01 Mar Así se logra llegar a anciano y tener una vida saludable
Vivimos más años. Frente a esto, los científicos investigan las causas y evidencian un gran desajuste entre la adaptación evolutiva pasada y nuestra vida moderna.
ESTEFANÍA GRIJOTA
La vida en cuatro letras: adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C). La base del código genético ha evolucionado durante los últimos cuatro siglos, al igual que la ecología humana, los estilos de vida y nuestras circunstancias vitales que cambian y evolucionan cada día más deprisa. Esto infiere directamente en nuestra llegada al envejecimiento, pues la realidad es que hoy vivimos mucho más tiempo en todo el mundo.
La OMS advierte de que el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%. Y por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indica que, si las cosas no cambian, en menos de 30 años España se puede convertir en uno de los países más envejecidos del planeta.
Frente a esto, los científicos investigan las causas y evidencian un gran desajuste entre la adaptación evolutiva pasada y nuestra vida moderna. Actualmente, conocemos nuestra estructura genética y podemos llegar a obtener información sobre si estamos más predispuestos o no a padecer en un futuro enfermedades crónicas o cáncer.
El Instituto Nacional del Cáncer (NCI), por ejemplo, nos proporciona información e informes detallados de los distintos avances científicos sobre nuestro riesgo genético a la hora de padecer algunos tipos de cáncer, y el National Institute of Aging (NIA) da información muy relevante de los últimos avances científicos sobre los problemas de salud relacionados con el envejecimiento. Y lo cierto es que es en los genes donde se encuentra la clave de todo, o al menos una gran parte.
Los genes se expresan de manera diferente
La transición a la modernidad no solo ha traído consigo un acceso más fácil a los alimentos, antibióticos, las vacunas o a la medicina moderna, sino que nos ha proporcionado un menor riesgo de padecer enfermedades infecciosas y cáncer.
En una investigación publicada en la revista Nature Reviews Genetics, un equipo internacional de cinco científicos ha corroborado la evidencia de este desajuste entre la adaptación evolutiva pasada y nuestra vida moderna. Según los expertos, el envejecimiento es, en parte, causado por el efecto combinado de muchos genes que son beneficiosos cuando son jóvenes, pero que tienen efectos adversos a edades más avanzadas. Esto es la denominada pleiotropía o el fenómeno por el cual los genes cambian a lo largo de la evolución. Un ejemplo claro según Virpi Lumma, profesora de la Universidad de Turku en Finlandia, es cuando Angelina Jolie decidió optar por una mastectomía doble preventiva en lugar de arriesgarse a tener cáncer de mama. “Esta decisión se basó en que portaba una variante BRCA1 de alto riesgo, y esta variante genética no ha sido eliminada por selección natural en el pasado, precisamente porque también tiene un gran beneficio para la fertilidad femenina. Hoy en día, la situación es mucho peor. Debido a nuestros niveles de fertilidad mucho más bajos y vidas más largas, los primeros beneficios de tales genes ya no funciona», explica.
Por su parte, Stephen Stearns, profesor de la Universidad de Yale en Estados Unidos asegura que los cambios en la biología humana están impulsados por dos procesos no exclusivos. “El ambiente impacta directamente en la forma en que se expresan nuestros genes: la mala nutrición en la infancia puede causar, por ejemplo, retraso en el crecimiento, pero el entorno también influye en la selección natural”, explica. Para Stearns, es más probable que la expresión génica haya cambiado, en lugar de que los genes mismos se hayan adaptado a un nuevo entorno.
El estudio también gira en torno a si la selección natural vinculada a la modernización podría reducir globalmente la carga de algunas enfermedades crónicas. Alexandre Courtiol, científico del Instituto Leibniz para el Zoológico y la Investigación de Vida Silvestre (IZW) en Berlín (Alemania) y coautor del estudio agregan: «Sí, los genes son culpables, pero esperan que la selección natural adapte a nuestros tatara-tatara nietos a nuestro entorno moderno es ineficiente. El entorno moderno evoluciona vertiginosamente y, por lo que la respuesta más racional en cuanto al aumento de las enfermedades crónicas sería cambiar nuestro entorno social y nuestros estilos de vida de una manera que mejor se adapte a nosotros”, matiza.
Así, la receta para Courtiol resulta básica: dormir más, comer menos basura, estar regularmente activo y contaminar menos. Algo, en ocasiones difíciles de llevar a rajatabla, pero no imposible.
El envejecimiento saludable y activo
El envejecimiento activo es un término relativamente actual. La Unión Europea designó el 2012 como el año el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la solidaridad intergeneracional, el cual se apoya en cuatro pilares básicos: la salud (física y mental), la participación en la sociedad, la seguridad y el aprendizaje durante toda la vida.
El cambio de estilo de vida y los hábitos saludables son fundamentales para ralentizar el proceso de envejecimiento y mejorar nuestra salud. Ya un informe realizado en el 2011 por la Universidad Complutense de Madrid vinculaba la productividad más allá de lo laboral, extendiéndose a lo social y comunitario. Y es, fundamentalmente en la calidad de vida, el bienestar físico, psíquico, afectivo, interpersonal y social, los hábitos saludables fundamentales para ralentizar el proceso de envejecimiento y mejorar nuestra salud.
La investigación expresa la idea de la participación de las personas en las cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, sin centrarse solo en la capacidad para estar física o encontrarse laboralmente activo. Todo ello implica: el ejercicio físico, la dieta equilibrada, el dormir suficiente, evitar el consumo de tabaco y alcohol, disminuir los niveles de estrés, las emociones y la importancia de las actitudes positivas para afrontar la vejez.
El cuidado de los ancianos
Hace unos meses se celebró en Hong Kong la Conferencia HKIUD sobre acciones para el envejecimiento activo. Las estadísticas del gobierno muestran que la proporción de la población de Hong Kong de 65 años, y más, se duplicará al 31% para el año 2036.
A la conferencia acudieron expertos de diferentes partes del mundo, en la que exploraron diferentes aspectos físicos y sociales de cómo Hong Kong puede ser más inclusivo y mejorado para fortalecer los lazos culturales en la comunidad. Y entre los objetivos, destacaron un conjunto de apuestas de mejora de diseño urbano.
El profesor Stephen Tang, presidente del Instituto de Diseño Urbano de Hong Kong, aseguraba que en Hong Kong, cuidar a los ancianos, y el envejecimiento activo han pasado recientemente al primer plano de la agenda política de su gobierno. “En la industria de diseño urbano de la ciudad, en HKIUD creemos que es nuestro deber educar a las personas sobre lo que necesitamos para mejorar la habitabilidad de la ciudad para las personas mayores y alentar una discusión informada desde una perspectiva de diseño urbano. Tenemos que establecer un estándar más alto», explicaba.
El gobierno anunciaba diversas medidas e ideas para la mejora en la calidad de vida del anciano pasando por el diseño de edificios enteros, el aprendizaje permanente, voluntariado, la tecnología y la planificación urbana. Según el presidente de la Comisión de Ancianos de Hong Kong del Gobierno de HKSAR, el doctor Lam Ching-choi: «En cuanto al envejecimiento de la población en Hong Kong, debería construirse toda una ciudad toda la ciudad para promover la salud y el bienestar de las personas mayores, y sus diferentes y diversos grados de movilidad”, apuntaba. “Los diseñadores urbanos podemos generar un impacto muy positivo y saludable en todas las personas mayores y en función de su movilidad, así como en el medio ambiente en general de Hong Kong», agrega.
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