Una impresora 3D para luchar de infinitas maneras contra la discapacidad

Una impresora 3D para luchar de infinitas maneras contra la discapacidad

La oportunidad de imprimir cualquier objeto en tres dimensiones abre un nuevo mundo de posibilidades en el diseño y producción de adaptaciones para cualquiera, que en el caso de las personas con discapacidad les permitirá acceder a objetos personalizados

ZANA VISO – MADRID

Desde un enganche para sujetar los cubiertos a la hora de comer, hasta una prótesis, pasando por teclados para ordenadores o tabletas adaptados, la nueva tecnología es una herramienta que facilita la fabricación de enseres y artilugios vinculados a cada necesidad de forma más barata y rápida.

Por ello, en Madrid, para garantizar la autonomía para personas con discapacidad física y orgánica gracias a las impresoras 3D, la federación Famma-Cocemfe y el Centro de referencia estatal de autonomía personal y ayudas técnicas (Ceapat) están gestando un acuerdo basado en esta “tecnología emergente”.

“Puedes hacer todo lo que se te ocurra con dimensiones de 20 por 20 centímetros”, asegura el técnico del programa educativo de Famma, Miguel García-Montalvo, que también trabajará con las adaptaciones impresas en tres dimensiones.

Después de enumerar más de una decena de objetos que mejorarán el rendimiento de personas discapacitadas en las aulas, como punteros, cobertores o conmutadores, García-Montalvo hace una breve pausa y destaca con entusiasmo que “si se unen objetos de 20 centímetros se puede hacer de todo”.

Entre las prioridades de este proyecto se encuentran los soportes, enganches y pulsadores que, con un diseño personalizado, impulsarán la autonomía de las personas con movilidad reducida a la hora de realizar tareas cotidianas y utilizar electrodomésticos o aparatos electrónicos.

El presidente de Famma, Javier Font, explica cómo estas impresoras tan en boga pueden mejorar las condiciones de vida de personas que, por ejemplo, tienen movilidad reducida en las extremidades superiores.

“A través de tecnología 3D diseñamos y elaboramos medios de adaptación a sus necesidades para que ellos puedan comer por sus propios medios, escribir o manejar el ordenador de forma autónoma“, destaca Font.

Ilusionado por la enorme cantidad de objetos que van a poder ‘imprimir’ los usuarios, pone otro ejemplo: “Hay personas que pueden necesitar adaptación para ponerse el zapato y nosotros vamos a intentar trabajar con esta tecnología para conseguirlo”.

Los impulsores del proyecto no solo buscan replicar ayudas que ya existen, sino que pueden diseñar nuevas adaptaciones técnicas personalizadas porque “cada persona es un mundo” y la imaginación no tiene límites.

Estas impresoras pueden suponer una mejora para la calidad de vida de personas con movilidad reducida y como “cada mano tiene una ergonomía distinta, dependiendo de la lesión, se podrán producir los medios adecuados para las capacidades residuales de cada caso”, expone Font.

El proceso, en fase de lanzamiento y que aún no se ha llevado a la práctica, aunque la Ceapat ha realizado algunas pruebas, parece sencillo.

Primero, el equipo de diseño dibuja el objeto, luego se pasa al escáner, y finalmente se produce en el material que pueda conceder mayor autonomía.

Así, se abre un abanico de posibilidades para personas con discapacidad que es “casi una revolución”, debido a que el material plástico que utilizan estas impresoras es “muy barato”.

Para producir un objeto con dimensiones de 20 x 20 centímetros cuadrado, el coste de material supondría “unos 80 céntimos”, señala García-Montalvo.

Los representantes de Famma coinciden en las dos claves del progreso en la autonomía de los discapacitados gracias a la impresión en tres dimensiones: la celeridad de los procesos y la democratización de las adaptaciones por su abaratamiento.

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