02 Jun Comprender los mitos y estereotipos cambiará la mirada del envejecimiento y la vejez
Es importante conocerlos porque afectan la forma de percepción que al respecto tienen los diferentes grupos poblacionales que se relacionan con las personas adultas mayores.
EL TELÉGRAFO
Tanto los estereotipos como los mitos en torno al proceso de envejecimiento, a la etapa de la vejez y a las personas adultas se aprenden desde la infancia, y se transmiten y perpetúan durante el proceso de socialización. Son negativos porque deforman la realidad e implantan la costumbre de juzgar sin conocer.
El envejecimiento de la población y el individual son 2 caras de la misma moneda. Ambos comparten la siguiente paradoja: las personas quieren y pueden vivir más años, pero la ancianidad no es una condición precisamente anhelada por la mayoría de las personas; pues, el envejecimiento es un proceso que está rodeado de muchas concepciones falsas, temores, prejuicios, creencias y mitos.
Debemos conocer cuáles son los mitos más frecuentes que tiene nuestra sociedad y hacer un análisis para reconceptualizar lo que pensamos, decimos, decidimos y hacemos, pues al fin y al cabo como estos se transmiten socialmente, es probable que no escapemos de concebir equivocadamente el proceso de envejecimiento y la etapa de la vejez.
¿Qué son los mitos o estereotipos?
Un mito es aquella persona o cosa a la que se atribuyen cualidades o excelencias que no tiene, o bien una realidad de la que carece. Puede considerarse como un tipo de creencia generalizada, cimentada a través de varias generaciones.
Esta condición puede atribuir ciertas características erróneas a personas o grupos. Son hechos improbables, por lo que no es posible verificar de manera objetiva.
Uno de los estereotipos que se presentan en sociedades como la nuestra es el ‘viejismo’, tan arraigado y que está impregnado de prejuicios, rechazo y discriminación hacia los adultos mayores, a quienes se homogeneiza entre sí y se diferencia negativamente del resto de la población.
Enfermedad o deterioro físico
La vejez no es sinónimo de enfermedad o de deterioro físico. Una persona adulta mayor −como cualquier persona de menor edad− se enferma a causa de las condiciones ambientales y nutricionales, entre otras.
Además está propensa a padecer dolencias o enfermedades que requieran atención oportuna. El estado de salud de una persona está relacionado con sus hábitos y estilos de vida, en los que intervienen historias de vida, capacidad de adaptación a cambios biológicos, emocionales y sociales.
Pérdida de autonomía
Las personas de la tercera edad en su mayoría son autónomas e independientes. Cuando necesitan apoyo, generalmente saben mejor que nadie lo que quieren. Solo en circunstancias especiales no serán capaces de tomar una decisión o de ofrecer una opinión sobre lo que es más importante para sus vidas.
Deterioro intelectual
Todo ser humano, no solo la persona adulta mayor, puede ver afectada su capacidad de aprendizaje. El deterioro físico no necesariamente va asociado al deterioro mental.
Es posible que las personas mayores no recuerden cosas tan rápidamente, pero es un error pensar que todas ellas son olvidadizas.
Tienen tanta capacidad y habilidad para aprender como cualquier otra persona. De igual forma, las enfermedades mentales no son propias de la vejez y su incidencia en esta etapa de su vida es mínima.
Mal carácter
El mal carácter no es producto de la edad. Hay personas que a lo largo de su vida han sido testarudas, iracundas y cascarrabias; y los rasgos de su personalidad se mantienen y se refuerzan con el paso del tiempo. ¿Acaso no existen jóvenes con mal genio?
Tratarlos como niños
Un trato infantil hacia las personas mayores podría tener consecuencias como ridiculizar, sobreproteger, irrespetar o mantener una posición de autoridad ante ellas, lo cual sería perjudicial para su autoimagen y valía. Estas actitudes a la postre son formas graves de discriminación y de agresión, inadmisibles, pues nada justifica el maltrato a otros.
Este trato infantil también está presente en la publicidad. Hay una dificultad para estimar la rapidez con que un adulto mayor realiza las actividades. Se sabe, por ejemplo, que las personas mayores son mucho más precavidas y cuidadosas para conducir, por lo que proporcionalmente sufren menos accidentes de tránsito.
Con el pasar de los años disminuyen algunas capacidades físicas, sin embargo no significa que las personas adultas mayores estén incapacitadas para desarrollar sus actividades cotidianas, a menos que sufran de una enfermedad que diga aquello. El envejecimiento es un proceso individual que depende del estilo de vida de cada ser humano y se ve influenciado por los medios económico y social que rodeen a cada persona.
Asilos y aislamiento social
La familia es el medio natural de las personas adultas mayores para que comuniquen sus sentimientos, experiencias, pensamientos y valores; y es el medio en el que se comparten responsabilidades y emociones. Por lo tanto, se debe respetar el derecho a vivir con su familia y en su comunidad.
Decir que todas las personas adultas mayores sufren algún tipo de aislamiento es prejuicioso. Las personas no se aíslan por encontrarse en la etapa de la vejez, existen muchas causas que conducen a tal condición, depende de la historia de vida y de las situaciones que estén experimentando y el manejo de estas; y no de que sea joven o mayor.
Sexualidad y depresión
El interés por lo sexual no se pierde con la edad. Una persona no es asexuada al llegar a la vejez, ya que la sexualidad es una condición que permanece durante toda la vida. Si bien es cierto, la actividad sexual tiende a disminuir en esta etapa, las personas siguen experimentando deseos y ejercitando su función genital, a menos que alguna enfermedad les impida hacerlo.
La depresión tiene muchas causas, no se relaciona directamente con la vejez. Si una persona sufre depresión puede que esta se le agudice con la pérdida de seres queridos, disminución del estado físico y potencialidades que podrían suceder en esta etapa. Existe una gran mayoría de adultos mayores que reflejan un alto grado de bienestar y felicidad.
Improductividad
Es importante borrar la idea de que la persona al llegar a ser adulta mayor se vuelve improductiva o decadente.
Ese pensamiento en sociedades occidentales como la nuestra incentiva la exclusión de los adultos del mercado laboral, el aislamiento o la inactividad, aspectos que afectan a este grupo poblacional.
Además, estos aspectos impiden el mejoramiento de su calidad de vida y salud, por ello la reinserción laboral es una premisa.
DATOS
Nadie envejece de igual manera o envejece por otro. Tanto el proceso de envejecimiento como la etapa de la vejez, son vivencias únicas y personales.
A las personas adultas mayores se les debe reconocer y respetar siempre su heterogeneidad.
Es importante informarse sobre este tema, ésto evitará tener ideas erróneas sobre la etapa de la vejez y permitirá prepararse mejor para vivirla con calidad.
Independientemente del origen de los estereotipos, es importante conocerlos porque afectan la forma de percepción que al respecto tienen los diferentes grupos poblacionales que se relacionan con las personas adultas mayores.
Se debe buscar la estimulación, orientación y fortalecimiento de esfuerzos colectivos tendientes a enfrentar situaciones comunes porque el proceso de envejecimiento y la vejez afectan a todas las personas, ya que no se envejece solo.
Es imprescindible que cada vez más y más personas que trabajan con adultos mayores reciban una orientación sistemática del proceso de envejecimiento e incidan en modificar las leyes vigentes para contar con un marco legal a favor del adulto mayor.
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