04 Oct Qué es el ‘síndrome del impostor’ y por qué afecta más a las mujeres.
Las mujeres suelen enfrentarse a expectativas sociales que pueden hacer que se sientan menos seguras.
2024. 20Minitos
Alicia Martos
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que ha sido estudiado desde la década de los 70, cuando las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes describieron por primera vez este concepto a un grupo de personas exitosas que, a pesar de sus logros, luchaban contra la ‘autoduda’, la desconfianza, la inseguridad y la sensación de ser un fraude en sus respectivos campos.
Así, el síndrome del impostor se caracteriza por la incapacidad de internalizar los logros. Nos encontramos con gente altamente competente y exitosa que siente que sus triunfos se deben a la suerte y no a su esfuerzo o a su talento, o a la ayuda de otros, o hasta creen que los demás están exagerando sus propias capacidades y valía. Esta experiencia emocional incluye una serie de sentimientos y creencias abrumadoras como la ansiedad, un intenso miedo al fracaso, evitar exponerse a nuevas oportunidades, culpabilidad, autosabotaje, etc.
No existe una sola causa que explique el síndrome del impostor; en realidad, es el resultado de una combinación de factores personales, culturales y sociales. Algunas de las causas más comunes incluyen: ambientes familiares donde se valore en exceso el rendimiento, la alta exposición a redes sociales donde se idealizan los logros o el estilo de vida de otros, o rasgos de personalidad como la autoexigencia, la necesidad de control, o el neuroticismo. Los estereotipos culturales también desempeñan un papel crucial. Las mujeres a menudo se enfrentan a expectativas sociales que pueden hacer que se sientan menos seguras de sus habilidades.
Y es que, aunque este fenómeno puede afectar a cualquier persona, se ha observado que las mujeres son más propensas a experimentar estos sentimientos.
Un estudio publicado en la Journal of Personality and Social Psychology reveló que alrededor del 70% de las mujeres encuestadas experimentaron síntomas propios del síndrome de la impostora en comparación con alrededor del 50% de los hombres. Este estudio también encontró que las mujeres eran más propensas a atribuir su éxito a la suerte o a la ayuda de otros, en comparación con la muestra masculina.
Desde una edad temprana, las mujeres a menudo son educadas para ser más modestas, cuidadoras y humildes. A su vez, los hombres son alentados a ser más fuertes, valientes, competitivos y ambiciosos.
La ayuda profesional es muy importante en la superación de estos procesos, para concienciar y practicar la gratitud, la autocompasión, el autoconocimiento y encontrar así un entorno seguro de apoyo, reconocimiento y validación, la experiencia terapéutica puede ser crucial para superar patrones de crianza tradicionales, reconstruir nuestro autoconcepto y restaurar nuestra autoestima.