08 Jul Respaldo a las mamografías, con incógnitas sobre la edad
* No hay evidencia científica para el cribado en mujeres menores de 50 años
* La autoexploración mamaria no es útil fuera de los programas masivos de prevención
* Existen dudas sobre cómo vigilar a las mujeres en riesgo de cáncer familiar
AINHOA IRIBERRI – MADRID
Es una de las medidas de prevención secundaria más utilizadas en todo el mundo pero, de cuando en cuando, algún estudio científico arroja dudas sobre su eficacia, sobre todo por el problema del sobrediagnóstico. Por esta razón, y aunque no añade mucha información nueva, los expertos han recibido con satisfacción la opinión -publicada en The New England Journal of Medicine- del grupo de trabajo de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC). Su veredicto: las mamografías salvan vidas o, en otras palabras, reducen el riesgo de mortalidad por cáncer de mama en un 40%.
«Es un trabajo muy bien hecho, basado en la revisión exhaustiva de la evidencia científica al respecto. Nos deja muy tranquilos», subraya el directivo de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) César Rodríguez.
Aunque en principio el documento no ofrece muchas novedades, sí deja algunos puntos por definir e incluso destaca evidencias que podrían hacer cambiar la práctica clínica. En este sentido, el IARC reconoce el valor del cribado con mamografías en mujeres de 50 a 70 años, pero advierte de que no hay evidencia científica suficiente para las mujeres menores de esa edad, el grupo de entre 40 y 49 años. En algunas comunidades autónomas, esta prueba se aplica a pacientes a partir de los 45 años y en la medicina privada no es raro comenzar a los 40.
«No es que no se detecten casos de cáncer si se hace una mamografía a estas mujeres más jóvenes, sino que no tiene impacto poblacional en la mortalidad», comenta Rodríguez, que aclara que la irradiación excesiva a las mamas motiva la preocupación en este sentido.
El experto aclara que esta falta de evidencia no implica que no se deban realizar mamografías a ninguna mujer por debajo de esa edad. Más bien cree que deja el campo abierto a estudiar qué subgrupos se podrían beneficiar de este cribado en un futuro.
Pero si bien el documento deja de apoyar la realización de mamografías en mujeres que ahora mismo se someten a este tipo de cribado, hace lo contrario con pacientes excluidas del mismo, aquellas de entre 70 y 74 años. «Dado que la esperanza de vida ha aumentado y el estado de salud general a esa edad es mejor, la evidencia apoya incluirlas», apunta el también oncólogo del Hospital Clínico de Salamanca.
El trabajo no solo habla de mamografías, sino también de otros métodos de prevención secundaria, encaminados a la detección precoz del cáncer de mama. Y, aunque según Rodríguez es algo ya sabido en la comunidad científica, los expertos del IARC lo recuerdan con mayúsculas: la autoexploración mamaria no es una herramienta para reducir la mortalidad por esta enfermedad. «No sirve para el diagnóstico precoz, porque cuando un tumor se detecta por un bulto suele estar ya avanzado y no habrá mucha diferencia entre que se lo localice una mujer que se efectúe la autoexploración mamaria o una que no lo haga pero se lo pueda notar por ejemplo en la ducha», apunta Rodríguez.
El IARC aborda también un asunto debatido en la comunidad científica y es cómo vigilar a las mujeres en riesgo de cáncer familiar. Así, aunque el oncólogo apunta a que la tendencia es a la realización de resonancias magnéticas adicionales a la mamografía, no hay suficiente evidencia científica que apoye esta práctica, como tampoco la hay para el examen clínico de la mama o la ecografía adicional a la mamografía.
El documento no toca otro punto polémico, que es el intervalo que se debe aplicar en la realización de estas pruebas. Existe un debate científico sobre si estas han de hacerse cada dos años -la práctica mayoritaria en España- o anualmente. Habrá que esperar al próximo consenso para saber la respuesta.
www.elmundo.es/salud/2015/06/04/556f4b79ca47417a4d8b45d9.html