01 Oct Auténtico espíritu de peregrinos
Querían demostrar que también ellos eran capaces de ser peregrinos. Tres meses después, cerca de 200 personas con alguna discapacidad intelectual y voluntarios de la Obra Social «La Caixa» abrazaron por fin al Apóstol.
Día 27/09/2010 ABC
Amenudo no reparamos en la dificultad que supone para otras personas hacer algo que para nosotros es cotidiano, sencillo, normal. Si recorrer un tramo del Camino de Santiago puede llegar a convertirse en una tarea complicada para cualquiera, para una persona que tenga una discapacidad intelectual o física es un auténtico reto. Y por eso el hecho de que lo consiga se merece, al menos, el reconocimiento y la admiración de todos los demás. Éste es el caso de los cerca de 200 peregrinos que, a pesar de las dificultades, ayer lograron alcanzar su meta: llegar a la Plaza de Obradoiro y abrazar al Apóstol Santiago.
Pero para conseguir culminar este objetivo han hecho falta tres meses y la ayuda de mucha gente dispuesta a contribuir a cumplir un deseo. Así lo reconoce Elisa Durán, directora adjunta de la Fundación «La Caixa», que acompañó a los peregrinos en los últimos cinco kilómetros que recorrieron ayer a pie desde el Monte de O Gozo hasta Compostela: «Hay que agradecer el apoyo y la colaboración de todos los que han hecho posible que estas personas se hayan podido plantear este reto y cumplirlo; gracias, de verdad, a todo el voluntariado de la Caixa de Burgos y todo el equipo de Aspania», reconoce emocionada.
A las 10.40 horas de ayer, no había más que rostros de felicidad en el Obradoiro, reflejo de la satisfacción de una meta conseguida. Elisa Durán confiesa que fue «muy gratificante poder vivir cómo estas personas llegaron, como cualquier peregrino, a la Catedral, incluso con más ganas».
La iniciativa, tal y como explicó la miembro de la Fundación, «surgió por el deseo de facilitar a todas estas personas que no tienen las mismas posibilidades que las demás algo tan bonito como hacer el Camino de Santiago». De esta manera, desde el trabajo conjunto de la Fundación La Caixa y Aspania, se puso en marcha el proyecto, que comenzó en el mes de julio, cuando los peregrinos partieron desde Burgos. La última etapa de la peregrinación se llevó a cabo adaptando el recorrido a las necesidades de los caminantes. De hecho, desde Portomarín hasta Palas de Rei (donde pasaron la noche) se intercalaron tramos a pie y en autobús. Y es que, a pesar de la destacable coordinación y esfuerzo de voluntarios y peregrinos, «obviamente no fue un camino de rosas», según apuntó Elisa Durán, aunque «la fuerza de voluntad de estas personas ha sido francamente encomiable», matizó.
«Todo esto es el resultado de un gran trabajo de fondo de muchas personas y un gran esfuerzo y capacidad de superación; todos hemos trabajado en la misma dirección para poder integrar a esas personas que más lo necesitan», explicó la directora general adjunta de la Fundación, quien alabó el esfuerzo de todos los voluntarios para poder cumplir con el objetivo, al tiempo que destacó la enorme satisfacción que supone para todas las personas involucradas en esta iniciativa «experimentar este sentimiento de utilidad social cada vez que devuelven a la sociedad el fruto de la entidad financiera». Elisa Durán se mostró impresionada con el hecho de que los peregrinos caminaron a una velocidad muchísimo más rápida que los demás. De hecho, contó que ayer se avanzaron «Diez minutos por un tema de logística y a los que íbamos con ellos nos ha costado mucho más superarlo».
Por otra parte, quiso hacer un llamamiento a la sociedad para que comprenda la importancia de la integración de todas las personas con cualquier problema, no sólo discapacidades, así como luchar por fortalecer «los vínculos de unión con otras entidades para trabajar conjuntamente para que todos tengamos las mismas oportunidades, que es lo que se trata de hacer con este tipo de proyectos, unos más visibles que otros, pero todos importantes», zanjó.
SANTIAGO
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