01 Nov Salud mental, la mejor inversión
José María Sánchez Monge es presidente de Feafes (Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental)
José María Sánchez Monge
En estos tiempos en los que parecen inevitables los recortes presupuestarios, desde el ámbito de la discapacidad reclamamos que, al menos, se cuente con nosotros a la hora de decidir cómo, cuándo, y qué partidas resultaría menos contraproducente limitar en materias como la sanidad o la protección social.
En este sentido, desde la Confederación Feafes (Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental), que reúne a las asociaciones de personas con enfermedad mental y sus familias, nos permitimos como principales afectados por las mismas, indicar cuáles podrían ser, a nuestro juicio, algunas medidas que permitirían ahorrar en el gasto público, y no sólo no perjudicar la atención en salud mental, sino incluso mejorarla. Por ello, les sugerimos al conjunto de las Administraciones públicas lo siguiente:
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, garanticen un tratamiento continuado a las personas con enfermedad mental grave. Si se crean programas de acompañamiento se reduce el riesgo de que el trastorno empeore. Con ello se evitarían las actuaciones más costosas: los servicios de urgencias y los ingresos hospitalarios.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, apuesten por unidades de salud mental completas, con un equipo de profesionales que sea capaz de ofrecer un tratamiento psicosocial a cada persona. De este modo, se conseguirá reducir considerablemente el gasto farmacéutico.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, inviertan en diagnosticar los trastornos mentales lo antes posible. Para ello, se debe formar más a los médicos de atención primaria. Si en la aparición de un trastorno mental leve hay una respuesta adecuada, en muchos casos no será necesario acudir a los servicios especializados, y esa persona necesitará menos atención desde ese momento en adelante.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, no dejen a nadie sin cobertura médica. En la práctica, esto condena a varios colectivos a la exclusión, por lo que aumentarán los costes de su protección social, y en última instancia, terminarán empleando los servicios de urgencias.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, mejoren la atención a los problemas de salud mental de niños/as y adolescentes. Para ello, el primer paso es reforzar la especialidad de psiquiatría infanto-juvenil y crear plazas en los centros para estos profesionales. Una atención adecuada en este periodo es clave para el desarrollo de la persona durante el resto de su vida.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, impulsen la coordinación sociosanitaria. Aunque los recursos se gestionen por administraciones distintas, las personas somos las mismas. Una mayor colaboración entre los dispositivos sociales y sanitarios permite una mejor y más rápida recuperación. No hará falta tratar a la persona durante tanto tiempo, y además se emplearán los recursos con más efectividad.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, favorezcan la autonomía de las personas con discapacidad, entre ellas las que presentan algún trastorno mental. Si en vez de recortar, se impulsa la Ley de Promoción de la Autonomía (conocida como de la Dependencia), los beneficiarios necesitarán cada vez menos ayudas y serán cada vez más independientes.
Si quieren ahorrar y mejorar la atención, refuercen las políticas activas de empleo para personas con discapacidad y hagan cumplir la normativa en este ámbito. España no puede permitirse que un porcentaje tan importante de la población no sean ciudadanos activos económicamente.
Proponemos algunas iniciativas que pueden suponer un beneficio presupuestario a medio plazo. Sin embargo, las Administraciones deberían plantearse estas y otras medidas no sólo por un motivo económico, sino porque son el único modo de respetar los derechos constitucionales de las personas con trastorno mental, un colectivo de más de un millón de ciudadanos y ciudadanas. Poner en marcha estas propuestas supondría evitar un sufrimiento incalculable a miles de familias en nuestro país. Y creemos que ése también es un ahorro en el que deberían pensar nuestros gobernantes.
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