Cinco ejercicios tibetanos para no envejecer

Cinco ejercicios tibetanos para no envejecer

No te vamos a hablar de un innovador método revolucionario, sino de una práctica milenaria que ha demostrado su eficacia para combatir los síntomas de la edad

CLAUDIA DEL ÁGUILA

Los monjes tibetanos parecen haber vendido su alma al diablo. Quizá la comparación no es la más adecuada, tratándose de personas que consagran su vida a la meditación y a alcanzar la paz de espíritu, pero lo cierto es que el aspecto de la mayoría de ellos no puede ser más lozano. La vida contemplativa tiene sus ventajas y es difícil que ninguno de nosotros podamos dedicarnos a ella. Tal vez por eso Peter Kelder escribió ‘El secreto tibetano de la eterna juventud’, un libro en el que reunía cinco simples ejercicios que son el secreto de la longevidad y el buen estado de salud de los tibetanos.

Según el autor, estos ejercicios le fueron revelados por el Coronel Brandford, el pseudónimo de un hombre que viajó al Tibet donde descubrió este singular entrenamiento. Más allá de la historia de cómo se gestó el libro, lo más sorprendente ha sido el éxito que ha tenido, que lo ha convertido en un best seller durante décadas. Y es que la clave no ha sido una elaborada operación de marketing, sino un boca-oreja basado en el éxito del método. Los ejercicios que propone son realmente fáciles de realizar y los beneficios que se consiguen son bastante espectaculares, según aseguran los que lo practican. Eso sí, la constancia es la clave de su efectividad.

Acercándose a la eterna juventud

Evidentemente, la eterna juventud es una hipérbole. Sin embargo, los beneficios que se consiguen con la práctica de estos ejercicios son realmente interesantes. Desde que se publicó el libro que los recoge, muchos son los lectores que han compartido sus beneficios. El más común es una apariencia más joven: menos arrugas y piel más luminosa y hay quien afirma, incluso, que ha conseguido que algunas canas se oscurecieran. También es muy efectivo en la disminución de los dolores crónicos y en la mejoría de la artritis. A nivel cognitivo, muchos de los practicantes aseguran tener más memoria y sentir mucha más energía en el día a día. Incluso, hay quien ha experimentado mejorías en la vista y pérdida de peso. Y es que uno de los efectos que se ha comprobado es que fomentan un proceso de desintoxicación que si es acompañado de una dieta baja en azúcares, resulta mucho más efectivo.

Todo ello parece deberse a que estos ejercicios estimulan las glándulas del sistema endocrino, lo que mejora el funcionamiento del cuerpo y revierte los achaques del envejecimiento. La teoría tibetana apunta que es una forma de abrir los chakras que permite gozar de una buena salud.

Modo de empleo

Las repeticiones de estos cinco ejercicios se han de ir incrementando paulatinamente, semana a semana. Si realmente tu forma física deja mucho que desear o padeces obesidad, lo mejor es que empieces con una repetición al día. Si eres una persona con una condición física más o menos normal, podrás iniciar el programa realizando tres repeticiones. Y aquí no se trata de seguir la máxima de «sin dolor no hay ganancia» de los culturistas. Tienes que sentirte bien realizando todos los ejercicios, por lo que si durante la primera semana te cuesta realizarlos, olvídate de hacer los dos últimos ejercicios.

Cada semana incrementa de tres en tres las repeticiones hasta llegar a 21. Nunca se debe pasar de ese número y, en caso de querer incrementar la dificultad, se pueden ejecutar más rápidamente. Para que realmente se pueda disfrutar de sus beneficios, se deben practicar diariamente o, como mínimo, seis veces en semana. Si algún día se dispone de poco tiempo, se pueden realizar únicamente tres repeticiones. Eso es mejor que dejarlos de hacer, ya que para notar los beneficios se deben realizar, como mínimo, seis veces a la semana. Como verás, los ejercicios son estiramientos que puedes hacer en otras disciplinas, como el yoga o el pilates, sin embargo, la combinación de los cinco en el orden marcado y la práctica diaria es la que permite disfrutar de los ‘milagrosos’ beneficios.

1. Da vueltas
De pie, levanta los brazos extendidos a la altura de los hombros, con la palma hacia abajo. Empieza a dar vueltas, siguiendo la dirección de las agujas del reloj. Al principio, puede que te marees un poco, pero es un efecto que se supera con la práctica. Intenta fijar la vista en un punto, para evitar el mareo. Como puedes ver el ejercicio no puede ser más sencillo y es apto para personas de cualquier edad y condición. Cuando acabes, tendrás que descansar unos instantes antes de realizar el siguiente ejercicio, de pie y con la barbilla hundida en el pecho. No se saltes estos descansos, porque son muy importantes para aprovechar la energía que provocan los movimientos.

2. Abdominales tibetanos
Estírate en el suelo, con la espalda apoyada, con brazos extendidos y palmas de las manos abajo. Ahora se trata de que levantes la cabeza y las piernas a la vez. Lo que es más importante es que no dobles las rodillas, no importa hasta donde puedas llegar. En el momento en el que lleves a cabo la elevación inhala profundamente. Vuelve a la posición original de forma controlada, mientras exhalas, relájate un momento y repite.

3. Adelante, atrás
Arrodíllate con el torso incorporado, con la punta de los dedos del pie tocando el suelo, con las manos apoyadas en la parte trasera de los muslos. Inclina cabeza y cuello hacia adelante, mientras haces una inspiración profunda. Después haz justo el movimiento opuesto, estirándote hacia atrás y arqueando la columna. Vuelve a la posición recta, mientras exhalas el aire y a comenzar de nuevo. Descansa haciéndote un ovillo hacia adelante.

4. La tabla-puente
Sentado, con las piernas estiradas, las puntas de los pies hacia arriba y las manos al lado de las caderas, mueve la cabeza adelante, como si quisieras que tu barbilla tocara el pecho mientras absorbes el aire. Justo después, estira la cabeza atrás y levanta al cuerpo, intentando que quede como una línea recta. Tensa todos los músculos de tu cuerpo, mientras contienes la respiración. Desténsalos y vuelve a la postura del principio. Exhala, tómate tu tiempo y ve a por la siguiente repetición. Antes de pasar al siguiente ejercicio, tómate un pequeño descanso, sentado y con el mentón cerca del pecho.

5. La cobra
Colócate con las manos y la punta de los pies tocando el suelo. La espalda y la cabeza deben estar arqueados, hacia atrás, en la posición de la cobra. Ahora deberás levantar el cuerpo, mientras inhalas el aire profundamente. Tu cuerpo deberá dibujar una uve al revés, mientras tus pies y tus manos no se han movido y mientras alcanzas esta posición, deberás sacar el aire. Para estirar completamente la columna, dirige la barbilla hacia el pecho. Antes de dar por finalizado tu entrenamiento tibetano, descansa unos instantes estirado con el pecho sobre el suelo.

www.vanitatis.elconfidencial.com/estilo/2017-03-27/antiaging-cinco-ejercicios-tibetanos_1336114/