Una de cada cuatro personas ltgtbi+ sufre discriminación en el trabajo por su orientación sexual.

Una de cada cuatro personas ltgtbi+ sufre discriminación en el trabajo por su orientación sexual.

Y tres de cada diez ocultan su orientación por miedo.

Redacción

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Una de cada cuatro personas lgtbi+ sufre algún tipo de discriminación en el trabajo relacionada con su orientación sexual o su identidad de género, según datos de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA, por sus siglas en inglés) transmitidos por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (Felgtbi+) con motivo de la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores.

El colectivo considera fundamental que las empresas activen “medidas y recursos” para “frenar la discriminación directa hacia las personas lgtbi+ de manera urgente” y pongan en marcha “protocolos contra el acoso y la violencia contra el colectivo”.

El coordinador del Grupo Laboral de la Felgtbi+, David Senabre, subrayó que “la discriminación por orientación sexual o identidad de género sigue siendo una triste realidad en el mundo laboral que sólo se podrá combatir con el compromiso del sector empresarial”.

Recordó que la recientemente aprobada ley lgtbi obliga a las empresas de más de 50 personas a tener un conjunto de medidas contra la ‘lgtbifobia’ antes del próximo 28 de febrero, que tendrán que ser pactadas a través de la negociación colectiva y acordadas con la representación legal de los trabajadores.

La Felgtbi+ recurrió a datos de la FRA para denunciar que una de cada cuatro personas lgtbi+ ha sufrido actitudes negativas en el trabajo por su orientación sexual o su identidad de género, mientras que nueve de cada diez creen necesario ocultarlo a la hora de realizar una entrevista de trabajo.

A su vez, tres de cada diez personas lgtbi+ no se visibilizan en el entorno laboral por miedo a la discriminación, una situación que vivió Marta, una orientadora educativa, que, cuando le contó a una compañera de trabajo que tenía novia, recibió un mensaje de la directora del centro que decía lo siguiente: “no podemos permitir que esas tendencias se noten y que el alumnado lo sepa”. Esta situación le provocó “ataques de ansiedad y estrés postraumático”, por lo que “decidí irme al paro al terminar ese contrato porque no podía seguir trabajando así”.



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