29 Mar ¿Podrán retrasarse las enfermedades degenerativas del cerebro?.
Científicos del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento de Coimbra han encontrado la forma de investigar en vivo cómo funciona la comunicación entre neuronas en pacientes enfermos.
Isabel Troytiño
Ira Milosevic, científica del recién creado Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento de Coimbra, ha encontrado una forma de investigar, en vivo y sin pinchar el cerebro, cómo funciona la comunicación entre neuronas en pacientes con enfermedades neurodegenerativas o personas que podrían llegar a padecerlas.
Su investigación comenzó con la endofilina, una proteína que parecía estar implicada en las enfermedades neurodegenerativas. Con los años, descubrió que esta proteína era tan vital que el genoma humano incluía varias copias similares de su gen. En ratones, los que solo tenían una o pocas copias del gen desarrollaban la neurodegeneración antes que los que tenían todas las copias esperadas.
Identificada una proteína clave en la comunicación entre neuronas
“La proteína que estudiamos desempeña un papel clave en las sinapsis entre neuronas, o cómo se transmiten las señales y los impulsos en el sistema nervioso”, afirma Milosevic. “Contribuye a reciclar las vesículas sinápticas, pequeños sacos que las neuronas utilizan para enviar señales nerviosas de una neurona a la superficie de otra. Si funcionan mal, también lo hacen los circuitos entre neuronas; y con ello, las funciones del sistema nervioso”, explica la investigadora.
Su técnica permite analizar si las estructuras en las que se empaquetan las señales nerviosas se producen correctamente y, partir de ahí, definir si habrá una mayor o menor predisposición a padecer una enfermedad neurodegenerativa. “Aunque parece prometedor, aún queda mucho por investigar. Conocer cómo se forman, transmiten y reciclan estos sacos neuronales nos permitirá desarrollar mejores soluciones para tratar enfermedades neurodegenerativas o prevenirlas a tiempo”, afirma.
El deseo de investigar estas enfermedades le asaltó de niña, cuando vio cómo avanzaba la demencia en su abuela. “Me gustaría que mis hijos pudieran ir a los 30 o 40 años a un centro de salud donde les prescribieran qué hacer para retrasar al máximo la aparición de la enfermedad”, desea.