05 Dic Salud Mental España llama a combatir la violencia contra las mujeres en el entorno laboral.
En su nueva campaña denuncia las secuelas psicológicas de dicha violencia.
2024. Servimedia
La campaña, que cuenta con la colaboración del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, apela este año a «luchar contra las violencias machistas en el entorno de trabajo», pues son «desencadenantes de importantes secuelas psicológicas para las mujeres».
El acoso sexual, la brecha salarial, el acoso laboral por razón de sexo, la feminización de ciertos trabajos y su precarización correspondiente o la discriminación por ejercer derechos laborales reconocidos son algunas de estas violencias que enfrentan las mujeres en sus puestos de trabajo, explicó la confederación. Todas ellas se describen en una serie de infografías y en un vídeo explicativo que componen la campaña.
Además, Salud Mental España señala en su campaña algunas consecuencias psicológicas de las violencias en el trabajo, que «pueden ser devastadoras» y que se traducen en «trastornos del sueño, depresión, ansiedad, estrés e incluso trastorno de estrés postraumático». También pueden aparecer problemas a la hora de relacionarse con las personas del entorno, advirtió, lo que genera «aislamiento y soledad».
Según el Informe sobre el estado de los derechos humanos en salud mental en 2022 de la confederación, “en una sociedad cada vez más competitiva y demandante, un ambiente laboral tóxico es altamente perjudicial para la salud mental». Entre otros efectos, produce un aumento de personas que acuden a las consultas psicológicas por problemas en el trabajo.
Destaca que la situación se complica «aún más en los procesos de embarazo y maternidad», cuando la falta de medidas en el lugar de trabajo puede terminar por apartarlas del entorno laboral”.
La confederación puntualizó que, además de las mujeres que desarrollan un problema de salud mental derivado de las violencias en los entornos laborales, se encuentran aquellas con un trastorno de salud mental, que «ni siquiera tienen la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo». «Sufren una triple discriminación: por ser mujer, por tener una discapacidad y por llevar el estigma de tener un problema de salud mental».
Para María Isabel García Peña, socia de Salud Mental Euskadi, «resulta llamativo el alto índice de desempleo que hay entre las mujeres con problemas de salud mental, sobre todo en el ámbito rural». A su juicio, se trata de un acto de violencia contra las mujeres, que «es discriminatorio, merma la autonomía y la posibilidad de emancipación, y puede desencadenar en ansiedad, irritabilidad u otras situaciones más graves”.