Relaciones y sentido de la vida en la vejez.

Relaciones y sentido de la vida en la vejez.

Inclusión social a través del envejecimiento significativo.

Sara Marsillas

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¿Cómo son las relaciones sociales de las personas mayores? ¿La edad es un condicionante que complica el disfrute de relaciones significativas? ¿Hay propósito en la vejez? ¿Podemos reinventarnos y abrazar proyectos significativos en esta etapa vital?

En este texto hablamos sobre cuestiones puestas en tela de juicio por una narrativa social de la vejez que no responde a la realidad de esa longevidad diversa, comprometida y vital con la que convivimos.

El talento y el potencial de las personas, así como los aspectos sociales y de significado, de sentido de la vida, continúan siendo relevantes a lo largo del ciclo vital. Sin embargo, las percepciones edadistas o discriminatorias, reducen no solo su relevancia sino su capacidad de desarrollo.

El bienestar mental y físico de las personas mayores aumenta cuando se reconocen y se canalizan adecuadamente sus talentos. Incluso en un estado de gran fragilidad cercano a la muerte, las personas necesitamos sentirnos reconocidas por quienes somos y sentir que se comprenden nuestras metas, motivaciones y valores. Cuidar el desarrollo de estos talentos se convierte, cada vez más, en un aspecto tan necesario como olvidado.

El bienestar viene condicionado también por las conexiones y relaciones sociales, que constituyen un elemento fundamental de la vida humana. A lo largo de toda nuestra vida necesitamos tener contactos personales y sentir unión, cercanía y afinidad con otras personas, y es que como tan acertadamente apunta Maruja Torres en una entrevista reciente: “La vida, si no es congregación, si no es gente, no vale la pena” o, por lo menos, pierde parte del sentido.

Las necesidades sociales principales se satisfacen con el desarrollo de relaciones personales que favorezcan el mantenimiento de nuestra identidad y autoestima, las relaciones más cercanas que nos proporcionan afecto, con las que establezcamos un apego, intimidad, que nos proporcionan seguridad y, junto a ello, que nos proporcionan apoyo.

Asimismo, necesitamos sentirnos parte de un grupo social con el que podamos identificarnos, un grupo social que valoramos como valioso con el que compartimos valores y normas. Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestras necesidades sociales cambian. Muestra de ello es que tendemos a ser más selectivas a la hora de elegir nuestras relaciones y actividades sociales. La mayor necesidad de conexión profunda se contrapone con una etapa en la que resulta más proclive la pérdida de personas cercanas significativas, de las amistades, de la pareja, etc.

«¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?» se preguntaba el pintor Vincent van Gogh.

El envejecimiento significativo también alude al desarrollo o mantenimiento de la capacidad de otorgar sentido a la vida. Este engloba experiencias, necesidades, motivaciones, cogniciones y emociones, que dan sentido a nuestro día a día, a nuestra vida.

Disfrutar de esta manera de envejecer favorece el afrontamiento de los momentos complicados, como los problemas de salud o las pérdidas cercanas, pero también el mantener una actitud positiva ante la vida, con el sentido de comunión con las demás personas, con la participación en actividades significativas y con el sentimiento de fuerza y armonía interiores.

Para ello, necesitamos un propósito en nuestras vidas, algo que conecte los eventos presentes con los futuros; valores, para guiar nuestras acciones y sentir que se hace “lo correcto” con la finalidad de evitar emociones como la culpa o el temor; necesitamos sentimientos de eficacia, de mantener el control sobre las situaciones y las circunstancias de su vida y también, una base que nos permita sentirnos personas valiosas. Necesidades que cobran mayor importancia a medida que la edad avanza y las capacidades para el desarrollo de dichos propósitos puedan verse alteradas. Disfrutar de un sentido en el momento que más falta nos hace.

En este sentido cabe recordar lo que señala la abogada y ex política, Cristina Almeida, que defiende la idea de que “cada vida necesita una iniciativa. La vida no se detiene por el simple hecho de envejecer”, o en otras palabras, como dice el sociólogo Daniel Prieto: “la importancia de despertarse y sentir la necesidad de quitarse el pijama para disfrutar de un nuevo día”.

La relación entre las necesidades sociales y las de significado es muy fuerte. Contar con relaciones sociales valiosas resulta también vital para encontrarle sentido a la vida y resulta más vital a medida que pasan los años. En momentos vitales trascendentales, también en la vejez, las cuestiones existenciales y el balance vital toma un papel fundamental, que se elabora muchas veces a través del pensamiento o la conversación. Quienes no cuentan con quien hablar y compartir sus pensamientos o sus recuerdos pueden experimentar falta de valía personal o inutilidad, provocando sentimientos de soledad o de ausencia de significado.

Hay una relación recíproca entre relaciones cercanas y significado. Las relaciones personales y familiares responden a la necesidad de conexión y aumentan la sensación de que la vida tiene sentido. Al mismo tiempo, la creencia de que la vida tiene significado ayuda a construir nuevas relaciones. Dar respuesta a las necesidades de significado —entre otras, el propósito, reconocimiento de la valía personal o la coherencia—, permite que las personas desarrollen mejores relaciones sociales e incrementan la satisfacción de sus necesidades sociales.

Por consiguiente, los esfuerzos por mejorar el cuidado de las personas mayores y por contribuir a la mejora de su situación vital deberían dirigirse a abordar las necesidades sociales y de significado de forma conjunta, en lugar de tratarlas como categorías separadas.

El propósito fundamental del proyecto SEE ME ha consistido, precisamente, en el desarrollo de una formación, de un kit de herramientas que permite a las personas cuidadoras acercarse a estos temas y conocer cómo aplicar algunas técnicas o actividades con las personas que requieren cuidados. Abordar este asunto de un modo particular ayudará a mejorar los cuidados y su bienestar.

De todo esto hablaremos en la jornada “Acompañar desde el talento y el sentido” que tendrá lugar el próximo miércoles en la Junta Municipal de Distrito de Retiro (Madrid). Una oportunidad para descubrir un nuevo enfoque de acompañamiento y cuidados a través de lo relacional y lo significativo. Nos vemos allí.