13 Nov Nueve consejos para tener una vida saludable
Tener una vida sana es posible y no depende únicamente de lo que comemos, sino de todo lo que hacemos cada día: descasar correctamente, mantener nuestras células en buen estado y evitar todo aquello que le hará daño a nuestro cuerpo.
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Reducir los alimentos que producen estrés
Para tener un cuerpo sano, el cerebro debe estar en perfectas condiciones, puesto que cuando no se nutre bien sufre las consecuencias de esta situación y produce estrés. Es fundamental evitar: las grasas trans, los alimentos procesados y/o azucarados y el alcohol.
El estrés psicológico crónico provoca envejecimiento prematuro, interrumpe la producción de hormonas, acorta los telómeros (brazos de los cromosomas) y aumenta el riesgo de padecer cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Buenos hábitos de sueño
Desarrollar buenos hábitos de sueño implica tener actividad durante las horas de vigilia, puesto que la vida sedentaria es responsable de una mayor incidencia en el insomnio. También es necesario reducir la exposición a la luz azul de los PC’s, la artificial y la de los televisores, que pueden producir degeneración macular y falta de sueño.
No a los cosméticos tradicionales
La cosmética natural y ecológica es la alternativa ideal, para evitar consumir lacas de uñas, jabones, lociones para la piel, champús, maquillajes, desodorantes y demás productos para el cuidado personal, que contienen una serie de ingredientes químicos que, como poco, resultan inseguros, cuando no, decididamente tóxicos.
Cuidar la piel
La piel es el tapiz del cuerpo y constituye por sí misma un microbioma. Un microbioma deficiente está expuesto al envejecimiento prematuro y a padecer todo tipo de enfermedades (diabetes, arrugas, acné, eccemas, problemas estomacales e intestinales, cáncer, etc.).
Combatir la obesidad
El exceso de peso no solo puede resultar una carga para el cuerpo y la mente, sino que expone a quien la sufre a padecer de muchas otras afecciones relacionadas directa o indirectamente con la cantidad y el tipo de comidas que se ingiere (diabetes, cáncer, hipertensión) y con el volumen de adiposidad (inflamación crónica, artrosis, envejecimiento prematuro, deficiencias intestinales, etc.).
Domeñar la depresión
La interrupción de la producción hormonal, una mala elección de los alimentos, la exposición a los pesticidas y los efectos secundarios de los medicamentos, pueden provocar depresión que, a su vez, está asociada al estrés oxidativos, al retraso en la cicatrización, a la obesidad y hasta a la falta de apetito sexual.
Cuidar las mitocondrias
La disrupción mitocondrial es la causa principal en la que se sustenta, la teoría mitocondrial del envejecimiento radical. Las mitocondrias son estructuras celulares diminutas que se encuentran la mayoría de las células y a las que el tabaco, el azúcar, la cafeína, las grasas trans y el alcohol, entre otros, afectan en su normal funcionamiento.
No a los PCB y las dioxinas
Los PCB (bifenilos policlorados) son sustancias nocivas, que pueden estar presentes en muchos mariscos y pescados de producción industrial; afectan al sistema nervioso embrionario y pueden provocar graves erupciones cutáneas.
Las dioxinas son subproductos de varios procesos industriales, resultan altamente tóxicas y son desencadenantes del cloracné, de problemas del sistema inmunitario y reproductor, de la endometriosis y de varios tipos de cáncer.
Mermar la resistencia a los antibióticos
La enorme mayoría de los animales que se crían en granjas son ampliamente tratados con antibióticos, que pasan al cuerpo humano cuando se ingiere su carne. A ello se le suma la falta de coherencia a la hora de recetar y tomar antibióticos (sin que existan antibiogramas específicos previos).
La suma de ambos factores crea en el cuerpo humano, una resistencia a dichos medicamentos y anula su potencial función, cuando se los administra por necesidad real.
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