Qué son los superalimentos y cómo incorporarlos en la comida de los niños.

Qué son los superalimentos y cómo incorporarlos en la comida de los niños.

La dieta mediterránea y los lácteos funcionales, como los yogures o la leche enriquecida, son la mejor opción para los pequeños a partir de los seis meses de edad. No obstante, con los de elaboración industrial conviene ser selectivo y mirar los ingredientes para comprobar que no contengan un exceso de azúcar o de grasa.

2024. El País

Carolina Pinedo

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El sector alimentario se ha diversificado notablemente. En el supermercado ya no encontramos simplemente leche, huevos o yogures, sino que los hay de muchos tipos; enriquecidos con vitaminas, minerales, asociados al crecimiento de los niños o con nutrientes, como un extra de calcio, entres sus ingredientes. El mundo de los denominados alimentos funcionales ha inundado el mercado, pero no es oro todo lo que reluce, ya que algunos de estos superalimentos pueden contener demasiada grasa o azúcar.

La clave está en saber seleccionarlos y, de entrada, conviene saber qué es un alimento funcional: son los que, además de aportar los nutrientes básicos o macronutrientes (proteínas, carbohidratos o grasas), tienen otras características asociadas. “Están compuestos por elementos llamados bioactivos, que aportan beneficios al cuerpo, como la reducción de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, o que mejoran las funciones digestivas e inmunológicas”, explica Ana Isabel Haddad, nutricionista. Esta experta destaca que estos compuestos también pueden ser de varios tipos: “Naturales, como en el caso de frutas, verduras, lácteos o aceite de oliva, pero también pueden estar elaborados de manera industrial para añadirles compuestos bioactivos con el fin de enriquecer los alimentos con determinadas propiedades, como el calcio para favorecer el crecimiento y fortalecimiento óseo”.

Los beneficios de los alimentos funcionales

La salud se puede ver beneficiada por el consumo de alimentos funcionales de diversas maneras, como en el caso del aparato digestivo: “Los probióticos que contienen mejoran la microbiota intestinal, porque permiten el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino y los prebióticos que tienen ayudan al correcto tránsito intestinal”, destaca Haddad, que menciona otras facetas funcionales de estos alimentos, como la protección del corazón. “Con su consumo se reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, debido a la presencia de los ácidos grasos omega 3″, añade.

El sistema inmune también se puede ver favorecido por el consumo de estos alimentos. “En el caso del Zinc, presente en los vegetales, ayuda a equilibrar el sistema inmunológico, además de tener propiedades antioxidantes, como en el caso de los que contienen polifenoles y flabonoides, como las legumbres o las berenjenas”, continúa la especialista.

Superalimentos específicos para los niños

Uno de los alimentos funcionales más habituales para los niños formulados industrialmente es la leche enriquecida con diversos compuestos, como la vitamina D y la C. También los hay específicos para los más pequeños. “Es el caso de las leches formuladas de manera concreta para los bebés en época de lactancia. Están enriquecidas con muchos nutrientes, como omega 3, vitaminas, minerales, fibra o los probióticos, que ayudan al desarrollo, el crecimiento y a equilibrar el sistema inmune”, destaca Haddad. Sin embargo, aunque estos alimentos, en principio, son recomendables para los niños mayores de seis meses, no es oro todo lo que reluce y pueden tener contraindicaciones para la salud de los pequeños. “Las etiquetas de estos productos anuncian que están enriquecidos con vitaminas o minerales, pero cuando se analiza la composición, se descubre que algunos de ellos pueden contener compuestos no tan beneficiosos, como exceso de azúcar o de grasa, por lo que conviene que los padres sean selectivos con ellos”, advierte la especialista.

Alimentos recomendados para los niños

Existen productos especialmente aconsejables para la alimentación infantil. “Los alimentos funcionales industriales deben limitarse a las bebidas lácteas, como la leche enriquecida con vitaminas y minerales”, aconseja la nutricionista Isabel Haddad, que recomienda la dieta mediterránea, porque contiene compuestos bioactivos de manera natural, además de los beneficios propios del alimento. Esta especialista aporta varias recomendaciones para la dieta de los niños:

  • El yogur con probióticos, que favorece la microbiota (bacterias del intestino) y la función intestinal.
  • La fruta, rica en antioxidantes, como fresas, arándanos y frambuesas.
  • Las verduras crucíferas, como el brócoli o coliflor, que son muy ricas en vitaminas y minerales.
  • El pescado graso, como el salmón, con gran aporte de omega 3.
  • El huevo, rico en colina, que favorece el desarrollo cerebral.
  • Los frutos secos contienen ácidos grasos, como omega 3 y 6 (esenciales para salud cardiovascular y cerebral), vitamina E (potente antioxidante) y vitaminas del complejo B.
  • Los cereales integrales, como el arroz integral, la quinoa y la avena, o las legumbres, que son ricas en fibra y favorecen el tránsito intestinal.

La leche materna, el mejor alimento funcional

El rey de los alimentos funcionales para los niños es la leche materna. “Sus beneficios van más allá de la simple alimentación, porque contiene gran cantidad de carbohidratos complejos llamados oligosacáridos, que sirven como prebióticos al estimular el crecimiento de bacterias beneficiosas para el funcionamiento del intestino”, explica Laura Lorente, nutricionista del Instituto Centta, que recomienda la lactancia exclusiva hasta los seis meses. “También conviene dar margen para la incorporación de la alimentación sólida, según indiqua el pediatra, y tener en cuenta posibles alergias e intolerancias a los alimentos funcionales naturales”, añade Llorente.

Hay que tener en cuenta que la industria alimentaria ha ampliado el listado de sus productos de superalimentos: “Se ha beneficiado de este concepto y ha incluido los alimentos enriquecidos, que son aquellos que aportan un nutriente que puede ser deficitario en la alimentación, pero no mejoran la salud con una acción diferente a la meramente nutricional”, asegura esta experta, que también se refiere al riesgo de sustituir una alimentación adecuada por los compuestos funcionales: “Estos productos no compensan la falta de nutrientes que pueden existir en dietas desequilibradas. De hecho, si la alimentación del niño es saludable y completa, no es necesario introducir alimentos que contengan propiedades extras”, concluye Llorente.