SER RURAL, UNA MANERA DE SER

SER RURAL, UNA MANERA DE SER

Si has nacido y crecido en un pequeño pueblo participando en los trabajos cotidianos de la unidad familiar agraria, te forjas en el esfuerzo, en la asunción de responsabilidades, en el trabajo bien hecho… si además eres mujer aprendes pronto la dureza de las jornadas interminables y las dobles jornadas nunca retribuidas, ni reconocidas en el ámbito familiar y social, porque el trabajo no es empleo y de esto sabemos mucho las mujeres.

Las expectativas de vida empiezan a imaginarse fuera del entorno habitual, donde escasean las oportunidades para desarrollarse como persona y como profesional. Los estudios universitarios son una oportunidad de oro para las mujeres, y para las rurales, casi el único tren al que poder subirse en busca de un futuro mejor y abandonar el destino escrito en el que nacieron nuestras madres.

Si en algo somos expertas las mujeres rurales es en el trabajo informal, o trabajo no remunerado, consumido en el hogar y en la explotación agraria familiar. En 2017 estima María Ángeles Durán que el trabajo no remunerado supone el 55% del Producto Interior Bruto (PIB) en España. Estas horas de trabajo gratuito las realizan principalmente las mujeres. Son “horas de cuidado” que se destinan a las personas a las que se quiere: hijos, enfermos, padres… el cuidado de la casa. Este trabajo no remunerado sigue empobreciendo a quién lo desarrolle y garantiza mayor pobreza en la vejez con pensiones paupérrimas, como son las no contributivas o bien una única pensión mínima para los 2 cónyuges.

Castilla y León es una región despoblada y muy envejecida, con más de 500.000 personas mayores de 65 años y 88.737 personas dependientes de todas las edades que están recibiendo atención y cuidado con el apoyo de la Junta de Castilla y León, viviendo más de la mitad en el medio rural. Es a partir de los 80 años cuando se precisa de mayor apoyo y son 24.236 las familias con dependientes que continúan viviendo en sus hogares, porque así lo desean, con cuidados exclusivamente familiares, es decir con la ayuda de menor cuantía que ofrece la Junta de Castilla y León, por jornadas de 24 horas los 365 días al año, sin cotizar, sin cobrar por el trabajo realizado y sin reconocimiento social y/o familiar. O conocéis algún caso donde la familia retribuya a la mujer (cónyuge, hija) por los cuidados realizados, cuya media supera los 8 años de atención.

Castilla y León promueve el cuidado profesional retribuido, a través de la prestación de Asistencia Personal contemplada en la Ley de Dependencia, que generará empleo rural, pudiendo alcanzar salarios brutos de 1.600 Euros/mes, cuidando de 2 personas dependientes. ¡¡¡ Llámennos, les informaremos !!!

Ana Isabel Esteban
Presidenta de Solidaridad Intergeneracional



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