03 Abr ¿Qué es la violencia vicaria? ¿Cuándo se produce?.
Este tipo de maltrato machista, por el que los hombres hacen daño a sus parejas o exparejas a través de otros, normalmente los hijos, está reconocido en la legislación española desde 2015.
2024. El País
“Te voy a dar donde más te duele” es una de las frases que condensan qué es la violencia vicaria en la violencia machista: el daño que los hombres violentos ejercen sobre las mujeres a través de otra persona, sobre todo, de los hijos e hijas. El término es relativamente reciente, lo acuñó la psicóloga y perita forense Sonia Vaccaro en 2012. Desde entonces, ha ido extendiéndose hasta entrar en la investigación y el análisis alrededor de la violencia de género y también en la legislación española. Casos como el de Antonio A.C., un español de 49 años que asesinó a su hijo de 11 el 3 de abril de 2022 en su casa, en la localidad valenciana de Sueca, ponen periódicamente el foco sobre una violencia que llega al asesinato en su estadio más grave, pero que se produce a diario, de forma más silenciosa, en aquellos hogares donde hay maltrato. El jurado del juicio de Antonio A.C., condenado el pasado febrero a prisión permanente revisable, estableció que el objetivo había sido causar a su exmujer “el mayor dolor de todos los imaginables, convirtiendo la muerte de su hijo en un paradigmático acto de violencia machista vicaria”.
Aún en investigación, aunque la principal hipótesis es la de la violencia vicaria, está el asesinato de dos niñas de dos y cuatro años presuntamente envenenadas por su padre, rumano de origen, que se suicidó después. Ocurrió la noche de este domingo en una pedanía del municipio de Gérgal (Almería) y, según confirma el Ministerio de Interior, él tenía activa una orden de alejamiento de su expareja y madre de las menores desde hacía dos años. Aquí, las claves de una violencia que, según la estadística oficial, alcanza los 52 menores asesinados desde que hay cifras, en 2013, y dos en lo que va de año; sin contabilizar aún, por no estar confirmado, este último caso.
¿Qué es?
Es una de las formas en las que se da la violencia machista por la que los hombres hacen daño a las madres a través de otras personas, sobre todo de los hijos e hijas.
¿La recoge la legislación?
La ley integral contra la violencia de género reconoce desde 2015 esta forma de violencia como aquella que, con el objetivo de dañar a las mujeres, “se ejerza sobre sus familiares o allegados menores de edad”, aunque no la nombra como violencia vicaria. El Pacto de Estado contra la violencia de género, aprobado en 2017, sí menciona el término y prevé extender la protección de la ley a quienes hayan padecido violencia “por interpósita persona” como “el daño más extremo que puede ejercer el maltratador hacia una mujer: dañar y/o asesinar a los hijos/as”. Y está también incluida desde 2021 en la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia.
¿Cuándo se produce?
Al igual que la violencia machista dentro de la pareja o expareja, se produce en distintos grados y en distintas circunstancias. Explicaba hace unos meses Sonia Vaccaro en una entrevista en este diario que “especialmente se da cuando ella plantea el divorcio o la separación, o cuando comienza a tomar conciencia de esa violencia y empieza a querer hacer valer sus decisiones”. Es entonces cuando ellos “comienzan a hacer presión a través de hijos e hijas”. Por ejemplo cuando la madre quiere poner límites a ciertas cuestiones y el padre toma el rol de la permisividad total, dejándoles que hagan cualquier cosa. O cuando la madre no está de acuerdo en que un niño de diez años tenga móvil y el padre le compra un smartphone de última generación. “Son cuestiones muy sutiles que hay que analizar en profundidad porque, en todas esas formas de actuar, lo distintivo de la violencia vicaria es querer vapulear, menoscabar, el rol materno. Toda violencia vicaria es violencia infantil, pero no toda violencia infantil es violencia vicaria: la intencionalidad es lo que la marca”, apuntaba Vaccaro.
¿Cómo se da?
También Vaccaro explicaba que “la forma más extrema es el asesinato, pero está la violencia vicaria cotidiana o habitual, donde el individuo lo hace de muchas formas en el ejercicio de su derecho a visitas o cuando tienen la custodia, por ejemplo”. Y ponía ejemplos: “Interrumpir los tratamientos médicos de los menores mientras están con ellos es una, o no llevarlos a actividades deportivas que a ellos les gustan, o no llevarlos a citas como cumpleaños que tienen que ver con la familia materna. No pagar cosas que necesitan como tratamientos odontológicos u oftalmológicos es otra, que es impedir el derecho a la salud. ¿Lo más común? No pagar la pensión que les corresponde”.
Los protocolos
Desde hace dos años, el protocolo que se sigue en las comisarías cuando una mujer acude a denunciar un maltrato machista incluye preguntas sobre el riesgo concreto que corren sus hijos. Sin embargo, muchas veces, la mayoría, no se denuncia. Se calcula que la bolsa oculta de violencia machista es del 80%. La mayoría de las mujeres que son asesinadas, por ejemplo, no habían interpuesto una denuncia. No lo hacen por miedo por ellas, sus hijos e hijas o sus familias, por miedo a no ser creídas o a sufrir represalias sociales o familiares, porque a veces no tienen red para escapar o porque no confían en el sistema.
Uno de los últimos cambios introducidos para proteger a los menores fue la nueva redacción del artículo 94 del Código Civil a través de la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia para que si los jueces veían riesgo para ellos, pudieran suspender de forma cautelar la patria potestad, o las visitas y comunicaciones, o las custodias. Pero esto no es mandatorio sino una posibilidad y, aunque esas cifras han ido creciendo, no siempre sucede.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.