Personas centenarias: la resiliencia de los resistentes.

Personas centenarias: la resiliencia de los resistentes.

Sacramento Pinazo-Hernandis, Profesora en la Universidad de Valencia y presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología, y Victoria Córdoba Castillo, Psicóloga, explican el valor de las personas que cumplen cien años.

S.F

Algunos de ellos han pasado tres guerras y varias crisis y, de momento, han vencido al virus SARS-CoV. Vivieron la postguerra y las hambrunas, ayudaron a levantar este país y ahora viven en un centro residencial con todas las comodidades. Son resilientes.

La resiliencia es la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido; es la propiedad que tienen algunos materiales de adaptarse al cambio (estiramiento, elongación,…) para luego volver al sitio. Cuando se aplica a las personas se refiere a la capacidad de superación de crisis vitales, la adaptación a las crisis o a los cambios sin quebrarse. Es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador, un estado o una situación adversa (según la RAE).

En todas las etapas de la vida, las personas han de realizar ajustes y adaptarse a los cambios que suceden, tanto en sus conductas como en sus relaciones, creencias y pensamientos. En ocasiones, las dificultades a las que se enfrentan las personas son muy grandes y difíciles, pero todas ellas son oportunidades para poner en juego nuevos recursos y soluciones.

Durante el tiempo de pandemia que hemos vivido ha sido necesario un esfuerzo de adaptación por parte de todos. Aquellas personas mayores que han sabido ajustarse personal y socialmente a los cambios y a las adversidades, normales y extraordinarias, que siguen teniendo un adecuado nivel de funcionamiento en las diferentes áreas vitales del desarrollo, y que mantienen una adecuada satisfacción con su vida y bienestar psicológico, son los resilientes.

En los 50 centros Ballesol de España viven 1.691 personas de 90 a 96 años y 290 personas de 97 años y más. Los lugares donde más centenarios hay son, por este orden: Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia, Aragón, Andalucía, Cataluña. Las personas que envejecen bien y llegan a superar la frontera de los noventa son un ejemplo de resiliencia que siempre nos sorprende y admiramos. ¿Quién no firmaría por estar así de bien a los 100 años?

Desde hace un tiempo, a los científicos en general y a los gerontólogos y geriatras en particular nos interesa saber cuáles son sus secretos pues nos estarían dando las claves del buen envejecer. ¿Es el ejercicio físico? ¿Es la nutrición? ¿Las relaciones sociales? ¿La manera de mirar la vida con optimismo y alegría? Aún nos falta mucho por saber pues la mayor parte de los estudios se han realizado con modelos animales.

Los resultados de las investigaciones realizadas con centenarios muestran que existe una asociación significativa entre realizar actividades de ocio y el mantenimiento de la salud cognitiva, funcional, percibida y emocional, de tal forma que disfrutar de ellas favorece el bienestar y calidad de vida y sobretodo en las edades más avanzadas y en las circunstancias personales más diversas.

En estos tiempos de pandemia y nueva normalidad se ha podido ver cómo los centros residenciales han adecuado las actividades para que las personas nonagenarias y centenarias pudieran seguir en contacto con sus familias y realizando actividades significativas… ¿Cómo han ayudado las actividades a afrontar el confinamiento? Ilustraremos con algunos ejemplos:

1.Recibir cartas. Como recurso adicional, se habilitó un correo en donde los familiares y amigos podían remitir cartas a sus seres queridos que se encontraban en los centros. Todos los textos eran leídos por los profesionales a aquellos residentes a los que iban dirigidos, grabando en vídeo dicho momento con un doble objetivo: por una parte, rebajar el impacto que producía el aislamiento en los residentes y, por otra, reducir el nivel de ansiedad e intranquilidad que pudieran tener las familias. Esta iniciativa se realizó en todos los centros Ballesol. Los familiares enviaron más de 1.400 cartas, con dibujos, videos, música, originales, divertidas, muy cariñosas y emotivas. También algunos vecinos o los niños de colegios cercanos enviaron cartas y dibujos de niños, adolescentes y profesores. Además, las cartas se fueron colgando en cada centro en una pared para que quien quisiera la pudiese ver o leer en cualquier momento.

2. Disfrutar de canciones personalizadas. A partir de las fotos y cartas que enviaban las familias se crearon canciones personalizadas. Se ponía la canción con las fotos a la vez que se hacía una videollamada a los familiares.

3. Hacer que todos los días no pareciesen iguales. Para ello se realizó un Diario Positivo que, además de elevar el ánimo de los residentes, les centraba en el día, hora y lugar en que se encontraban.

4. Música y emociones. Numerosos fueron también los vídeos de ánimo y aliento, tanto para residentes como para los profesionales. Los TASOC se cargaron de optimismo y se volcaron para que la realidad fuera un poco más llevadera, utilizando la música y las canciones. Así, por ejemplo, a las ocho de la tarde, no solo se aplaudía, también se cantaba y bailaba, todo lo cual contribuía a preservar al máximo su estado emocional y a que las familias sintiesen que sus seres queridos se encontraban en buenas manos, con profesionales con vocación de servicio y cuidado.

5. Visitas mediadas. En el momento en que se pasó de fase y fue posible salir a la calle, comenzaron a realizarse encuentros con los familiares manteniendo la distancia. Al menos había contacto visual a través de ventanas y verjas.

6. Poder dar y recibir abrazos. Los abrazos de plástico con los familiares, fueron un éxito después de tantos meses de distancia física.

La práctica de ocio en la edad avanzada potencia el bienestar eudaimónico, además de ser parte del propósito de vida y de la motivación para levantarse cada nuevo día. Podríamos contar muchas más cosas, pero lo que está claro es que solo vale la pena vivir la vida si tiene sentido. Y estos nonagenarios y centenarios han encontrado un sentido a sus vidas a pesar de la pandemia, a pesar del confinamiento y más allá de la distancia física y social.

https://www.abc.es/familia/mayores/abci-personas-centenarias-resiliencia-resistentes-202009290053_noticia.html