09 Abr La cara y la cruz del consumo de antibióticos
La resistencia de las bacterias a estos medicamentos es una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo según los organismos internacionales. Un problema que puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el país en el que viva.
A nivel global, el número de infecciones difíciles de tratar es cada vez mayor. Se calcula que cada año fallecen unas 700.000 personas en el mundo, y si no se ataja el problema, la cifra podría llegar a los 10 millones en el año 2050.
La resistencia a los antibióticos, empleados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas, es la respuesta de las bacterias al uso de estos medicamentos, a veces abusivo o incorrecto, lo que produce que pierdan efectividad. Las bacterias dejan de ser sensibles a sus efectos y son necesarios principios activos cada vez más agresivos para eliminarlas, aunque ya hay «superbacterias» que resisten los antibióticos más potentes.
El consumo excesivo de antibióticos de forma poco responsable es una de las causas del problema. Los expertos señalan el exceso de prescripciones sin ser estrictamente necesarias, la administración de antibióticos sin receta, el uso de antibióticos que han sobrado de tratamientos anteriores propios o de otra persona, el uso de los antibióticos sin tener en cuenta el riesgo que supone no seguir las recomendaciones y no finalizar los tratamientos.
Detrás de este problema global están el uso excesivo de antibióticos en la cría de ganado sin supervisión veterinaria, un control inadecuado de las infecciones en los hospitales, la falta de higiene y el saneamiento insuficiente en algunas instalaciones y la falta de desarrollo de nuevos antibióticos eficaces ante las «superbacterias».
¿Qué podemos hacer para prevenir y controlar la propagación de la resistencia a los antibióticos?
España es el país avanzado que más antibióticos consume, y el tercero del mundo. Puesto que una de las causas de la resistencia a los antibióticos es el uso indebido y abusivo de estos fármacos y con las deficiencias en la prevención y control de las infecciones, se pueden adoptar medidas en todos los niveles de la sociedad para reducir su impacto y limitar su propagación.
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para la población en general son:
· Tomar antibióticos únicamente cuando los prescriba un profesional sanitario certificado.
· No pedir antibióticos si los profesionales sanitarios dicen que no son necesarios.
· Seguir siempre las instrucciones de los profesionales sanitarios con respecto al uso de antibióticos.
· No utilizar los antibióticos que le hayan sobrado a otros.
· Prevenir las infecciones lavándose frecuentemente las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, evitando el contacto con enfermos, adoptando medidas de protección en las relaciones sexuales y manteniendo las vacunaciones al día.
· Preparar los alimentos en condiciones higiénicas tomando como modelo las cinco claves para la inocuidad de los alimentos: mantener la limpieza, separar los alimentos crudos y cocinados, cocinar completamente, mantener los alimentos a temperaturas seguras y usar agua y materias primas inocuas.
· Elegir alimentos para cuya producción no se hayan utilizado antibióticos con el fin de estimular el crecimiento rápido o para prevenir enfermedades en animales sanos. Estas carnes, que con frecuencia son de importación, llegan a nuestro país sin pasar los controles de calidad necesarios que garanticen las mismas condiciones que se exigen a nuestros ganaderos y conforman nuestra seguridad alimentaria.
Consume local, consume de temporada. Consume más productos de mercado y menos de supermercado.