una práctica común para los casos de parálisis por lesión medular y, de esa manera, mejorar drásticamente las condiciones de vida de miles de personas.