12 Dic Probióticos y prebióticos: qué son y cómo funcionan
Existe una relación directa entre el intestino y nuestro cerebro. La ansiedad, la tristeza o la alegría son emociones que desencadenan síntomas en el intestino, de ahí la expresión ‘siento mariposas en el estómago’.
MARÍA LLAMAS
¿Intrigado de lo que tu flora intestinal puede decir de tu salud?
En Internet se puede encontrar un montón de información y todos los días salen nuevos estudios acerca de lo importante que es tener una flora intestinal sana para disfrutar de una vida saludable, cómo curar nuestro flora o cómo nuestro flora es una de las principales razones de nuestra mala salud.
Mantener el equilibrio entre las bacterias buenas y malas en el sistema digestivo determina cómo de bien nuestro cuerpo puede absorber los nutrientes de los alimentos y ayudarnos a combatir la inflamación, las infecciones y las enfermedades.
Muchos de vosotros ya estaréis familiarizados con los probióticos y su gran papel para mantener ese equilibrio. El kéfir, miso, chucrut, kimchi o kombucha forma parte de nuestras dietas diarias y ya hemos comenzado a sentido sus efectos mágicos.
Si sigues leyendo sobre el interesantísimo mundo del intestino y su flora, probablemente hayas oído hablar también de los prebióticos, unas sustancias que nutren a las bacterias buenas. Sí, lo sé, probióticos, prebióticos, todos pueden sonar igual, pero no te preocupes, que hoy vamos a aclarar todo este percal.
Los probióticos son buenas bacterias (microorganismos vivos) que residen en el intestino. Son responsables de nuestro sistema inmune, la digestión y la absorción de nutrientes. Cuando la mayoría de estas bacterias buenas mueren, las bacterias malas (levadura y parásitos) causan un desequilibrio en nuestra flora, que se manifiesta en forma de estreñimiento, colitis, eccema, artritis …
Estos buenos mircoorganismos desaparecen por muchas causas, pero principalmente por el consumo de antibióticos, cloro (que se encuentra en el agua del grifo y la propia botella), tabaco, alcohol, comida procesada, por el estrés, por seguir una dieta rica en grasas o carnes (la carne no ecológica generalmente está plagada de antibióticos que dan a los animales para no enfermar).
Para mejorar e incrementar el consumo de bacterias buenas, aumenta el consumo de alimentos fermentados como el tempeh, miso, Kombucha, kéfir, suero de leche o chucrut. El proceso de fermentación ‘pre-digiere la comida’ por lo que esos microorganismos son más fáciles de ser absorbidos.
También puedes encontrar suplementos probióticos. Opta por una mezcla de probióticos que te proporcione al menos 5-30 mil millones de organismos vivos. Los efectos secundarios son raros, primero pueden causar gases y distensión abdominal, pero desaparecen en unos pocos días.
Los prebióticos se refieren a la fibra soluble que alimenta a las bacterias buenas. En otras palabras, los prebióticos alimentan nuestros probióticos intestinales, promoviendo una flora intestinal equilibrada.
Los prebióticos se encuentran de forma natural en las verduras de hoja verde, cítricos, alcachofas de Jerusalén, plátanos, berenjenas, espárragos, semillas de lino, chía, boniato, remolacha, zanahoria, puerro, col y en los kiwis.
Por lo tanto, combinar alimentos ricos en probióticos y prebióticos en nuestra dieta puede ayudarnos a protegernos contra muchos problemas relacionados con la salud mental y física.
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