
23 Abr Vivir con incertidumbre
Ana I. Esteban, presidenta de Solidaridad Intergeneracional
Cuando ya se suman décadas en el calendario, comienzas a comprender que la vida se compone de solo algunas certezas y de muchas inseguridades, contradicciones, dilemas… La vida no da tiempo para ensayos, es una obra en rabioso directo.
Nuestros antepasados los Homo sapiens vivían al día, no necesitaban atesorar cosas, casas, coches o reservas estratégicas de dinero, “por si vienen mal dadas”. Hoy, en cambio, vivimos en un país pequeño y rico, donde la mayoría de la población dispone de recursos económicos suficientes para vivir con dignidad en uno de los lugares más variados y bellos del mundo. Por ello nos visitan más de 90 millones de turistas cada año. Esta paradoja de vivir en la abundancia, pero sentirnos inseguros tiene muchas caras, como el turismo.
Sin embargo, esa abundancia no elimina la incertidumbre. Quien no tiene nada más que perder que la vida, tiene la fuerza y el coraje para luchar cada minuto por seguir respirando como hacían nuestros ancestros, y como lo hacen cada día los emigrantes que entran por nuestras costas, porque los que llegan por los aeropuertos son más invisibles y, quizá, menos pobres y preocupan menos.
Contexto histórico y social
Llevamos tanto tiempo alertando que la globalización perjudicaba enormemente al medio rural, y a l@s productores de alimentos, que ahora nos sorprenden y asustan con la imposición de aranceles comerciales que el energúmeno, que habita a ratos en la Casa Blanca, ha dictado para todo el mundo y rompe así las reglas de la globalización construidas durante 60 años. El dólar se devalúa, sus bonos -que pagan la deuda de su país- se encarecen, y deja de ser un país de confianza y perderá la primera posición. Mucho poder para tan poca cabeza, ¿no creen? A este airado, le molestan también los emigrantes latinos que están construyendo país; aunque él lleva sangre emigrante y también su descendencia, ya que su abuelo y su esposa proceden de afuera
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro no es pasar ni de las crisis, ni de las guerras y ni de las pandemias. Ya sabemos lo que son y, antes o después, regresarán y para afrontarlas necesitaremos dirigentes en plenas capacidades, que apuesten por la ciencia, y la democracia. Llama la atención que el mundo esté gobernado en la actualidad por mandatarios longevos, como ocurre en China, Rusia, Estados Unidos, India, Corea del Sur… y el Vaticano, que no elige Papa menor de 67 años. La edad no puede ser el límite, pero las capacidades para determinados puestos sí deberían ser y tenemos mucho que decidir con nuestro voto.
Situación política y económica global
Estamos viviendo en riguroso directo un cambio muy profundo que afecta a toda la estructura social. Nunca antes hubo tanta gente sobre la Tierra. Nunca antes se vivió tantos años de media, y la longevidad seguirá creciendo. La globalización con sus luces y sus sombras, se reconfigura mientras nuevas potencias emergen y se tambalea el orden conocido. La tecnología que conocemos y la que no, nos va a transformar nuestra forma de vida y estaremos sometidos a un control total. Todos llevamos un artefacto en el bolsillo que nos une con el mundo pero que en remoto, y sin saberlo, se actualiza solo. Esta oportunidad de tener un altavoz en el bolsillo genera mucho ruido, mucha desinformación, engaños, y problemas, pero no podemos ya vivir sin el móvil, aunque contamina en exceso tanto el medio ambiente como la cabeza, y eso apenas se quiere contar.
Los vínculos entre países con sus tensiones comerciales, los populismos y los desafíos de la emergencia climática forman un paisaje complejo y las decisiones de unos pocos afectan a millones.
Se está divulgando estos días un anuncio del gobierno, emotivo y positivo, en defensa de nuestros valores, de nuestra manera especial de hacer las cosas, de nuestros principios, que no son como los de Groucho Marx. Este anuncio nos anima a defender lo nuestro, a consumir productos del país, más rico del mundo… Por si te despistas: ese es el país en el amaneces cada día.
En el medio rural, la incertidumbre es pan de cada día: las inclemencias del clima, las cosechas, los precios, la PAC… Somos resilientes, el campo requiere sacrificio y esa sabiduría es hoy más valiosa que nunca.
Esta época que nos ha tocado en suerte compartir, exige desaprender y reaprender para adaptarse y seguir adelante, con incertidumbres y con certezas, pero siempre, adelante.