26 May Por qué unos buenos hábitos alimenticios protegerán a tus hijos del cáncer y otras enfermedades en el futuro.
Hablamos con la doctora Emilia Gómez Pardo, asesora nutricional de la Fundación CRIS contra el cáncer, sobre niños, alimentación y salud.
Ana I Martínez
«La salud es algo que hay que trabajar desde el día 0 porque es lo más importante que tenemos. Llegaremos más sanos a la edad adulta cuanto más nos cuidemos». Así de clara y directa se muestra la doctora Emilia Gómez Pardo, asesora nutricional de la fundación CRIS contra el cáncer, a la hora de hablar sobre niños, alimentación y salud. Porque, aunque cueste creerlo y a veces se vea como algo exagerado o muy lejano, es vital instaurar hábitos saludables en la infancia y la adolescencia para evitar enfermedades en el futuro. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que hasta un 50% de los casos de cáncer se podrían evitar con una alimentación y estilo de vida saludables.
Fuera, por tanto, esas magdalenas, galletas o yogures azucarados que la mayoría de las familias guardan en la cocina, así como la comida rápida o ultraprocesada que en numerosas ocasiones se presentan como opciones sanas.
«Si hablamos de prevención de cáncer, es especialmente fundamental cuidar de la salud», retoma la experta. «El cáncer es una enfermedad de largo recorrido, que empieza y es el resultado de un cumulo de daño a nuestras células y genomas. Por tanto, si criamos niños sanos, tendremos adultos sanos«, remarca Gómez Pardo.
Llevar una buena alimentación y un estilo de vida activo son los dos pilares fundamentales que los progenitores no han de perder nunca de vista. Y para concienciar a las familias de esta realidad, basta unas cifras: según la OMS, alrededor de un tercio de las muertes por cáncer son debidas a los cinco factores evitables más importantes, es decir, el tabaco, las infecciones, el alcohol, el sedentarismo y una dieta inadecuada (insuficiente cantidad de fruta y verdura).
Según el informe « Las cifras del cáncer en España« (2022), la relación causal entre la obesidad y al menos nueve tipos de cáncer tiene una incidencia total de unos 450.000 casos de cánceres anuales. «Se estima que a nivel mundial se produjeron unos 110.000 casos de cáncer de mama postmenopáusico y endometrio directamente relacionados con la obesidad, 85.000 casos de cáncer de colon y 65.000 casos de cáncer de riñón, entre otros. Se calcula que si no se hubiera incrementado la media de Índice de Masa Corporal (IMC) poblacional a nivel mundial en los últimos 30 años, se podrían haber evitado más de 160.000 casos de cáncer en 2012 a nivel mundial».
«Todos estos factores de riesgo, que ya todos conocemos, son los responsables de las enfermedades del siglo XXI, entre las que se encuentran las cardiovasculares, metabólicas, obesidad… No hay que olvidar que en España especialmente tenemos un grave problema de salud entre los niños y adolescentes: 4 de cada 10 tienen sobrepeso. Si hoy son jóvenes con sobrepeso, serán adultos con sobrepeso. ¡La obesidad está relacionada con varios tipos de cáncer! Padres y madres tienen que evitar a toda costa esta situación y hacer porque sus hijos tengan una alimentación sana y sean activos», reclama la experta.
Ocio sedentario
Uno de los principales problemas a la hora de conseguir que los menores hagan ejercicio tiene que ver con las pantallas, que muchas veces ocupan una gran parte de su tiempo de ocio. De hecho, se calcula que los niños pasan una media de cuatro horas navegando por las redes sociales, jugando o viendo vídeos en Youtube. «Los menores tienen que llevar una vida activa», recuerda la experta. «Las pantallas no sólo están contribuyendo a una vida más sedentaria sino que también les afecta al sueño, por tanto, al dormir menos, tienen peores hábitos de vida y toman peores decisiones. Hay estudios que demuestran la estrecha relación entre sobrepeso y malos hábitos. Y todo ello afecta a la motivación, autoestima, rendimiento académico…». La familia tiene un papel fundamental y ha de velar porque los menores rindan adecuadamente a pesar de lo «ajetreados que están». La doctora, en este sentido, reflexiona: «Las familias están muy liadas. Apuntan a sus hijos a un montón de clases extraescolares… Sin embargo, no tienen tiempo ni de preparar la cena con sus hijos».
La alimentación es la otra cara de la moneda sin la que es imposible instaurar hábitos saludables en la infancia. «Sé que es muy difícil», comenta la experta. «Vivimos en un mundo en el que vamos con prisas siempre, tenemos poco tiempo para planificar los menús y cocinar con los hijos. También tenemos muchos productos malsanos a nuestra disposición que nos venden como sanos. Por ello es muy importante trabajar desde el principio», recuerda.
Llevar una buena alimentación es una carrera de fondo. Y más con los hijos. Hasta los 3 años, los progenitores controlan a la perfección cada ingesta del menor, cuya socialización es muy reducida. Sin embargo, a partir de esa edad, todo vale. «Hay que evitar que los niños consuman productos que no aportan nutrientes y que son muy energéticos y potencian el sobrepeso, algo que también deberían hacer los adultos», señala la doctora. «Y hay que esforzarse porque prueben sabores nuevos -añade-. Por mucho que les cueste, hay que insistir. Sabemos que a los niños les cuesta mucho comer vegetales y no hablamos solo de ensaladas. Las frutas y verduras son la joya de la corona y son claves para su desarrollo».
Las legumbres, los cereales integrales o los frutos secos también forman parte de una buena alimentación. Al margen hay que dejar los ultraprocesados, las bebidas azucaradas, la carne procesada y reducir el consumo de carne roja, como ya aconsejó la OMS. «El 70% de la energía de los niños españoles proviene del consumo de ultraprocesados, productos de muy baja calidad nutricional. Tenemos niños con sobrepreso y malnutridos», reseña Gómez Pardo.
El plato de Harvard se convierte, así, en el mejor aliado de las familias para saber qué ofrecer a los hijos. «Hasta el 22% de los niños escolares tienen el colesterol alto. ¡No puede ser! Tenemos ya a niños con diabetes de tipo II. ¡Los niños están desarrollando enfermedades de mayores! El cáncer de colon, por ejemplo, tiene una gran relación con la alimentación y se calcula que para 2050 se va a incrementar un 90% los casos», añade la doctora.
Educar en hábitos saludables a niños y adolescentes supondrá tener adultos más sanos, alejados del alcohol y del tabaco, sin sobrepeso, etc. «Es decir, sin problemas metabólicos, sin colesterol, sin azúcar en sangre… Y los adultos son los primeros que han de dar ejemplo», recuerda la doctora, que lamenta la falta de conciencia. «Padres y madres no saben que 1 de cada 3 cánceres está relacionado con la nutrición, que el 50% se podrían evitar comiendo bien (sin tabaco y alcohol) o que en España, 1 de cada 3 adultos está en situación de riesgo a corto y medio plazo».
Por ello, considera que labores de divulgación como la que hace la fundación CRIS contra el cáncer con el objetivo de prevenir son fundamentales para reducir estas cifras tan alarmantes y que las familias desconocen. «La nevera tiene que estar vacía de productos insanos. Y los progenitores son los primeros que han de actuar dando ejemplo, comiendo de manera sana en casa. Es una cuestión de coherencia. Cuando tú, como adulto, estás convencido de que un determinado producto es malo, ni lo compras ni lo consumes porque el conocimiento, desde la evidencia científica, te da el poder de tomar buenas decisiones. Se trata de un proceso muy lento en el que no hay que tirar la toalla», concluye la doctora.