Un solo pecho para amamantar

Un solo pecho para amamantar

El cáncer de mama es el tumor más común en las mujeres durante el periodo fértil.

CRISTINA G. LUCIO – MADRID

Félix, Héctor y Eloy acaban de empezar el curso y a Tita, su madre, le brillan los ojos cuando piensa en ellos. En menos de dos horas tiene tutoría con la ‘profe’ del mayor, que no ha cumplido tres años y ya quiere cuidar de sus hermanos, unos gemelos de siete meses que le han hecho crecer a marchas forzadas.

Félix tiene las cosas claras; una determinación que ha heredado de su madre, para quien un ‘no’ sin argumentos nunca ha servido como respuesta. «Soy muy cabezota», asegura. «Si estoy convencida de algo, lo persigo».

Por eso, cuando tras superar dos cánceres de mama y una mastectomía radical en su pecho izquierdo, se quedó embarazada primero de Félix y luego de Héctor y Eloy, hizo oídos sordos a quienes «sin ninguna razón» le decían que con un solo pecho no podría amamantar a sus hijos. Buscó información y consultó a varios especialistas, y con esos datos construyó un escudo con el que defenderse de las presiones.

«Yo tenía claro que la lactancia materna es lo mejor. Es lo normal, lo natural y la OMS recomienda la lactancia exclusiva hasta los seis meses. Los niños se engancharon bien y, sobre todo, no dejaron de ganar peso, así que seguí».

Esta determinación, sin embargo, no hizo que el camino fuera de rosas. «Con el mayor fue más sencillo, pero con los gemelos me sentí un poco ‘vaca lechera’. Eran 24 horas con uno de los dos al pecho. En casa, en el parque, por la calle. Me metía con ellos en la cama para dormir un poco y sólo tenía que suplementar con leche de fórmula por la noche», apunta esta madrileña de 37 años, quien subraya que el apoyo de su pareja, que se encargaba «de todo lo demás», fue fundamental en esa etapa que duró seis meses.

Recién incorporada a su trabajo como farmacéutica tras la baja de maternidad, Tita echa de menos esos días «tan duros e intensos pero a la vez tan buenos». «No tenemos pensado tener más hijos porque ya no cabemos en casa», bromea. «Pero tengo claro que volvería a hacer lo que hice si me quedara embarazada otra vez».

En sus más de 11 años como consultora de lactancia, Alba Padró ha asesorado a varias madres que, como Tita, querían saber si, tras haber sufrido una mastectomía total y una vez finalizado su tratamiento quimioterápico u hormonal, podrían amamantar a sus bebés. La mayoría, asegura, no sólo tenían dudas, sino unos niveles muy altos de ansiedad y temores.

«Si a una madre con dos pechos sanos ya le es complicado tener autoconfianza, en estos casos, en los que muchas sienten que su pecho ya les ha fallado y tienen muchas más presiones externas, los miedos se disparan», señala.

Pero la realidad es que «la lactancia en estas mujeres no difiere demasiado de la de cualquier otra madre», subraya.

«Un sólo pecho puede generar la leche suficiente», recuerda Padró, quien afirma que, con la estimulación adecuada, la producción entre los dos pechos puede rondar los tres litros diarios.

«Se puede amamantar perfectamente tras una mastectomía radical», coincide Inma Mellado, consultora de lactancia y monitoria de La liga de la Leche. «Lo único que hay que hacer en esos casos es un seguimiento más estrecho del neonato, comprobar si está ganando peso adecuadamente. No digo que el proceso sea jauja. Pero es inaceptable que a una madre le digan antes de intentarlo que no va a poder».

Cirugía conservadora

El cáncer de mama es el tumor más común en las mujeres durante el periodo fértil. Según explica José María Román, jefe de la Unidad de Patología de Mama del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, en más de un 90% de los casos, el tumor se origina en alguno de los aproximadamente 20 conductos galactóforos de la mama, los responsables de que, en la lactancia, la leche pueda llegar desde los pequeños lóbulos donde se produce hasta el pezón. Es lo que se conoce como carcinoma ductal, que a veces se queda localizado en esos conductos y, en otras ocasiones, se disemina a otros tejidos.

Los avances en diagnóstico precoz, tratamientos y abordajes contra el cáncer han permitido que, hoy en día, la mastectomía -la necesidad de retirar la mama completa- sea una opción menos frecuente que hace unos años. «Las técnicas de cirugía oncoplástica cada vez permiten hacer menos mastectomías y optar por cirugía conservadora de la mama», explica Francisco Leiva, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Ese abordaje permite, en la medida de lo posible y siempre primando la seguridad de la paciente, que en algunos casos pueda conservarse parte del tejido mamario y de los conductos galactóforos y que, tiempo después, ese pecho pueda lactar.

