05 Dic Tres actitudes que pueden cambiar tu vida a mejor
“Es tu actitud y no tu aptitud la que determina tu altitud”
CARMEN GIL
PENSAR EN POSITIVO
Suena tópico decir ésto, pero es una gran verdad, si tomas la determinación de ver la vida con otros ojos, si decides, que de todo lo que te sucede puedes aprender y sacar algo bueno, la vida se convertirá en un camino mucho más fácil de transitar.
Hay una excelente frase que dice, “el mundo no ha cambiado, lo que ha cambiado es mi manera de ver el mundo”. Ésta es la idea. Tu percepción del mundo puede cambiar si así lo decides. No es una tarea sencilla, es un “trabajo” diario contigo misma, un compromiso.
Ser positiva te ayudará en muchas facetas de tu vida, personal y profesional, los fracasos serán trampolines y los malos días momentos de reflexión, conseguirás soltar lastre con más facilidad y relativizar los problemas. Como puedes ver, son todo ventajas.
Una buena manera de ayudar a tu positivismo vital es, utilizando un lenguaje positivo, rodearte de personas alegres y agradecer todo lo bueno que tienes.
SER RESPONSABLE DE TUS ACTOS
Dejar de ser una víctima de las circunstancias es, sin duda, el paso definitivo para conseguir ser la diseñadora de tu vida. Ten en cuenta que digo responsable, no culpable. Asumir tu responsabilidad es una actitud empoderante y protagonista, en cambio la culpabilidad es un sentimiento empobrecedor y nada recursivo.
Cuando eres responsable tú eliges tu camino, tú eres la que determina la mejor opción. La responsabilidad es libertad.
Ser responsable también es ser consciente de tus errores y aprender de ellos. Preguntarte por qué has actuado de una determinada manera te ayudará a saber cómo hacerlo mejor la próxima vez.
Ser responsable es aceptar las consecuencias de tus actos y tomar decisiones acorde a tus valores y principios. Una mujer responsable en su vida será una mujer plena, inquebrantable y fuerte. Sin duda, actuar así, dará una buena dosis de autoestima a tu vida diaria. La confianza en ti crecerá exponencialmente.
NO RESISTIRSE A LOS CAMBIOS
Quizás sea lo menos sencillo de cumplir. Vivimos en un mundo de resistencia. Dejarse fluir está visto, incluso como un signo de dejadez. La resistencia es un síntoma más del miedo, ese sentimiento paralizante que levanta muros delante de nuestros objetivos. La mejor manera de romper este hábito es formándote, preparándote y buscando apoyo externo ante el cambio que se avecina.
Está claro que el ser humano es un animal de costumbres, y romper con lo establecido “duele”, incomoda y provoca rechazo. Pero para evolucionar necesitamos adaptarnos, movernos, innovar y asumir un riesgo controlado.
“Cuando soplan vientos de cambio algunos construyen muros. Otros molinos” (Proverbio chino).
¿Qué vas a hacer tú?, ¿resistirte o fluir?
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