… Y se hizo la luz

… Y se hizo la luz

El servicio de rehabilitación provincial de la ONCE aporta a las personas con visión muy residual algunas soluciones para que su calidad de vida no se resienta

A. M.

Buena parte de ellos son personas muy mayores que, por su edad, han ido perdiendo calidad en la vista. Tienen una deficiencia visual grave, no son ciegos totales y, por fortuna, no paran de salir al mercado nuevos dispositivos y tecnologías que no les van a devolver la visión, pero les minimiza el impacto que les supone ver cada vez menos.

La agencia administrativa que la ONCE tiene en Albacete capital, y que da cobertura a toda la provincia, cuenta con un servicio de rehabilitación gestionado por el técnico Jesús Morcillo, especializado en orientación para la movilidad y los desplazamientos en la vía pública.

Su misión consiste en mejorar, dentro de sus posibilidades, la calidad de vida de estas personas que ya no pueden leer o ver la televisión. Hasta su despacho llegan las últimas novedades en graduación y ampliación óptica, como las «famosas gafas de la tele», que han venido a sustituir a un antiguo telescopio que se adataba a las gafas pero pesaba mucho. Ahora, por 45 euros, la MaxTV aporta una buena calidad de imagen óptica gracias al gran alcance de enfoque.

En un armario, Jesús Morcillo guarda numerosas lupas, desde las más básicas de 10 euros, hasta otros modelos que llevan luz incorporada o son electrónicas y se disparan hasta los 400 euros. Costes todos estos que tiene que sufragar el propio usuario, aunque de ser muy elevados, puede recibir ayudas del Estado.

«La ONCE -explica su técnico- cede el material y los dispositivos cuando se encarga de adaptar los puestos de trabajo o de estudio a las personas ciegas o deficientes visuales graves; una telelupa vale 2.000 euros, pero esto lo cedemos, no lo cobramos».

Al tratarse de un material encaminado a una minoría, estas gafas, lupas y lentes de aumento suelen tener un precio muy elevado en el mercado convencional, por lo que la ONCE los vende a precio de coste exclusivamente a sus afiliados, porque «tenemos prohibido obtener beneficios por la venta de estos artículos».

En este caso, la entidad de personas ciegas solo ofrece este tipo de ayudas técnicas de forma gratuita a los niños inmigrantes.
Estas lupas y gafas para ver la tele son los artículos más demandados en la ONCE, debido a que a estas personas mayores «les crea mucha frustración no reconocer las caras y no poder leer ni las cartas ni los recibos que les llegan al buzón».

Las lupas pueden ser una solución, pero la ONCEtambién tiene otros dispositivos para ampliar las imágenes en el ordenador, cambiar los colores del fondo para acomodar la lectura e incluso una biblioteca sonora a la que va incorporando de forma constante nuevos títulos.

Pero la tecnología no ha podido, todavía, con el clásico bastón. Como orientador de movilidad, Jesús Morcillo acompaña a los ciegos por sus recorridos más habituales para dotarles de técnicas y habilidades suficientes que les permitan unos desplazamientos seguros y confiados. Su primer objetivo es que ese nuevo usuario -ya sea ciego total o parcial- aprenda a coger el bastón correctamente, con el arco perfecto. En el recorrido, el usuario aprenderá numerosas referencias como obstáculos, cruces con y sin semáforos, dónde colocarse para poder cruzar con seguridad, rebajes… «Hacemos un entrenamiento completo en los itinerarios».

Su seguridad y confianza también aumenta con un mando activador que le proporciona la ONCE y que sirve para conocer, a través de un sistema sonoro, cuándo un semáforo se pone en verde para el peatón. Este sistema solo lo pueden usar en los semáforos que hay adaptados en la ciudad, aunque «cuando solicitamos al Ayuntamiento que adapte alguno porque es el paso frecuente de una persona ciega, lo hace sin problemas».

Otro tema diferente es la tiflotecnia, tecnología adaptada para todas aquellas personas con discapacidad visual. La delegación provincial albacetense cuenta con un instructor que se ocupa y preocupa de aportar todo el material y adaptar los puestos de estudio a los escolares ciegos, así como de procurarles una mejor calidad de vida en sus domicilios. Entre otros aprendizajes, niños y nuevas personas diagnosticadas con deficiencias visuales aprenden a distinguir monedas y billetes, a vestirse y desvestirse, a manejar los cubiertos en la mesa y a controlar su higiene personal y la de su hogar.

www.latribunadeciudadreal.es/noticia/Z902CF2D8-E530-424E-9B1E7FF68D0096D9/20150824/hizo/luz



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