31 May Soledad no deseada: el desafío social que tiene solución.
Más de 2 millones de personas mayores de 65 años viven solas en España.
2024. ABC
Ana I Martínez
María del Carmen Sánchez Navarro, a sus 86 años, siempre sale de casa maquillada y con zapatos. «Jamás en zapatillas», asegura en esta entrevista con ABC. «No cuesta nada darse algo de alegría a la cara. A una siempre le sube el ánimo», añade Esperanza Gutiérrez Fernández, que bien conoce a María del Carmen tras tres años juntas. Y es que Esperanza es voluntaria del Servicio Multicanal Te Acompaña de Cruz Roja, un programa contra el sentimiento de soledad no deseada de las personas que facilita herramientas para que puedan mejorar su situación.
Esperanza y María del Carmen tienen su particular cita semanal de una hora las mañanas de los miércoles. «Siempre la recojo en su casa. Damos un paseo, le acompaño a comprar si lo necesita o nos tomamos un café. Lo que necesite», explica la voluntaria. «Pasamos un rato juntas. Hablamos de cualquier cosa. ¡Me encanta charlar con ella! Para las dos es bueno», asegura esta jubilada que ha pasado gran parte de su vida cuidando de personas mayores como auxiliar. «A mí, las personas de edad avanzada me llenan. Siempre me ha gustado estar con ellas, darles amor, cariño… Es algo que enriquece».
Según datos del Observatorio Estatal SoledadES, promovido por la Fundación ONCE y del que forma parte Cruz Roja Española, más de 2 millones de personas mayores de 65 años viven solas en España. De ellas, el 70% son mujeres. «Desde la pandemia, estamos viendo cómo la soledad ya no es algo que afecte sólo a los mayores. Sabemos que los jóvenes también se sienten solos. Aún así, normalizamos este sentimiento en la vejez y eso es algo edadista porque no es lo que toca ni es algo normal», recuerda Marcos Calvo, responsable del Servicio Multicanal Te Acompaña. «Hay que promover que las personas mayores tengan relaciones ricas, sin imponer ni obligar», puntualiza. En este sentido, no hay que olvidar que la mayor investigación sobre la felicidad, realizada por la Universidad de Harvard (EE.UU.), demostró que las relaciones personales son un potenciador mental y emocional clave en el estado de ánimo, mientras que el aislamiento destruye dicho estímulo.
Fortalecer las relaciones
«Hay días en los que no me apetece salir. Pero son los menos», reconoce María del Carmen. En esos momentos, Esperanza siempre la anima a dar un paseo. Es tal la amistad y el afecto entre ambas que se riñen o discuten con cariño mientras se abrazan o se dedican sonrisas de complicidad. «Hoy, por ejemplo -relata la voluntaria- me he retraso literalmente tres minutos de reloj. Y me la he encontrado ya en la puerta del portal esperándome, cuando siempre subo a su casa. Lo hago porque tiene unas escaleras que le dificultan el paso. Si yo la ayudo, mejor, porque se puede caer». «Es que ya estaba nerviosa porque no venías», contesta María del Carmen, que camina con la inestimable ayuda de su muleta.
«La regaño porque sabe que la quiero», continua Esperanza. «Pues yo no la quiero nada», contesta la anciana guiñando un ojo y con una sonrisa en la cara. Ambas hablan, lloran, ríen, reflexionan… El paso del tiempo es algo que afecta a todos, con la mochila vital de cada uno. El duelo, la vida o las pérdidas son temas que forman también parte de la relación entre ambas. «Es bueno llorar y sacar lo que llevamos dentro. Siempre se lo digo», comenta Esperanza. «Si tenemos que llorar las dos, pues lloramos. ¿Qué problema hay? Luego nos limpiamos, retocamos el maquillaje y listo», dice.
Aún así, María del Carmen es una mujer muy activa. «Paso la aspiradora todos los días, cocino, limpio los baños, friego, compro lo que puedo, porque tampoco puedo cargar mucho peso… Hago de todo», relata. Es viuda desde hace ocho años y vive con su hijo. «Es profesor. Viene siempre a comer a casa y luego, por las tardes, sigue trabajando», cuenta a este periódico, sin poder evitar emocionarse al recordar a su marido.
«Para mí, la soledad es algo muy triste. Pero yo no me siento sola», confiesa la mujer, que se siente afortunada de tener a su hijo y a personas como Esperanza. «Yo he visto la soledad que experimentan los mayores muy de cerca. Por trabajo, he conocido historias durísimas», reconoce Esperanza.
«Es maravilloso que no se sienta sola. Es lo que queremos conseguir», explica Calvo, «pues nuestro objetivo es ofrecer ayuda cuando la piden, que cuesta, especialmente por ‘el qué dirán’. Pero si no nos necesitan, mejor, pues no hay que olvidar que la soledad puede ser objetiva y subjetiva». Es esta segunda la que padecen las personas que se sienten solas, independiente de que vivan o no con más gente, formen parte de un contexto social, etc. porque se trata de un sentimiento doloroso y temido porque nunca es una situación buscada.
Pequeños gestos de ternura
La soledad es un sentimiento que, aunque a priori se asocia con la vejez, jóvenes, madres, adolescentes, progenitores divorciados, etc. también sufren. En concreto, más de cinco millones de personas en España se sienten solos. Por ello, Cruz Roja ha lanzado una reciente campaña, en colaboración con Milka, titulada ‘Ternura contra la soledad‘. El objetivo es dar visibilidad a esta realidad y ayudar a aliviarla promoviendo pequeños gestos de ternura que pueden tener un gran impacto en la vida de quienes lo necesitan, pues sólo con difundir la campaña se ayuda a combatir esta realidad. Además, cada visualización del vídeo de la campaña es una donación para Cruz Roja Te Acompaña.
Cruz Roja busca reforzar la acción social como antídoto frente a la soledad. «Todos nos podemos sentir solos en cualquier momento de nuestra vida», recuerda Calvo. «Lo más importante es comprender que la soledad es compleja, es un sentimiento influenciado por cuestiones personales, sociales, culturales… -continúa-. Y no es un problema individual, sino social. ¿Lo mejor? ¡Tiene solución! Todos podemos hacer algo, es nuestra responsabilidad tener relaciones sociales, conocer a los vecinos, fortalecer las conexiones… aunque llevemos un ritmo de vida frenético. ¡Es una inversión a futuro! Si lo trabajamos, tendremos más herramientas con las que poder enfrentarnos a la soledad si llega, ser capaces de verbalizar cómo nos sentimos y pedir ayuda si la necesitamos».
Marta Almarcha Díaz, responsable del Programa de Mayores de Cruz Roja Comarcal del Jarama, situado en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, explica que «todo mayor que lo desee puede solicitar este servicio de acompañamiento. Le asignaremos uno de nuestros voluntarios y siempre intentamos que ambos vivan cerca. Igualmente, quien quiera, siendo mayor de edad, puede ser voluntario aunque la mayoría son jubilados porque son los que más disponibilidad tienen».
Ambas se despiden de esta entrevista justo al mediodía. «Es hora del aperitivo. No lo perdono», confiesa risueña María del Carmen. «Mi cerveza es sagrada, con unas patatas, unas aceitunas… siempre pico algo», dice mientras se va acompañada de Esperanza, quien le recuerda, abrazándola, que «no se pase porque luego no come».