21 Abr ‘Niñeras virtuales’: una ayuda para conciliar familia y teletrabajo.
Algunas empresas ponen a disposición de las familias servicios de cuidados y tutores ‘online’ para que sus hijos estén entretenidos o les ayuden a realizar las tareas del colegio.
Ana Camarero
Son las 07.15 horas de la mañana de un martes y añado a mi calendario otro día más de confinamiento. Desde una de las ventanas del salón miro al resto de las casas del vecindario. Pese a la hora, un gran porcentaje de ellas tiene ya la luz encendida de alguno de sus dormitorios. En aquellas ventanas que tienen descorridas las cortinas, las luces blanquecinas que se desprenden de las pantallas de los ordenadores llaman mi atención. Frente a ellas, muchos hombres y mujeres trabajan aprovechando las horas de sueño de los más pequeños de la casa, conscientes de que, cuando se abran las puertas de sus dormitorios, será complicado, en ocasiones casi heroico, conciliar teletrabajo y cuidado.
Para mantener a los chicos y chicas conectados a las enseñanzas de su curso, muchos centros educativos han puesto a disposición, a través de distintas plataformas, contenidos que les mantengan “enganchados” a los aprendizajes de las distintas materias. Pero, esta actividad “lectiva” forma parte de una franja horaria reducida del día. El resto, lo conforman muchas otras horas en las que resulta difícil para los progenitores mantener a los niños y niñas ocupados y poder al mismo tiempo seguir avanzando en sus trabajos, muchos de los cuales se extienden hasta primera hora de la tarde. Algunas empresas ponen a disposición de las familias niñeras virtuales y/o tutores online para que sus hijos estén entretenidos o les ayuden a realizar actividades del colegio.
Estas herramientas online ofrecen una ayuda extra a los padres y facilitan a sus hijos un refuerzo a determinadas asignaturas, tareas escolares o, simplemente, facilitan a los tutores un momento de pausa en una situación tan excepcional como la que los hogares atraviesan en estos momentos ante la crisis de salud pública propiciada por la aparición del coronavirus. Ana Jiménez-Perianes, psicóloga General Sanitaria, doctora por la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo y docente del Departamento de Psicología, describe este momento como “una situación especial” en la que muchos padres deben seguir teletrabajando, un hecho que imposibilita que puedan estar pendientes de manera constante de sus hijos. Por eso, Jiménez-Perianes valora estas iniciativas como un apoyo para determinados momentos, dejando claro que “hay que saber a quién confiamos nuestros hijos de la misma manera que los haríamos de manera presencial. De igual manera, hay que dejar claras las funciones del tutor o de la niñera virtual y la formación de la que disponen. Además, dependiendo de los objetivos que se plateen, la iniciativa puede ser muy difícil de llevar a cabo; no todo se puede hacer de manera online”.
En opinión de Cándida Filgueira Arias, directora del Máster Universitario en Formación para Profesor de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato de la Universidad CEU San Pablo, la introducción de la figura del tutor online en los procesos de enseñanza-aprendizaje exige de un análisis detallado sobre su inserción y adaptación en el ámbito educativo, así como su desempeño y participación en la adquisición de las competencias comprometidas en cada nivel educativo. Filgueira Arias detalla que en el actual escenario por Covid-19, “el rol asignado al e-tutor o e-profesor puede resultar beneficioso si el centro educativo del alumno no se ha adaptado al nuevo entorno de teledocencia, teniendo en cuenta que esta docencia no debe ser distinta a las directrices pautadas por el tutor presencial. En este sentido, podría representar un refuerzo educativo necesario y complementario análogo a las clases particulares que se imparten a domicilio”. Además, la directora del Máster Universitario en Formación apunta la necesidad de aprovechar los recursos que nos ofrece el e-learning para imprimir un cambio en la metodología respecto al rol del tutor, “pero esta debe adaptarse no solo en cada nivel, sino a las características personales e individuales de cada uno de los alumnos”.
Ante una posible utilización de estos servicios en detrimento del modelo educativo al que está acostumbrado el niño o la niña, la profesora Filgueira Arias manifiesta que “la implementación y/o adaptación a estas metodologías tecnológicas deben estar alineadas (acordes), con el desarrollo de las clases presenciales seguidas en los centros educativos. Partiendo de esta premisa, este tipo de docencia exige determinar las técnicas y competencias más adecuadas para la acción tutorial virtual y requiere de una seria reflexión sobre el uso de las herramientas disponibles para este fin, puesto que supone una nueva comunicación profesor-alumno (no hay barreras de espacio-tiempo). Por lo tanto, la contribución que reporta en entornos en los que los progenitores no disponen de recursos, preparación, ni tiempo, es importante, aunque no debemos olvidar que, aún en estas situaciones extraordinarias, la intervención y cooperación de los padres en la formación de sus hijos es y será siempre fundamental”
Junto al uso de estos servicios puramente educativos, estas plataformas ofrecen también la posibilidad de emplear a su personal en labores de entretenimiento como cuidador o niñera online para desarrollar otras actividades con los niños y niñas como dibujar, hacer manualidades, practicar juegos, contarles cuentos e, incluso, hacer ejercicio. Amaya Prado Piña, Vocal Junta de Gobierno Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP), ve desaconsejado el uso de este tipo de servicios durante la primera etapa de la educación infantil (0 a 3 años) puesto que “es prácticamente imposible que los niños y niñas a estas edades mantengan la atención; necesitan moverse continuamente y cambiar de actividad”. En las etapas educativas de Primaria o Secundaria, la psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos apunta a la búsqueda de una alternativa intermedia que recaería en la figura de una persona que ya conozca al niño o la niña y que no le resulte ajena.
“Este profesional conocería ya al niño, sus hábitos, su comportamiento, etcétera”. Si hay que recurrir a este tipo de servicios online, Prado Piña comenta que “el requisito fundamental es que la persona sea conocida. Si este perfil no fuera posible, y los padres tuvieran que contratar este tipo de servicios, deben ser empresas que presenten un buen cribado de sus profesionales, que estén avaladas y que tengan una experiencia con formación como docente en la materia que los padres solicitan”. Además, ante el uso de este tipo de plataformas, la vocal de COP aconseja a los progenitores que hablen con sus hijos y les expliquen la situación que estamos atravesando y por qué recurren a este tipo de ayuda. Asimismo, esta psicóloga comenta que “el padre o la madre tendrían que supervisar ese momento en el que su hijo o hija está conectado a este tipo de servicio, no “enchufarlo” a la tableta sin más. El uso de ese servicio debería hacerse para un momento muy concreto, porque el tutor tenga una reunión que no se puede anular, un proyecto que debe explicar en un momento dado, etcétera”.
Amaya Prado Piña sostiene que hay que intentar conciliar el resto del día y, para ello, “las empresas en las que trabajan los tutores deben intentar ser flexibles para no propiciar más ansiedad a los padres, porque esta época de confinamiento está generando niños más nerviosos, irritados e inquietos”. Por eso, esta experta en psicología envía un mensaje importante a los padres: “atravesamos una situación excepcional que requiere de medidas excepcionales. Es necesario mucha más flexibilidad, serenidad y paciencia. Hay que animar a los progenitores y reforzarles, porque lo que están haciendo es formidable”. Esta experta asegura que en el Colegio Oficial de Psicología “estamos viendo padres muy angustiados, niños muy presionados. Sería conveniente poner a disposición de muchos tutores un servicio externo para aquellos que en estas circunstancias se encuentran agobiados”.
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