26 Sep «¿Por qué ese niño sabe leer y el mío no?». El estrés infundado de muchos padres con hijos en Primaria.
La legislación no expresa que los niños deban empezar esta etapa escolar con conocimientos de lectura o escritura. Aún así los padres comparan y se angustian. Los docentes piden calma y paciencia.
Laura Peraita 20/09/2023
«Pues mi niño ya sabe leer y casi escribir», le dice una madre toda orgullosa a otra que también acaba de dejar en la misma clase de primero de Primaria a su hijo. La mujer que ha escuchado esta afirmación se va de camino al trabajo muy afligida. No duda en telefonear rápidamente a su marido y contarle lo ocurrido: «¿Por qué nuestro niño no lee y escribe todavía? ¿Tendrá algún problema de desarrollo? ¿Será que no le hemos estimulado lo suficiente? ¿Somos malos padres? Esta misma tarde le compro una caligrafía para que empiece a escribir sin parar».
Stop. ¡Fuera este tipo de pensamientos! Al menos así lo opinan los docentes de esta etapa escolar, quienes insisten a los padres que en ningún sitio la legislación actual expresa que es obligatorio que los niños entren en Primaria sabiendo leer o escribir. «Lo que ocurre es que en el sistema educativo nos encontramos con paradojas —explica Antonio Adánez, director del CEIP Julián Marías—. El currículo de Infantil pide que se enseñe la lectoescritura a los niños que en esta etapa abarcan hasta los 3 años y, sin embargo no se exige que en Primaria sepan leer. ¿Qué ocurre? Pues que la mayoría de los niños españoles van a Infantil con lo que aprenden a su ritmo y llegan a Primaria con estas materias aprendidas. Aquellos que no han ido a Infantil se encontrarán que deben emprender este tipo de conocimientos».
Este directivo recomienda, no obstante a los padres que no se preocupen —«aunque es misión casi imposible porque todos los progenitores sienten preocupación por sus hijos»— porque los profesores saben cómo lograr que los que no saben leer y escribir puedan avanzar hasta alcanzar el nivel de la clase. Además —matiza— contamos con un equipo de docentes de apoyo en todas las clases y, si es necesario, el pequeño grupo de niños que presentan mayores dificultades recibe refuerzo de manera más individualizada. Por lo general no tardan en aprender lo explicado. Por nuestra experiencia tan solo media docena de niños en la clase no ha ido a Infantil antes de entrar en Primaria».
Rosa María Corrales, directora de la Escuela Infantil Alkor añade que a pesar de esta realidad, «cada año nos encontramos con familias que se sienten bajo una gran presión y estrés por observar que en la misma clase de su hijo hay compañeros con conocimientos de lectoescritura. Les insistimos en que no es motivo de preocupación. Cada niño es un mundo y, además, en estas etapas iniciales puede haber muchas diferencias entre los escolares, puesto que algunos han nacido en enero y otros pueden ser del mes de septiembre; es decir hay una diferencia de desarrollo de 9 meses. Hay que respetar su propio ritmos. No obstante, hay padres que dicen «mi hijo lee perfectamente», y, sin embargo no es así, porque cuando le haces una pregunta al pequeño sobre el texto observamos que no ha entendido nada, carece de lectura comprensiva».
Para mayor tranquilidad de las familias, esta docente matiza que «no está demostrado que si un alumno empieza a leer a edad más temprana obtiene mejores resultados académicos en el futuro. Hay que respetar los ritmos de cada uno —insiste—. Hay casos en que con 4 años ya te piden aprender a leer por diferentes causas: por inquietud personal, por estar muy sobreestimulado, por ser el menor de varios hermanos que ya saben leer… Sin embargo, otros niños más mayores pueden no mostrar interés también por muy distintas razones: son distraídos, hijos únicos, muestran preferencias por otras habilidades como la pintura o la música, en su casa no se practica la lectura…».
En cualquier caso, la directora de este centro explica que uno de los problemas que incita a los padres a que sus hijos lean y escriban cuanto antes «es porque vivimos bajo la cultura de la velocidad y muchos padres pretenden que sus hijos corran antes de aprender a andar. Pero ¿por qué correr tanto? Al final, son las familias las que ponen nerviosos a los niños y los que, sin pretenderlo, acaban frustrando a los niños porque no consiguen el mismo nivel de escritura de otro compañero».
Aconseja a los padres que estén tranquilos, que los profesores son los encargados de que progresivamente los alumnos estén preparados y motivados para emprender el aprendizaje de la lectura y escritura. «La mejor manera es a través del juego porque lo aprenden divirtiéndose y casi sin darse cuenta».
Explica que realizan muchas técnicas como la de escribir en la arena, donde el dedo hace la función del lápiz a la hora de hacer el trazo de una letra y perfeccionan la postura de la pinza en la mano, o cuando les hacen que escriban la primera letra de su nombre en la espalda de un compañero… «Los docentes observamos cómo lo hace cada alumno y les motivaremos en su progreso. Unos irán más rápidos que otros, como en cualquier otra materia, pero lo que está claro es que, salvo que esconda un problema de salud, todos los alumnos de la clase aprenden a leer y escribir. Lo importante es que sean felices mientras aprenden».