No existen los superalimentos

No existen los superalimentos

* Los superalimentos supondrán el 10% de nuestra cesta de la compra
* Lo más saludable, la mejor dieta, es la ingestión frecuente de vegetales y frutas diariamente

LORETO SÁNCHEZ SEOANE – MARTA GARCÍA ALLER

Hoy Popeye no tomaría espinacas, se pondría fuerte a base de quinoa, bayas de goji o estevia. A estas semillas, plantas de oriente y hierbas latinoamericanas se les atribuyen poderes, como hacer que nuestros músculos cojan fuerza, aumentar la libido o que las posibilidades de padecer cáncer se reduzcan a mínimos. Pero, ¿realmente existen los superalimentos?. La respuesta para los expertos es clara: “No”.

Llevamos varios años con una de las pocas modas que parece que nos sienta bien. Los superalimentos han entrado con fuerza, y no sólo en los establecimientos ecológicos. Sólo hay que darse una vuelta por Instagram para ver que hay quien se cree inmortal desayunando ajos enteros y poniendo chía en sus yogures.

Cada día ocupan más espacio en los supermercados y no hay ni un sólo restaurante hipster que no los incluya en su menú del día. Pero en el campo de la nutrición se ponen las manos sobre la cabeza. Según Diana Ansorena Artieda, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Navarra, “en realidad no hay ninguna definición legal ni médica de los superalimentos. Aunque, como tal, en inglés superfood, aparece recogido en el título de 21 trabajos científicos publicados en Science. El primero en 2013”.

Más o menos dos años después de su aparición milagrosa en nuestras dietas. La irrupción, desde entonces, ha sido total. Según un informe de la empresa Mintel, de 2011 a 2015 el número de superalimentos lanzados al mercado se ha incrementado en un 202%, incluyendo supercomida, superfrutas y supergrano (los garbanzos y el brócoli no suenan tan bien). Su crecimiento se puede apreciar también a través de internet. En el último año cada 0,13 segundos se le ha preguntado a los buscadores sobre ellos, sus beneficios o donde se pueden adquirir.

Como con todas las modas, Estados Unidos es donde más han crecido el consumo de estos productos en los últimos años. Para hacernos una idea, en 2015 este mercado aumento en un 30%, mientras que en Australia un 10% o en Alemania un 7%. España ni siquiera aparece en el ranking de los países que más compran este tipo de productos, pero los especialistas aseguran que la tendencia es creciente.

Marcas tan comerciales como Florette han querido aprovechar el tirón y desde hace unos meses comercializan dos ensaladas de superalimentos. Bajo el nombre de Vittalia, se han lanzado de cabeza y aseguraron durante su lanzamiento que “los superalimentos supondrán el 10% de nuestra cesta de la compra en los próximos años”.

Los superalimentos invaden toda nuestra vida, desde las redes sociales hasta los puestecillos del mercado. Han crecido tanto que incluso aparecen en el diccionario. The Oxford English Dictionary, se posiciona y lo define como “un alimento rico en nutrientes considerado especialmente beneficioso para la salud y el bienestar” mientras que en el diccionario Merriam-Webster se reserva sus posibles efectos medicinales y asegura que son “alimentos ricos en nutrientes, lleno de vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y fitonutrientes”. Más en la línea de los profesionales que alertan de la “estafa”.

“Los alimentos mágicos no existen”, dice, también, Augusto Corominas, catedrático de Fisiología de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Y esa es la promesa con la que se venden los llamados superalimentos sin fundamento científico alguno. Es cierto que algunos de ellos tienen componentes beneficiosos o alguna propiedad destacada, pero ésta también puede encontrarse en alimentos típicos de nuestra dieta mediterránea”.

Que tengan procedencia lejana del Amazonas o la India, sin embargo, favorece mucho el marketing.“Son saludables, sí, pero no tan extraordinariamente buenos como se están vendiendo para justificar su alto precio”, añade Corominas. “Tener nombres exóticos les da un halo de misterio e interés que hace que la gente dé más credibilidad a sus supuestas cualidades extraordinarias aunque, en realidad, también encuentras las mismas en un plato de lentejas o de espinacas de toda la vida”.

Alimentos que hemos dejado de lado por la quinoa, las bayas del goji, la maca, chia, espirulina, estevia, camu camu y guanaba. “Los alimentos que aquí se mencionan tienen compuestos de interés para la salud, que habrá que combinar e integrar en la dieta de forma adecuada”, afirma Ansorena. “Tenemos que dar más importancia a la dieta completa y su combinación con el ejercicio que a alimentos de forma independiente”.

Vaya, que de poco sirve desayunar bayas del goji si luego uno se come tres donuts o no se hace ejercicio alguno. “Lo más saludable, la mejor dieta, es la ingestión frecuente de vegetales y frutas diariamente”, recuerda Corominas. “Y en la dieta mediterránea hay muchísimas”.

En la venta de superalimentos hay, sin embargo un gran negocio. El creciente interés por la alimentación saludable, también ha hecho reaccionar a la industria tradicional. “Toda la industria alimentaria está haciendo un gran esfuerzo para desarrollar versiones más saludables de alimentos que pueden presentar ciertos inconvenientes desde el punto de vista de la salud”, añade Ansorena.

Además, en internet se pueden encontrar todo tipo de pequeñas empresas familiares que desde su huerta han dado el salto gracias a los superalimentos que cultivan. ¿Qué pensarán nuestras abuelas cuando en vez de comer hígado o berza nos ven atiborrándonos de kale y jengibre?

Pues algo parecido a lo que opina Corominas de la quinoa, “que no tiene más proteínas que las legumbres”, de las bayas de goji, “que aunque dice que va bien para la longevidad no se ha demostrado”, o de la maca, “que no levanta el libido”.

Según Corominas, en la dieta mediterránea hay superalimentos que nada tienen que envidiarle a los que llegan de tierras lejanas y cuestan 10 veces más por sus supuestas propiedades beneficiosas pendientes de demostrarse científicamente:

El tomate tiene mucho ligopeno y es anticanceroso.

Los cereales integrales y las lentejas mucha fibra.

Las habas pintas tienen tanto omega tres como la chia.

Guanaba no es mejor que las ciruelas rojas

Espinacas: mucho aporte proteico y mucha fibra, también aportan vitamina A y vitamina C.

Las uvas: polifenoles y resveratrol buenas para prevenir enfermedades cardiovasculares.

Para comer de manera más saludable, Ansorena añade otro consejo: “Cuidar las cantidades sobre todo”.

Que no existan superalimentos con propiedades mágicas no quiere decir que la alimentación no sea determinante en nuestra salud: “Lo que alarga la vida no son la bayas del goji, sino una dieta equilibrada y caminar mucho”, recuerda Corominas. “Hay que comer sobre todo fruta y verdura, un poco de pescado y muy poca carne”. Añade: “Y lo más importante, beber abundante agua y leer, leer mucho”.

www.elindependiente.com/economia/2017/01/01/no-existen-los-superalimentos/