Principales dudas de las familias ante la vejez

Principales dudas de las familias ante la vejez

Profesionales de las escuelas de familias ofrecen respuestas para tranquilizar las inquietudes de los mayores

LAURA PERALTA

Hay familias que por diferentes circunstancias no pueden cuidar de una persona mayor. Enfrentarse a una situación así y plantear las diferentes soluciones pasa por una verdadera lucha entre los sentimientos del corazón y las posibilidades que la razón nos planta. Las dudas no se hacen esperar: ¿cómo atenderlo adecuadamente si no tenemos tiempo o recursos necesarios?, ¿qué alternativas existen?, ¿cómo afrontar las distintas fases del envejecimiento o un deterioro cognitivo? ¿por qué me siento culpable si le llevo a una residencia?…

Con la finalidad de responder a estas y otras preguntas, nació la iniciativa Escuela de Familias en Geriatros Valdemoro, motivada por una necesidad detectada por la psicóloga del centro, Emilia Iborra Bernabéu. La Escuela se sustenta en la idea de que las residencias no solo atienden a las personas mayores, sino también a sus familiares. Gracias a esta orientación, apoyo y acompañamiento que se ofrece, la psicóloga que dirige el taller constata que los familiares se encuentran reconfortados al resolver sus dudas sobre cuestiones relacionadas con la vejez.

Desde esta escuela constatan que éstas son las cuestiones más destacadas que cualquier familiar puede plantearse:

—¿De qué recursos disponen las familias para atender a sus mayores cuando ellos no pueden ser los cuidadores principales?

En una fase inicial las familias pueden atender a sus mayores, pero también debe tenerse en cuenta qué es lo más conveniente en función del estado físico y cognitivo de la persona. Por ello, pueden plantearse los siguientes recursos asistenciales: ayuda a domicilio, centro de día, o bien estancia temporal —para una rehabilitación, por ejemplo— o permanente en una residencia. Tengamos en cuenta que adaptar un hogar a las necesidades de una persona con movilidad reducida resulta muy costoso, mientras que un centro de día o una residencia cuentan con espacios expresamente adecuados, además de los profesionales indicados para atender los aspectos sociosanitarios que se escapan de los conocimientos de los familiares.

—Una de las alternativas que sopesan las familias para el cuidado de sus mayores son las residencias. Algunas personas experimentan un sentimiento de culpabilidad al optar por ingresar a su ser querido en un centro, ¿cómo se logra eliminar esta sensación?

Inicialmente muchas personas pueden sentir culpabilidad al tener el pensamiento equivocado de que «abandonan» a su ser querido y les pueden surgir dudas sobre si estará igual de bien cuidado que en su casa. Lo que hacemos en el taller es minimizar este sentimiento desde la raíz, abriéndoles las puertas y enseñándoles las atenciones sociosanitarias que se reciben, mostrándole de manera empírica y racional que su ser querido está en manos de personas con amplia experiencia en atención no tan solo sanitaria, sino también psicológica, porque somos personas que tratan con personas.

A nivel psicológico se reduce el malestar, ocasionado generalmente por pensamientos irracionales, hasta eliminarlo mediante psicoterapia en sesiones de ayuda mutua y puesta en común de conflictos internos resueltos. Hemos comprobado que al exponer una situación ante otros que viven una experiencia similar, la serenidad y normalización se incrementan.

—¿Qué enfoque se debe tener sobre el envejecimiento?

Se tiende a pensar en el envejecimiento como un cambio negativo, y esto es un error. Si bien la idea de la pérdida, en efecto, es real y más tangible que en el caso de un adolescente, trabajamos en transmitir que envejecer se trata de otra etapa de nuestra vida en la que hay ganancias y pérdidas, y que una de las maneras de asimilarlo es de una manera natural y serena, al igual que ocurre con la adolescencia o la entrada en la edad adulta.

La vejez significa muchas cosas más de las que comúnmente se piensan y que se reducen a aspectos negativos. Sumar años equivale a experiencia, afecto acumulado y recuerdos. Limitar el concepto al fin de la vida es frustrante para el familiar, ya que no disfruta del momento presente en el que la persona todavía está a su lado.

—¿Cómo afrontar el deterioro asociado al envejecimiento?

Lo más beneficioso sería enfocarlo con naturalidad y una aceptación a la que se llega mediante la adquisición de conocimientos sobre la situación de nuestro ser querido, para la racionalidad nos de la sensación real de control sobre lo que acontecerá. Gracias a la puesta en común con otras personas que están pasando por la misma situación y el asesoramiento de profesionales se llega a normalizar y entender cada etapa vital, a su vez que se prepara para afrontar el duelo de la manera más serena.

Intentamos que los familiares disfruten del momento lo máximo posible, y esto es algo que se traslada en psicología a cualquier otra faceta vital: tendemos a vivir en el pasado -lamentándonos por un error cometido, sin lograr salir adelante- o en el futuro -por miedo irracional a lo que vendrá-. Vivir y disfrutar el presente ayuda a reducir este malestar.

—¿De qué manera puede un familiar asimilar con naturalidad los síntomas de un proceso de demencia?

El personal de las residencias se forma constantemente para tener en cuenta las diferentes fases de deterioro cognitivo que se pueden alcanzar, a la vez que realiza una supervisión de los residentes. Es importante trasladarlo porque muchos familiares sienten desconfianza sobre los cuidados que recibe su ser querido. Lo que aconsejamos en las sesiones de Escuela de Familias es que acudan a nosotros, los profesionales formados en psicología para formarse y documentarse sobre las dolencias conocidas actualmente, su sintomatología y cómo afecta a la conducta de la persona que la padece.

Una vez sabido todo ello, se explica al familiar cómo reaccionar ante las posibles situaciones como consecuencia del deterioro cognitivo. Hacemos especial hincapié en resaltar que no todas las personas van a reaccionar igual y por ello, no todos los que tratamos con ellos tendremos que actuar de la misma manera, por lo que se establecen pautas de actuación específicas para cada una de las situaciones que se presentan en la labor del departamento de psicología.

www.abc.es/familia-mayores/20140131/abci-dudas-ante-residencia-201401291439.html



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