21 Feb Carmen Miranda, la mujer que sigue yendo al gimnasio con 100 años recién cumplidos.
Desde que tiene 58 años no ha dejado de ir a entrenar.
Laura Moro
Carmen Miranda acaba de cumplir 100 años y desde que tiene 58 años acude al gimnasio tres veces por semana. Desde que era muy pequeña, motivada por su padre, la mujer comenzó a andar «kilómetros y kilómetros», por lo que la vida activa siempre ha sido uno de sus pilares.
La centenaria entrena en el Gimnasio Okinawa de Alcorcón, y asegura que nunca se ha fumado un cigarrillo, lo que podría ser una de las claves de su bienestar: «Soy la mujer más corriente que te puedas imaginar«, asegura al medio Madrid Total (El Español).
“Beber, en alguna boda o algo. Pero en mi casa no entraba una gota de alcohol”, comenta Miranda, que nunca ha tenido colesterol, ni dolencia graves.
Andar y moverse es lo que lleva haciendo Carmen toda la vida, desde que nació un 24 de enero 1923: “Nací en Madrid y en el mismo sitio donde todavía tengo un piso: en la calle Arrieta”, comenta al medio.
Ha sobrevivido a la guerra
Miranda ha vivido en una dictadura, una república y una democracia, y aún recuerda cuando se instauró en España la Segunda República, tal y como le explica al medio madrileño: “Me acuerdo perfectamente. Me acuerdo de ir de la mano de mi padre el gorro frigio por la Plaza de Oriente. Nos abrazábamos todos. No nos conocíamos, pero daba igual. Se había proclamado la república. Fue precioso aquello”.
Cuando estalló la Guerra Civil, Carmen estaba de vacaciones en El Escorial, una de las zonas republicanas: Mi padre medio se pudo librar de combatir, pero mi hermano sí combatió. Y era un niño, tenía 17 o 18 años”, comenta.
Cuando terminó la contienda, la familia regresó a su casa, pero se encontraron con un hogar completamente distinto. Su padre había muerto, y su madre se tuvo que hacer cargo de los tres hermanos. Los chicos se marcharon fuera a trabajar, y ella creó ‘Tinte Miranda’, una tintorería familiar que ha sido el sustento de Carmen durante toda su vida.
Con 25 años, la centenaria se casó con su marido, Francisco Martín, trabajador de la compañía Telefónica, con el que tuvo dos hijos y cinco nietos.
No quiere dejar de moverse
A sus 58 años, se trasladó a la zona del Parque de Lisboa de Alcorcón, donde empezó a ir al gimnasio: «Es la envidia de todos», asegura al medio madrileño, el encargado del gimnasio.
Antes de ir a las máquinas de musculación donde trabaja tríceps y abductores, hace 20 minutos de bicicleta: «Hoy en día es muy comodona. Llegas a cierta edad y te pones delante de la televisión, sentadita y paseas un poco», lamenta la mujer.
Carmen es todo lo contrario, no para quieta y cree que como dueña de un local, es importante que los clientes te vean de pie, moviéndote y haciendo cosas, para que sepa que «aquí se trabaja».
Miranda dejó de trabajar cuando su marido se jubiló, pero consiguió convencerle para poner una casa de decoración, porque tenía que «seguir trabajando».
A sus cien años, Carmen va al gimnasio, solo «tomo algunas pastillas», y desde hace unas semanas tiene ayuda en casa, pero ella sigue y seguirá hasta que no pueda, haciendo su vida independiente.