«En ese sentido el pecho es como si fuera un brócoli, con pequeños conductos que van desembocando cada vez en conductos más grandes. Por eso, a veces, si se elimina un trozo, el resto puede seguir cumpliendo su función», ejemplifica Leiva.

Eso sí, en el caso de que el pezón o la areola estén afectados por la cirugía, «con ese pecho no se podrá amamantar, ya que se habrán eliminado los canales de salida de la leche», remarca Carmen Temboury, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario del Sureste y responsable del Master de Lactancia que imparte la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, quien recuerda que otros tratamientos como la radioterapia también pueden afectar muy seriamente a la función lactante de esa mama.

«Por trabajos publicados sabemos que sólo un 50% de mujeres cuyo pecho fue irradiado consiguen tener leche en ese pecho y apenas un 25% logran amamantar del mismo», coincide José María Paricio, pediatra y miembro de la Asociación para la promoción e investigación científico-cultural de la lactancia materna (APILAM).

Falta de información

Con 31 años, a Vanessa le diagnosticaron un carcinoma ductal in situ grado dos en el pecho derecho. Los médicos optaron por una tumorectomía, una cirugía conservadora, seguida de varias sesiones de radioterapia.

Tres años después de pasar por el quirófano, en 2012, esta catalana se quedó embarazada y empezó a preguntar si podría amamantar con sus dos pechos, pero tuvo que dar muchas vueltas hasta dar con una respuesta.

«El ginecólogo me dijo que no iba a poder dar con ese pecho y, en general, el ámbito público no encontré a nadie con buena formación. Hasta que di con una comadrona profesional, a nivel privado, que me asesoró bien y me informó de las posibles consecuencias de la radiación no tuve verdadera información. Con ella intenté relactar con el pecho operado, sobreestimularlo para que volviera a producir leche, pero no funcionó. Tenía que ponerme un sacaleches hospitalario unos 10 minutos cada hora y también intentar que mi hija se enganchara, pero no dio resultado, así que me dijo que no había problema en que diera solo de un pecho y así llevamos 26 meses», comenta esta trabajadora social, que también contó con el apoyo de un grupo de crianza, un sostén que echa en falta en la sanidad pública.

«Hay que saber ayudar», comenta Alba Padró, quien recuerda que en algunos casos, en los que sí hay producción de leche pero no existe pezón para darle salida, hay que aplicar medidas de contención para ir reduciendo la producción de ese pecho mientras con el otro se sigue amamantando.

«El pecho del que no se mama deja, poco a poco, de producir leche. Hay bastante experiencia de amamantar con un solo pecho. En nuestro medio es esporádico y se debe o a enfermedad o a capricho del lactante, pero hay poblaciones en África, Asia o América en que las mujeres trabajan en el campo cargando con el lactante y si son diestras lo llevan en el lado izquierdo, por lo que siempre maman del pecho de ese lado», apunta Paricio

Echando la vista atrás, tanto Tita como Vanessa lanzan un mismo mensaje a las madres que estén en su misma situación y quieran dar el pecho: «intentadlo, no os dejéis llevar por las presiones y buscad ayuda si la necesitáis, porque merece la pena».

«Todas las madres que quieren dar el pecho están satisfechas cuando lo consiguen, pero en estas mujeres, que se han enfrentado a un escollo mayor, la satisfacción es aún mayor», coincide Alba Padró.

«Y no sólo porque han conseguido alimentar a sus hijos, sino porque la lactancia les ha permitido reconciliarse con su cuerpo y volver a mirar su pecho con amor. Han logrado que ese pecho signifique sólo vida», concluye Inma Mellado.

Cuando el otro pecho también está operado

En 2007, el cáncer que tres años antes había irrumpido en la vida de Tita volvió a aparecer y la mastectomía fue la única solución. A finales de 2008, le hicieron una reconstrucción mamaria con músculo de la espalda que llevó aparejada otra intervención en el pecho sano, el derecho, «por cuestiones estéticas». «Este procedimiento se hace en muchos casos», explica el doctor Leiva, precisamente para conseguir que los dos pechos tengan un tamaño similar y estén en simetría. En el caso de Tita, la cirujana que la atendió le indicó que le colocaría una prótesis respetando su tejido mamario y sus conductos galactóforos «por si algún día» -entonces Tita no había cumplido los 30- «quería ser madre y amamantar a sus hijos». Las técnicas de cirugía plástica que respetan el tejido mamario cada vez son más comunes, incluso en los casos de reducción de pecho. Lo sabe bien Bibiana, que cuando se sometió a una operación de estas características, a los 20 años, no pensó en una lactancia futura. «El cirujano sí lo hizo porque llevo tres años y medio dando el pecho a mi hijo sin problemas», señala. Eso sí, tuvo que esperar a dar a luz para saber si sus pechos «responderían». «Estaba preocupada porque yo quería amamantar, pero nadie sabía decirme a priori si iba a poder o no».

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