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Un nuevo estudio constata que la dieta sana desde la infancia y en la madurez es clave.

2024. 65Ymás

Patricia Matey

Enlace página oficial

¿Comer un alimento determinado o seguir una dieta concreta puede preservar las habilidades cognitivas? Muchos estudios sugieren que lo que comemos afecta la capacidad del cerebro envejecido para pensar y recordar. Estos hallazgos han llevado a investigaciones sobre patrones alimentarios generales y a si la dieta de una persona podría marcar la diferencia.

Sabemos que los patrones de alimentación saludables se han asociado con beneficios cognitivos en los estudios y cada vez se acumulan más evidencias en los últimos años. Ahora se conoce que llevar una dieta de alta calidad desde la infancia y en la mediana edad podría ayudar a mantener el buen funcionamiento del cerebro en la tercera edad, según resultados preliminares de un ensayo que utilizó datos recopilados de más de 3. 000 personas seguidas durante casi siete décadas.

La investigación se suma a un creciente conjunto de pruebas de que una dieta saludable podría ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Mientras que la mayoría de los trabajos anteriores sobre el tema se han centrado en los hábitos alimentarios de personas de entre 60 y 70 años, el nuevo estudio es el primero en hacer un seguimiento de la misma y de la capacidad cognitiva a lo largo de la vida (desde los 4 a los 70 años) y sugiere que los vínculos pueden comenzar mucho antes de lo que se creía anteriormente.

Desde las primeras etapas de la vida 

«Estos resultados iniciales generalmente respaldan la orientación actual de salud pública de que es importante establecer patrones dietéticos saludables en las primeras etapas de la vida para apoyar y mantener la salud durante toda la vida», dijo en un comunicado Kelly Cara, de la Universidad de Tufts (Massachusetts). «Nuestros hallazgos también proporcionan nueva evidencia que sugiere que las mejoras en los patrones dietéticos hasta la mediana edad pueden influir en el rendimiento cognitivo y ayudar a mitigar o disminuir el deterioro cognitivo en años posteriores».

La científica Caraha presentado los hallazgos en NUTRITION 2024, la principal reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Nutrición que se llevó a cabo del 29 de junio al 2 de julio en Chicago.

Rendimiento cognitivo

El rendimiento cognitivo o la capacidad de pensar pueden seguir mejorando hasta la mediana edad, pero normalmente comienza a disminuir después de los 65 años. También pueden desarrollarse afecciones más graves, como la demencia, junto con los deterioros relacionados con el envejecimiento. Los investigadores dicen que llevar una dieta saludable (en particular, una rica en alimentos de origen vegetal que contengan altos niveles de antioxidantes y grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas) puede favorecer la salud del cerebro al reducir el estrés oxidativo y mejorar el flujo sanguíneo al cerebro.

Para la nueva investigación, los científicos utilizaron datos de 3.059 adultos del Reino Unido que participaron cuando eran niños en un estudio llamado ‘Encuesta Nacional de Salud y Desarrollo’. Los miembros de la cohorte, llamada ‘Cohorte Británica de Nacimientos de 1946’, han proporcionado datos sobre ingestas alimentarias, resultados cognitivos y otros factores a través de cuestionarios y pruebas a lo largo de más de 75 años.

Al analizar la ingesta alimentaria de los participantes en cinco momentos en relación con su capacidad cognitiva en siete momentos, los investigadores descubrieron que la calidad de la misma estaba estrechamente relacionada con las tendencias en la capacidad cognitiva general o ‘global’. Por ejemplo, sólo alrededor del 8 % de las personas con dietas de baja calidad mantuvieron una alta capacidad cognitiva y sólo alrededor del 7% de las que seguían con dietas de alta calidad mantuvieron una baja capacidad cognitiva a lo largo del tiempo en comparación con sus pares.

La capacidad cognitiva puede tener impactos importantes en la calidad de vida y la independencia a medida que envejecemos. Por ejemplo, entre los 68 y 70 años, los participantes del grupo cognitivo más alto mostraron una retención mucho mayor de la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento y el rendimiento cognitivo general en comparación con los del grupo cognitivo más bajo. Además, casi una cuarta parte de los participantes en el grupo cognitivo más bajo mostraron signos de demencia en ese momento, mientras que ninguno de los del grupo cognitivo más alto los mostró.

Aunque la mayoría de las personas experimentaron mejoras constantes en la calidad de su dieta a lo largo de la edad adulta, los investigadores observaron que las ligeras diferencias en la calidad de la dieta en la infancia parecían marcar la pauta para los patrones alimentarios posteriores, para bien o para mal. «Esto sugiere que la ingesta alimentaria en la primera infancia puede influir en nuestras decisiones alimentarias más adelante, y los efectos acumulativos de la alimentación  a lo largo del tiempo están vinculados con la progresión de nuestras capacidades cognitivas globales», ha afirmado Cara.

Para evaluar la calidad de la dieta, los investigadores utilizaron el ‘Índice de alimentación saludable 2020’, que mide qué tan cerca se alinea la dieta con las ‘Pautas Dietéticas para estadounidenses 2020-2025’. Los participantes del estudio que mantuvieron las capacidades cognitivas más altas a lo largo del tiempo en relación con los demás tendieron a comer más alimentos recomendados, como verduras, frutas, legumbres y cereales integrales, y menos sodio, azúcares añadidos y cereales refinados.

«Los patrones alimentarios ricos en grupos de alimentos vegetales enteros o menos procesados, como los enumerados anteriormente pueden ser los más protectores. Ajustar la ingesta alimentaria a cualquier edad para incorporar más de estos alimentos y alinearla más estrechamente con las recomendaciones alimentarias actuales probablemente mejore nuestra salud de muchas maneras, incluida nuestra salud cognitiva«, han destacado los investigadores.