Síndrome del jubilado, qué es y cómo prevenirlo.

Síndrome del jubilado, qué es y cómo prevenirlo.

La psicóloga Olga Fernández-Velilla, explica que «aunque muchos fantaseen a lo largo de su vida laboral con el hecho de dejar de trabajar, lo cierto es que cuando eso se cumple aparecen dificultades».

Laura Peraita

Enlace noticia original

Olga Fernández-Velilla, psicóloga del Instituto Psicológico Cláritas y especialista en Terapia Sistémica Familiar por la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid), es consciente de que cuando una persona se jubila cambian muchas cosas en su vida.

Explica que algunas personas sufren especialmente esta transición llegando a experimentar síntomas físicos (malestares digestivos, hipertensión…) y emocionales (tristeza, apatía, angustia, estrés o ansiedad…). También es común observar cambios en las rutinas de higiene, de ocio o en las relaciones sociales. «Cuando aparece esta sintomatología y se mantiene por un período duradero es cuando podemos decir que se da el síndrome del jubilado. Es algo bastante común y debemos tener en cuenta que es un gran cambio, por lo tanto, es normal que el primer año se haga especialmente complicado.

En definitiva, el síndrome del jubilado es la dificultad de adaptación ante el cese de la actividad laboral. Todo cambio implica unas dificultades, el dejar atrás la rutina laboral, aunque sea por jubilación, supone un reto.

¿Cuál es el perfil de las personas que tienen estos síntomas?

No hay un perfil concreto, creo que todos ante un cambio tan drástico nos podemos ver afectados. Imagínate que cómo te sentirías si después de 40 o 50 años con una rutina, de un día para otro dejas de tenerla. Probablemente, al principio te costaría adaptarte y no sabrías que hacer con tanto tiempo. Aunque muchos a lo largo de nuestra vida laboral fantaseemos con el hecho de dejar de trabajar, lo cierto es que cuando eso se cumple aparecen dificultades.

¿Cuáles son los principales factores de riesgo?

A pesar de que no exista un perfil, sí que existen algunos factores de riesgo que pueden hacernos más vulnerables a experimentar este síndrome:

—Jubilación forzosa o no deseada

—Presencia de situaciones de estrés (enfermedades, dificultades familiares, dificultades económicas, etc.)

—Bajo soporte social o familiar

—Sentimientos o situación de soledad

—Ausencia de proyectos personales, aficiones o proactividad

¿De qué manera afecta a su bienestar emocional, a su relaciones familiares y sociales?

A nivel emocional es común que aparezca sintomatología de corte ansioso-depresiva, como tristeza, apatía, angustia, pensamiento obsesivo, irascibilidad etc. Todo ello suele tener un impacto en las relaciones sociales y familiares, ya que puede que se sientan desganados, apagados, no busquen el contacto, no disfruten de actividades que antes disfrutaban o que se encuentren más alterados y desde ahí surjan más conflictos.

Cuando una persona se encuentra en ese estado de malestar es difícil, por no decir imposible, que no afecte a su alrededor ya que si uno no se siente bien no se va a poder relacionar de una buena manera. Para el que está al lado tampoco es sencillo, no es fácil acompañar a otros en este tipo de procesos, se puede generar malestar, preocupación, crispación, frustración…

¿Se puede prevenir? ¿Cómo ponerle remedio y dar una nueva perspectiva a la vida?

Es difícil prevenirlo con certeza, pero lo que sí podemos hacer es tratar de protegernos ante la jubilación para llegar lo más preparados posible. Hay varias formas:

—Será importante planificarla, cuándo y cómo lo voy a hacer.

—Fomentar el autoconocimiento y plantearse preguntas cómo: ¿qué me gusta hacer?, ¿a que le quiero dedicar mi tiempo?…

—Conservar y promover las relaciones sociales, evitando el aislamiento.

—Buscar alternativas, actividades culturales y de ocio que nos mantengas activos, como cursos, viajes, deporte, asociaciones, leer…

—Fijar expectativas y objetivos realistas, cuidado con la autoexigencia.

¿Cómo ayudar a los que ya no le encuentran sentido a su existencia una vez que han pasado página a su vida laboral?

Si hay alguien de nuestro entorno que lleva tiempo en esta situación, no mejora y ha intentado diferentes alternativas quizás necesita de ayuda profesional. A veces, por nosotros mismos, no podemos o ni tan siquiera nuestros familiares o amigos nos pueden ayudar. En esos casos, habrá que ver qué está llevando a esa persona a no ser capaz de adaptarse a este cambio y poder trabajar esas dificultades en el espacio de terapia.

¿Qué papel juega la pareja y la familia en su mejoría?

La familia es crucial. No es fácil el acompañamiento, pero un buen soporte familiar ayuda mucho a la adaptación. Si hay una buena relación de pareja o de familia donde uno se siente escuchado, acompañado, querido, se proponen actividades será más fácil superarlo. Aunque eso no significa que no cueste esfuerzo (tanto a la persona que lo sufre como a la/los que acompañan) o que vaya a solucionarse de manera rápida, estos procesos conllevan un tiempo.



Pin It on Pinterest

Share This