28 May Retrasar la dependencia, el gran reto del cuidado de mayores postcovid.
Retrasar la dependencia, el gran reto del cuidado de mayores postcovid.
Efe
La intensidad con la que el COVID-19 se ha cebado en los mayores ha evidenciado la necesidad de «resetear» el enfoque de la atención a los ancianos y de aglutinar esfuerzos en retrasar la dependencia, el gran reto que debe afrontar la geriatría del futuro, al que Guipúzcoa trata de adelantarse con la estrategia Adinberri.
Presentada hace dos años como uno de los proyectos estrella de la diputación del territorio, Adinberri se constituye como herramienta para «mejorar la calidad de vida de las personas de edad» a través de una Fundación encargada de desarrollar la estrategia mediante proyectos de innovación que se van probando en diferentes localidades.
Uno de ellos es Asage. Una enfermera y una trabajadora social analizan cómo es el día a día de personas que no llegan a ser dependientes, pero que tienen un alto riesgo de caídas, unos «accidentes» que padecen un tercio de las personas de más de 65 años y que suponen en ocasiones el paso a la dependencia en pocas semanas.
La atención médica hacia los mayores se ha «centrado» en la enfermedad, pero cada vez está más extendida la idea de que el objetivo debe ser, no sólo atender las dolencias, sino mantener la capacidad funcional de las personas, señala la directora de Asage, Itziar Vergara, del centro de investigación Biodonostia.
Por ejemplo, «no se pueden exigir los mismos niveles de glucosa a una persona de 50 años que a una de 80 porque puede acarrear mareos y, con ello, las temidas caídas», señala.
La pandemia ha mostrado las «desigualdades» y la «vulnerabilidad» de las personas mayores, pero también la solidaridad de las redes de voluntarios que les han llevado comida y ha hecho que muchos acianos «pierdan el miedo» a dispositivos tecnológicos que pueden ser muy útiles en los cuidados futuros, aunque la robótica nunca podrá reemplazar la atención humana. «Si algo nos ha enseñado esta enfermedad es el valor de un abrazo», afirma Vergara.
«Vivimos un momento de confusión y, por inercia, nos pelearemos por volver a lo que teníamos antes, pero hay cosas que no deben volver», señala Vergara, que considera que esta es una «ocasión de oro» para «resetear» creencias y «ser imaginativos».
La medicalización excesiva en el empeño por controlar factores de riesgo de los mayores ha hecho olvidar aspectos como la importancia de la «funcionalidad» para que sigan siendo autónomos y puedan vivir en sus domicilios, asegura.
En otro de los proyectos de Adinberri, Etxean Bizi, se plantea una «atención integral» para las personas que desean seguir viviendo en sus casas. En este caso es la trabajadora social la que sale de su despacho y acude a las casas para comprobar la situación y articular todos los servicios, «como un coordinador de gremios», explica su directora, Maider Azurmendi, de la Fundación Matia.
Un estudio llevado a cabo por Etxean Bizi con un grupo de cien ancianos que se sometió al programa durante 10 meses y otros cien que no lo hicieron demostró que los ingresos en residencias entre estos últimos duplicaban a los de las personas que habían contado con la ayuda.
Adinberri contará con un espacio físico en el Centro de Referencia especializado en la Atención Integral al Envejecimiento que se ubicará en Pasaia y que incluirá una residencia con 120 plazas, 21 pisos tutelados, un centro de día y oficinas de los servicios sociales de la localidad, que se construirán en torno a una gran plaza abierta a la ciudadanía que conecte con el municipio.
El complejo tendrá una «unidad de innovación» que será la encargada de testar los diferentes proyectos que se han ido desarrollando «en el entorno más real posible, que es donde están los propios usuarios», ha explicado a EFE la directora de la Fundación Adinberri, Rakel San Sebastián.
La nueva residencia se basará en un concepto «más parecido al hogar». Habitaciones individuales, que dispondrán de un mínimo mobiliario en el que los familiares de los ancianos puedan preparar un café cuando los visiten, y de «unidades convivenciales» de unas quince personas atendidas por un auxiliar, serán algunas de sus características .
«El esquema actual de residencias ya se estaba cuestionando, pero la crisis sanitaria ha reforzado la necesidad de un cambio que encaja en las propuestas de Adinberri», señala Reyes San Sebastián.
En todo caso, la construcción del complejo de Pasaia deberá esperar ya que es uno de los proyectos aplazados por la institución foral guipuzcoana debido a los ajustes que ha impuesto la pandemia.
Entre los objetivos marcados por Adinberri figura también el fomento de la denominada «silver economy», las oportunidades de negocio que surgen alrededor del envejecimiento, una tarea en la que actúa como entidad conectora entre la demanda y las empresas.
La pandemia ha dejado claro que «cuando la emergencia aprieta somos capaces de diversificar», como ha ocurrido con empresas de automoción que han fabricado respiradores, señala San Sebastián, que ve también en la «silver economy» una oportunidad de generación de empleo.
Son algunas de las propuestas que se pueden ser útiles tras la mayor crisis sanitaria del último siglo y que abren paso a la «sociedad de los cuidados» que se impone en un población cada vez más envejecida.