30 Dic Un riñón y un escaño por amor
Enric Millo, portavoz del PP catalán, deja su escaño en el Congreso para donar el órgano a su mujer
Su esposa, Montserrat Viñas, sufre una enfermedad renal crónica
Camilo S. Baquero Barcelona
Detrás de la renuncia de Enric Millo a ser diputado por el Partido Popular por Girona no solo hay una pirueta para garantizar la estabilidad del PP catalán. En la decisión también influye un drama familiar. Su esposa sufre un grave problema renal y la única manera de garantizar su supervivencia es con un trasplante. Ambos son compatibles. Esta es la historia de dos renuncias por amor: a un riñón y a un escaño en la carrera de San Jerónimo de Madrid.
El confeti resbalaba por la cabellera de una sonriente Alicia Sánchez-Camacho quien, copa de cava en mano, brindaba con los suyos por los buenos resultados del Partido Popular en Cataluña. Era noche electoral del pasado 20-N y en una de las pantallas de plasma del salón del hotel Grand Marina, en Barcelona, se veía cómo Mariano Rajoy saludaba desde el balcón de Génova. La España azul explotaba de alegría y Girona no era la excepción. Allí, entre banderas y gritos, Enric Millo (Terrassa, 1960), el cabeza de lista popular en esa circunscripción, abrazaba a su esposa, Montserrat Viñas. Millo había logrado por tercera vez en la democracia el esquivo escaño por la provincia más anti-PP de España. Un símbolo más de la arrolladora victoria de Rajoy. Sin embargo, su felicidad era agridulce. Algo le rondaba por la cabeza.
La presencia de Viñas, de 50 años y madre de tres hijos, sorprendió a más de uno en la sede de la calle del Migdia. Esta profesora de escuela pública en Banyoles (Pla de l’Estany, Girona) sufre desde hace años glomerulonefritis, una enfermedad renal crónica e irreversible que va degenerando el funcionamiento de los riñones. Aunque nunca ha dejado de trabajar, su vida pública ha disminuido considerablemente. En el último año, su situación ha empeorado hasta el punto en que los médicos de la unidad nefrológica del hospital Vall d’Hebron de Barcelona le explicaron que eventualmente necesitaría un trasplante. Millo recuerda el diálogo con los doctores: “¿Cuándo?”, preguntó. “No se sabe”, le respondieron. Era un anuncio sin día ni hora. Una espada de Damocles.
Mientras la profesora celebraba el triunfo con su esposo, a quien conoció en la escuela secundaria de los Escolapios de Terrassa (Barcelona) y con el que lleva 23 años de casada, sus dos riñones funcionaban solo al 20% de su capacidad. Cuando el nivel disminuye hasta el 17%, es necesaria la diálisis. Ahí se entra en la penosa espera por un órgano, que en su mayoría provienen de las víctimas de accidentes de tráfico, y en la suerte de encontrar a alguien compatible sanguínea e inmunológicamente. La doctrina médica establece que una persona debe conservar sus propios órganos hasta el límite. En las postrimerías de la campaña, Montse, como la llama Millo, comenzó padecer anemia. Los riñones había dejado de de producir eritropoyetina, una hormona que estimula la producción de glóbulos rojos por parte de la médula ósea. La espada cayó la semana después del triunfo.
Antes del pasado verano, cuando los médicos habían anunciado la posibilidad del trasplante, Millo y los hermanos de su esposa se sometieron a pruebas de compatibilidad para adelantarse a los hechos. Sorprendentemente, el riñón del diputado electo fue el más apto. “Ella prefería que fuera uno de sus hermanos, pero yo le dije que era un tema de pareja”, afirma el también portavoz del PP en el Parlamento catalán y hombre fuerte del partido que maneja los hilos del pacto no escrito con el Gobierno de Artur Mas. ‘¿Por qué tenemos que involucrarlos a ellos? Con mis dos riñones podemos vivir”, explica Millo, recordando aquella conversación con Montse.
Girona siempre había sido territorio comanche para los populares. El 70% de los habitantes de la provincia dice que “nunca” votaría al PP, un rechazo que solo superan Bizkaia y Gipuzkoa, según Lluís Orriols, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Girona. Fuentes cercanas al PP explican que la decisión de poner a Millo como el cabeza de lista en las tierras gerundenses era una jugada que permitía asegurar el escaño, aunque en el fondo le hacía ilusión ser diputado. Esto coronaba una carrera política que tampoco ha estado exenta de polémica. Se le relacionó con el caso Pallarols, de supuesta financiación irregular de Unió Democrática de Catalunya (UDC), partido en el que antes militó y abandonó por diferencias personales con Antoni Duran Lleida. En 2008, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) le exculpó.
“No me siento un héroe: solo amo a mi esposa. Prefiero que estemos los dos justitos de salud a que uno esté bien y el otro mal”, asegura Millo con positivismo.
Gracias a inyecciones de hierro y hormonas, Montse se mantiene estable, pero la intervención es inminente. “Mis riñones están fenomenal y listos”, bromea el portavoz del PP, quien siente la misma fe en Dios —es católico practicante— y en la medicina. “No me lo pensé ni un minuto cuando el doctor me confirmó que éramos compatibles. Creo que lo que yo hago por mi esposa lo haría cualquiera por su pareja”, explica. “Cuando te adentras en el tema descubres que hay donantes anónimos”. Y acaba con un punto de pragmatismo: “Si tenemos dos riñones y podemos vivir con uno será por algo”.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2011/12/17/catalunya/1324159855_249100.html