13 Oct Presbicia: Lo que puedes hacer cuando empiezas a alejarte las cosas para poder leer.
Hoy en día es posible usar la inteligencia artificial (IA) para definir el comportamiento del usuario de gafas.
Carlota Fominaya 12/10/2023
La presbicia es una condición relacionada con la edad. Es un efecto del paso de los años en nuestros ojos, resume Lara Olivas, de Essilor Luxottica, que cada día afecta a más personas debido al comportamiento actual de las personas, cada vez más conectadas. «Estamos alterando nuestra forma de mirar, haciendo más acusado el ejercicio al que sometemos nuestros ojos y esto tiene sus consecuencias». De hecho hay datos, indica Olivas, «que señalan que en 2050 se van a duplicar las personas con este problema visual, pasando de los 2.000 millones actuales a 4.000 millones de personas que van a necesitar lentes progresivas en su día a día».
Los primeros síntomas aparecen en personas con más de 40 años, y se caracterizan principalmente por la dificultad para enfocar los objetos cercanos, que hace que hagamos ese gesto tan típico de alejarnos las cosas para leer, y que por fortuna puede corregirse con el uso de gafas de lectura o progresivas o mediante operación.
La presbicia, también denominada «vista cansada», explican desde el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNNO), ocurre cuando el cristalino del ojo se vuelve menos flexible, dificultando el enfoque. «Se trata de un defecto ocular por tanto asociado a la edad que aparece generalmente entre los 40-45 años y que provoca una pérdida de nitidez en la visión cercana, aumentando progresivamente hasta los 65 años y afectando tanto a la visión cercana como intermedia».
Según corrobora la doctora Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la unidad de oftalmología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Valencia Consuelo, «la presbicia se produce por la pérdida de la capacidad de acomodación del cristalino. En ojos jóvenes, el cristalino, la lente natural del ojo, es muy flexible. Sin embargo, con la edad va perdiendo elasticidad y esto se traduce en una incapacidad progresiva para enfocar los objetos cercanos». Sánchez-Minguet también subraya que «es una evolución natural del ojo ligada al paso de los años, es tan natural como puede ser una arruga en la piel pero aunque no puede prevenirse, sí es cierto que se manifiesta antes en personas con estados físicos de debilidad, mala alimentación o enfermedades crónicas».
El óptico de confianza puede aconsejar cuándo es el mejor momento para introducir las gafas que corregirán el problema. Lo que sucede, tal y como denuncian desde el CNOO, es que 1 de cada 3 personas no revisa su visión de forma periódica, lo que conlleva el riesgo de sufrir una deficiencia visual que no está siendo compensada por desconocimiento o que problemas visuales patentes terminen por agravarse. Además, la entidad colegial destaca que el 67% de los españoles tiene alguna deficiencia visual reconocida, un dato que podría ser detectado si se sometieran a estos exámenes visuales con más frecuencia.
Realidad virtual
Para la presbicia lo habitual es prescribir gafas de lectura que se adaptan a los cambios del cristalino. Hasta ahora, había que ir cambiando según iba aumentando el problema. Hoy en día, explica Zoraida Marqués, óptico-optometrista de Essilor Luxottica, «existen lentes progresivas con respuesta ocular gracias a la inteligencia artificial, lo que ayuda en gran modo a reducir este problema de visión».
Estas lentes progresivas con respuesta ocular, explica Marqués, «llamadas ‘Varilux XR Series’, utilizan la realidad virtual (IA) para producir el comportamiento visual y ofrecer nitidez instantánea, incluso en movimiento, con una ampliación del campo visual del 45 por ciento. Esto permite que la lente se adapte en mayor medida al estilo de vida y a los desafíos diarios del usuario: cuando lee, cuando conduce, incluso cuando hace deporte… Desdoblarse en el mundo digital permite una especie de modelo de predicción muy útil».
Otra opción es la operación. «Porque ahora bien, -comenta la especialista de Vithas-, en aquellos pacientes que no deseen llevar gafas correctoras el tratamiento más definitivo es la cirugía del cristalino con implante de lente intraocular». Así, señala esta doctora, «la tasa de satisfacción con esta técnica es muy alta siempre que se haga la indicación adecuada, no todo el mundo es susceptible a dicha cirugía, va a depender mucho de la refracción previa, de la edad del paciente, por ello se debe insistir en la necesidad de una detallada y personalizada valoración prequirúrgica del paciente».
¿De qué depende la elección del tratamiento? La elección debe ser resultado de una indicación individualizada a cada paciente tras realizar un estudio completo clínico del ojo, pero también debe ser fruto del estudio de otras variables como edad del paciente, actividad, expectativas del paciente, hábitos de vida, enfermedades concomitantes… «Es por tanto fundamental hablar mucho con el paciente, explicar pros y contras y que sea una decisión consensuada entre médico y paciente», concluye la profesional.