11 Sep Nunca es tarde para pedir ayuda, nunca es tarde para vivir
Ana I. Esteban, presidenta de Solidaridad Intergeneracional
La realidad del suicidio en personas mayores en España
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha que invita a reflexionar sobre una de las principales causas de muerte no natural en el mundo y, al mismo tiempo, una de las más silenciadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 40 segundos una persona se quita la vida en el mundo. A nivel global, los mayores de 75 años figuran entre los grupos de mayor riesgo.
En España, los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2024) muestran que 3.846 personas murieron por suicidio, lo que supone una tasa bruta de 8,5 por cada 100.000 habitantes. De ellas, el 74 % eran hombres y 1.154 tenían más de 64 años, casi un tercio del total. Un dato especialmente preocupante es que los hombres de 90 años o más presentan la tasa de suicidio más elevada, con cerca de 50 casos por cada 100.000 habitantes, frente a 5–8 en mujeres de la misma edad.
¿Por qué las personas mayores son un grupo de riesgo?
La evidencia científica y el Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025-2027 señalan varios factores que aumentan la vulnerabilidad en la vejez:
- Soledad no deseada y aislamiento social.
- Pérdida de seres queridos y duelos prolongados.
- Enfermedades crónicas o dolor persistente que limitan la autonomía.
- Problemas de salud mental como depresión o ansiedad.
- Percepción de ser una carga para la familia o la sociedad.
- Eventos vitales estresantes: jubilación, pérdida de autonomía, mudanzas.
- Dificultades económicas o sociales que restringen el acceso a recursos.
Estos factores, combinados con el estigma alrededor de la salud mental, dificultan que muchas personas mayores pidan ayuda a tiempo.
Señales de alerta en personas mayores
Identificar estas señales puede marcar la diferencia:
- Expresiones de desesperanza o de sentirse una carga.
- Aislamiento y abandono de actividades habituales.
- Descuidar la higiene o el cuidado de la salud.
- Pérdida de interés en lo cotidiano.
- Cambios bruscos en el sueño o el apetito.
- Mayor consumo de alcohol, medicamentos o tranquilizantes.
- Despedidas inusuales o comentarios sobre “no estar más”.
Factores protectores: lo que ayuda a prevenir
El suicidio se puede prevenir, también en la vejez. Existen factores que reducen el riesgo:
- Mantener vínculos familiares y sociales.
- Participar en actividades comunitarias y de ocio.
- Acceso temprano a atención psicológica y sanitaria.
- Ejercicio físico y hábitos saludables.
- Promover un propósito de vida y la participación activa.
Mitos y realidades
Combatir creencias erróneas es esencial para la prevención:
- ❌ Hablar de suicidio incita a hacerlo.
✅ Falso: hablarlo abiertamente reduce el riesgo y facilita pedir ayuda. - ❌ En la vejez ya no hay nada que hacer.
✅ Falso: las personas mayores pueden recuperarse, encontrar nuevos propósitos y disfrutar de calidad de vida.
¿Qué podemos hacer como sociedad?
La prevención no es solo tarea sanitaria: requiere un compromiso colectivo. Algunas acciones sencillas salvan vidas:
- Escuchar sin juzgar y mostrar empatía.
- Acompañar y compartir tiempo con las personas mayores.
- Prestar atención a cambios de ánimo y pedir ayuda profesional.
- Difundir recursos como la línea telefónica 024, gratuita, confidencial y disponible 24/7 para personas en crisis, familiares y allegados.
Un compromiso compartido
El suicidio en personas mayores sigue siendo un tema poco visible, pero urgente. Detrás de cada dato hay historias, familias y oportunidades de apoyo que no podemos perder.
Por eso, hoy más que nunca debemos recordar que:
“Nunca es tarde para pedir ayuda, nunca es tarde para vivir.”
La prevención empieza con un gesto: escuchar, acompañar y cuidar. Entre todos, podemos salvar vidas.

