07 Jul «Sorprende el dato de discapacidad, pero la discriminación existe»
El 25% de los delitos de odio en La Rioja es contra la discapacidad, una proporción que preocupa
M. CASADO
De primeras sorprende ver la discapacidad como una de las discriminaciones más frecuentes en delitos de odio tanto en La Rioja como en España. De segundas, incluso a los profesionales del sector de la discapacidad les llama la atención, lo que aún aumenta más el asombro inicial. Y es que tres delitos de odio registrados en La Rioja en el 2016 fueron por temas de discapacidad, sin discernir entre físicos o psíquicos.
En este sentido, desde CERMI-La Rioja (de entidades con discapacidad física) se prefiere guardar cautela y no asociar discapacidad y delitos de odio, ya que «no tenemos conocimiento de ningún caso de este tipo, por eso mejor evitar generalizar».
En la entidad Plena Inclusión La Rioja, orientada a discapacitados intelectuales, reflexionan sobre la situación. «Nos sorprende el dato del Informe de delitos de odio y la discapacidad. Pero también es cierto que aunque se ha avanzado en sensibilización, las situaciones de discriminación están ahí y es un colectivo expuesto a esos delitos», admite Soraya Arnedo, coordinadora del equipo de apoyo a la víctima con discapacidad intelectual de Plena Inclusión La Rioja.
«En el equipo de apoyo a la víctima, de hecho, no teníamos contemplados los delitos de odio como un posible perfil a trabajar. Pero a partir de este año estamos valorando poder incluirlo como posibles víctimas», explica Arnedo. Para ello está previsto que tanto técnicos como víctimas se formen para conocer las particularidades de este tipo de delitos.
Dificultades añadidas
Y es que, tal como alerta la coordinadora Arnedo, se cuenta con un hándicap añadido y no solo en las infracciones de odio sino en general: la detección. «Este colectivo de discapacitados intelectuales tiene la dificultad de no saber que a lo que se están enfrentando o lo que están recibiendo es una situación de abuso o donde se está vulnerando algún tipo de derecho», precisa. Además, incluso cuando el delito es reconocido por el discapacitado, le cuesta verbalizarlo, «ya que junto a sus carencias de detección, en ocasiones, ha habido una tendencia educativa de ‘infantilizarles’ y funcionar con el discapacitado con criterios de castigo, cual niño», lo que añade más complejidad a efectuar la denuncia.
Redes sociales, vía de riesgo
En todo este contexto de delito contra el discapacitado intelectual han emergido nuevos protagonistas: las redes sociales. «Ha sido una herramienta que ha ayudado mucho a nuestro colectivo y le ha abierto una vía importante a la hora de paliar una de sus mayores limitaciones: las habilidades sociales», apunta.
Pero a su vez, las redes sociales son en la actualidad una herramienta de riesgo para el discapacitado intelectual por las dificultades que tienen en su manejo, en saber qué filtros utilizar, gestionar situaciones, evitar abusos…
«Este canal de comunicación, las redes sociales, son también una vía de riesgo importante para la discapacidad, dado que no saben discernir algunas cuestiones y eso les hace más vulnerables. La exposición es mayor, por tanto el riesgo de delitos de odio, también», admite la coordinadora del equipo de la víctima con discapacidad intelectual de Plena Inclusión La Rioja.
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