22 Feb Secretos y Longevidad.
Me decía mi abuela Celestina, con la que compartí casa algunos años de mi infancia ya que quedó pronto viuda, ¿Me guardas un secreto amigo? Mejor me lo guardas si no te lo digo.
Ana Isabel Esteban. Presidenta de Solidaridad Intergeneracional
Me lo repitió muchas veces ya que aún lo recuerdo y en el transcurrir de la vida he podido comprobar que Celestina, que cada día la recuerdo más, me hizo un regalo extraordinario: enseñarme a aprender que el solo hecho de tener que guardar un secreto lo hace mucho más interesante y es casi seguro que en el transcurrir de la vida se transmitirá en voz baja, al oído de alguna persona de máxima confianza, incluso a la mascota querida. Un secreto no se olvida.
Nos atrae lo prohibido porque provoca curiosidad por excepcional. Tenemos palabras en el vocabulario que dispuestas de una u otra forma desencadenan reacciones emocionales y acciones, al igual que las neuronas que ha descubierto recientemente el científico Rodrigo Quian Quiroga que son capaces de reaccionar a estímulos simbólicos. Y es el lenguaje la piedra preciosa con la que elaborar y contar historias, cuentos, novedades… que nos despiertan a la vida; nos motiva y estimula la creatividad e incentiva las relaciones sociales, la cooperación necesaria para avanzar y nos brinda el conocimiento, que nos hace humanos.
Nacemos con el contorno del mapa que se seremos, que iremos llenando de saberes, experiencias, aprendizajes, caminos, senderos y campos en los que brotan semillas que dan sus frutos y la de la curiosidad es uno de los secretos que hay que cultivar.
Aprender como aprendemos destaca Bárbara Oakley nos facilita adquirir conocimientos a lo largo de toda la vida con mayor facilidad y entender que tenemos capacidad para aprender y memorizar siempre, y este es otro de los secretos mejor guardados. ¡Puedo cambiar! Solo tengo que imaginarlo y atreverme a hacerlo desde la humildad.
Vivimos muy deprisa y más aún en la era de la tecnología y cuidamos menos las relaciones familiares, de amistad… Cuando finaliza la vida laboral la red social mengua y el tiempo disponible aumenta, pudiendo destinarlo a realizar otras ocupaciones de interés, que sean relevantes para quién las hace, pero que exijan relacionarse y/o comprometerse. Sentir tu lugar en mundo y salir a la calle a convivir, compartiendo miradas y visiones diferentes sin olvidarse de disfrutar de las pequeñas cosas que nos hacen sonreír.
Ya solo queda lo que creemos que sabemos pero que tendremos que repensar y reaprender, olvidándonos de la publicidad. Esos ríos y cauces que transcurren por nuestro mapa como son:
- Alimentarse con alimentos reales, esos que producen los/as agricultores, ganaderos, pescadores o da la naturaleza. Hay que ir más al mercado y menos al supermercado, y cocinar en casa.
- Vivir en espacios y entornos sin contaminación.
- Evitar consumir productos tóxicos: drogas, alcohol, tabaco…
- Evitar el estrés excesivo.
- Realizar ejercicio físico: Vale con caminar y ejercicios de fuerza a diario.
- El ejercicio para mantener las capacidades mentales se logra aprendiendo algo nuevo que exija concentración y memorización. Practica la conversación, memoriza canciones nuevas, poesía, inventa, juega…
La vida transcurre por derroteros que no podemos prever y hay que adaptarse. Lo que acontece es realidad, pero la perspectiva desde donde la vemos, es nuestra mirada. Tener esperanza, confianza en el futuro y ser positivo no cambia esa realidad, pero si como vivirla. Sonríe con los ojos.
Amiga, Amigo ¿Me guardas estos secretos?