19 Oct No soy madre pero también quiero conciliar
¿Deben las personas sin hijos adaptarse a las necesidades de los demás?
SARAH PALANQUES TOST
La conciliación de la vida laboral y familiar es un tema que, a pesar de estar a la orden del día, parece no conseguir un lugar privilegiado en la agenda de los poderes públicos. Aunque a día de hoy estamos ante una mayor diversidad de modelos de familias siguen siendo las mujeres quienes más asumen el cuidado informal de los hijos y familiares dependientes. Solo en el año 2011 de las 40.330 excedencias por cuidado de hijos y familia que se pidieron en nuestro país, 36.875 fueron disfrutadas por mujeres, según datos del estudio «La conciliación de la vida laboral y familiar en España” de la ONG Save the Children.3
Tal y como se indica en el estudio, “la conciliación no debería tener un enfoque dirigido en exclusiva a las mujeres ni estar vinculada a los aspectos relativos a la maternidad biológica de la mujer”. Ana Bujaldón Solana, Presidenta de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) nos explica que “cuando una mujer termina su jornada laboral, sigue trabajando en casa. Según los datos del INE, las mujeres ocupadas dedican 3 horas y 46 minutos diarios al hogar y la familia —4 horas y 37 minutos si tienen hijos— mientras que los hombres dedican 2 horas y 21 minutos diarios —2 horas y 34 minutos cuando tienen hijos—”. Ana Bujaldón propone favorecer la corresponsabilidad y “romper con estereotipos que reservan casi en exclusiva a la mujer el cuidado de los hijos y los mayores” y para ello es necesario cambiar “nuestra cultura del trabajo”.
Un vestigio del pensamiento mecanicista
Aunque ahora nos parezca un tema de lo más común la conciliación vida laboral-vida privada es un concepto bastante joven en la agenda social y, quizá, por ello, tan mal resuelto. Nuria Chinchilla, doctora en Dirección de Empresas y Directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School nos habla de los origines de la conciliación, “la gran agente del cambio para que las empresas sean flexibles y más humanas es la mujer madre. Ella es la que demuestra que se pueden hacer las mismas cosas sin perder tiempo por el camino.” En efecto, en el momento en que la mujer se incorporó en el mundo laboral las empresas “estaban pensadas para que los trabajadores se comportasen como máquinas”, continua Chinchilla. Con el tiempo “las empresas se fueron dando cuenta de que no estaban adaptadas a las madres y se fueron flexibilizando y mejorando los horarios, condiciones, etc…”.
Ahora, y ya aterrizados en pleno siglo XXI, el tema de la conciliación se ha expandido de sus origines y empieza a reclamarse desde todos los perfiles profesionales y realidades familiares. No obstante es un tema bastante incómodo que erróneamente podría enfrentar a los que han elegido tener hijos y a los que no. Chinchilla recuerda que la conciliación desigual “no es un tema de injusticia, sino de necesidad de los más débiles y de derecho de los niños y personas dependientes”, aunque ello no quiera decir que debamos perjudicar a las personas sin hijos.
Así pues, ¿deben las mujeres sin hijos asumir las horas de trabajo extra de aquellas que tienen reducción de jornada? ¿Han de conformarse con lo que queda de vacaciones porque las madres de familia acostumbran a tener prioridad en la elección de días libres? ¿Qué hay de estas nuevas reclamaciones? Veamos:
El relevo generacional podría tener la respuesta
Los milenials son probablemente la generación más estudiada de la historia. Se ha escrito hasta la saciedad sobre los nacidos entre 1981 y 1996, pero hay un motivo claro detrás: en 2025 representarán el 75% de la fuerza del trabajo mundial. A pesar de los tópicos, los famosos ninis son una generación muy trabajadora que está dispuesta a luchar por un cambio de paradigma en cuanto a gestión del tiempo.
Bajo esta nueva filosofía nace la necesidad de dar respuesta a todos aquellos trabajadores/as que quieran conciliar aunque no tengan hijos. “Nadie debería estar perjudicado por los horarios, porque todos partimos de idéntica situación, somos personas ante todo” nos explica José Luis Casero Presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE). Para Casero las jornadas laborales en España “son ineficientes desde el punto de vista empresarial y ello arrastra a los horarios de nuestra vida personal”.
Por su parte Ana Bujaldón añade que uno de los problemas por los que la conciliación se encalla es que “en España, las empresas tienden a valorar el presentismo, mientras que en el resto de Europa se han abierto a nuevos modelos como el teletrabajo o la jornada laboral continua. Se trata de rendir, no de vivir en el trabajo”.
Precisamente en esta dirección es donde los milenials están haciendo sus mayores reclamaciones. Según un estudio de la Universidad de Bentley, EE.UU, el 77% de los milenials afirman que los esquemas de trabajo flexibles les permiten ser más productivos. Además, no dudan en cambiar de trabajo si éste no les aporta plenitud, o dicho de otro modo, no les ofrece un buen balance entre vida personal y crecimiento profesional. Nuria Chinchilla nos habla de “respetar el talento” y coincide en que si no se hace, “el talento se va a marchar a otro lado”. Esta nueva manera de plantear las jornadas laborales podría ser una de las fórmulas para que hombres y mujeres, con o sin hijos, consigan conciliar.
Sonia de Mier Directora de Comunicación y Marketing Great Place to Work, afirma que desde su consultora están constatando que “cada vez hay más empresas españolas que asumen la relevancia que las políticas de conciliación tienen en su ambiente organizacional, independientemente de las responsabilidades familiares de cada empleado”. Entre éstas políticas la especialista destaca “prácticas que fomentan horarios más flexibles, favorecen el teletrabajo y ofrecen apoyo en momentos clave de la vida —como la maternidad y paternidad—, incluso más allá de lo que marca la legislación”.
En esta misma línea Bujaldón añade que “muchos estudios demuestran que esas opciones disminuyen el absentismo laboral y aumentan la motivación y la productividad de los empleados y por tanto la rentabilidad de las empresas”. Precisamente, todos los expertos consultados coinciden en que en un momento en que la competitividad empresarial es máxima las empresas deberían cuidar muchísimo el bienestar de sus trabajadores. “Ese cambio de mentalidad y una mayor sensibilidad hacia el capital humano en general y el talento femenino en particular, hará que todos, empresa, trabajadores y sociedad, avancemos hacia un futuro mejor”, concluye Bujaldón.
Más soluciones
Está claro que la flexibilidad de horarios y el teletrabajo son dos de las grandes respuestas a la mejora de la conciliación para todos. Además, hay más fórmulas que las empresas deberían aplicar como son “los Planes de Igualdad y la potenciación de la Responsabilidad Social Corporativa” tal y como propone Bujaldón. De Mier añade que parte de la solución pasa “por construir y mantener una cultura de confianza. La clave está en consolidar un modelo de liderazgo basado en la gestión integral de las personas, a través del respeto, la credibilidad, el orgullo de pertenencia y el espíritu de equipo”.
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